L D (EFE) El ala-pívot español fue el motor ofensivo del equipo, pero se vio limitado por sus obligaciones defensivas, que no convencieron al técnico, quien le relegó medio partido al banquillo. Memphis perdió el segundo partido de pretemporada, pero lo hizo ante un rival que pugnará un año más por el título. El encuentro de Francia estaba pensado para ser un exhibición de Tony Parker, formado en París y que por primera vez jugaba en la capital francesa desde que se marchó a la liga profesional estadounidense. Fue elegido el mejor del partido.
El equipo de San Antonio ha demostrado que tiene más calidad que los Grizzlies y, sin forzar, se ha impuesto de forma clara a un combinado que todavía no ha encontrado la eficacia en su juego. Gregg Popovich apenas empleó a Tim Duncan y ahorró minutos a algunos de sus titulares. A la buena actuación de Parker (19 puntos y cinco pases decisivos) se sumó un brillante Emanuel Ginobili. El argentino gana espacio y minutos en San Antonio.
París se vistió del más puro estilo estadounidense y nada faltó a la fiesta. Y aunque en Francia arrecian las críticas al "modelo americano", nadie quiso perderse el espectáculo. Empezando por la selección francesa que, al completo, dejó la concentración de Clairefontaine donde preparan el partido del próximo sábado contra Israel. O el antiguo primer ministro Lionel Jospin, gran aficionado al baloncesto.
Gasol fue el alma ofensiva del equipo en los primeros minutos. Todo el ataque pasaba por sus manos y durante unos minutos, los Grizzlies dominaron en el luminoso. Hasta que a la mitad del primer cuarto, el técnico de los Grizzlies, Hubie Brown, dedicó dar descanso a Gasol, cuando el catalán había logrado nueve puntos, la mayoría de los del equipo de Tennessee. Sin la aportación de Gasol, el juego ofensivo de Memphis se resintió y, pese a la buena voluntad de Williams y de Miller, San Antonio cobró el mando del marcador. Brown no reaccionó, mantuvo a Gasol en el banco y el equipo no supo encontrar otro vivero de puntos.
El técnico parecía más preocupado de fortalecer su defensa, la línea débil de la pasada temporada, que de dar soluciones al ataque del equipo. Gasol volvió a disfrutar de la mitad del segundo cuarto, pero ahora con mayores obligaciones defensivas. Al catalán le tocó bailar con la más fea, y la más fea en San Antonio es Tim Duncan, elegido en las dos últimas temporadas mejor jugador de la NBA. Nervioso y perdido, pendiente de las reacciones de su técnico, Gasol fue una caricatura del jugador que había roto la defensa rival en el primer cuarto.
Y la tónica del partido no cambió. A medida de que el catalán se diluía en tareas defensivas en el campo rival cobró fuerza la figura de Tony Parker, empujado por el público. El francés rompió una y otra vez la defensa de Memphis y se ganó a pulso las ovaciones del respetable y el título de MVP del partido, que parecía hecho a su medida. Gasol volvió a jugar la mitad del último cuarto. Pero San Antonio ya sabía que era el hombre a defender y la distancia en el marcador no bajó de los ocho puntos.
El equipo de San Antonio ha demostrado que tiene más calidad que los Grizzlies y, sin forzar, se ha impuesto de forma clara a un combinado que todavía no ha encontrado la eficacia en su juego. Gregg Popovich apenas empleó a Tim Duncan y ahorró minutos a algunos de sus titulares. A la buena actuación de Parker (19 puntos y cinco pases decisivos) se sumó un brillante Emanuel Ginobili. El argentino gana espacio y minutos en San Antonio.
París se vistió del más puro estilo estadounidense y nada faltó a la fiesta. Y aunque en Francia arrecian las críticas al "modelo americano", nadie quiso perderse el espectáculo. Empezando por la selección francesa que, al completo, dejó la concentración de Clairefontaine donde preparan el partido del próximo sábado contra Israel. O el antiguo primer ministro Lionel Jospin, gran aficionado al baloncesto.
Gasol fue el alma ofensiva del equipo en los primeros minutos. Todo el ataque pasaba por sus manos y durante unos minutos, los Grizzlies dominaron en el luminoso. Hasta que a la mitad del primer cuarto, el técnico de los Grizzlies, Hubie Brown, dedicó dar descanso a Gasol, cuando el catalán había logrado nueve puntos, la mayoría de los del equipo de Tennessee. Sin la aportación de Gasol, el juego ofensivo de Memphis se resintió y, pese a la buena voluntad de Williams y de Miller, San Antonio cobró el mando del marcador. Brown no reaccionó, mantuvo a Gasol en el banco y el equipo no supo encontrar otro vivero de puntos.
El técnico parecía más preocupado de fortalecer su defensa, la línea débil de la pasada temporada, que de dar soluciones al ataque del equipo. Gasol volvió a disfrutar de la mitad del segundo cuarto, pero ahora con mayores obligaciones defensivas. Al catalán le tocó bailar con la más fea, y la más fea en San Antonio es Tim Duncan, elegido en las dos últimas temporadas mejor jugador de la NBA. Nervioso y perdido, pendiente de las reacciones de su técnico, Gasol fue una caricatura del jugador que había roto la defensa rival en el primer cuarto.
Y la tónica del partido no cambió. A medida de que el catalán se diluía en tareas defensivas en el campo rival cobró fuerza la figura de Tony Parker, empujado por el público. El francés rompió una y otra vez la defensa de Memphis y se ganó a pulso las ovaciones del respetable y el título de MVP del partido, que parecía hecho a su medida. Gasol volvió a jugar la mitad del último cuarto. Pero San Antonio ya sabía que era el hombre a defender y la distancia en el marcador no bajó de los ocho puntos.