Fútbol, tenis, Fórmula 1, golf, lucha libre, boxeo, atletismo, carreras de caballos… pocos deportes han podido evitar la tentación de los fondos de Oriente Medio. Una atractiva oferta económica, superior a la del resto de mercados, que viene manchada por la procedencia del dinero. ¿Ingresos extraordinarios o respetar los derechos humanos? La mayoría de los dirigentes han optado por lo primero, por llenarse aún más los bolsillos, y no pelear por un mundo más justo, donde se respeten los derechos de la mujer, homosexuales o no se descuartizan a periodistas que no son afines a un régimen, como fue el caso de Jamal Khashoggi. Este asesinato dio la vuelta al mundo provocando una reacción en Arabia Saudí, país que ahora trata de invertir todavía más dinero para atraer eventos deportivos con la intención de mejorar la imagen en el exterior.
Esta semana se disputa la Supercopa de España fuera de España. Más allá de arrebatarles esta competición a los seguidores de los cuatro clubes implicados, es clave el lugar donde se celebrará. No es lo mismo jugar en Miami (Estados Unidos), donde también pagarían una suma más importante que en España, que Riad, la capital de Arabia Saudí. Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), ha sucumbido a la tentación del dinero procedente del petróleo, pero no es ni mucho menos el único. Él alega que lo hace por los clubes de fútbol más modestos a los que reparte gran parte del dinero que obtiene de la Supercopa. Es su justificación, pero Rubiales no deja de ser uno más en el océano.
El deporte es, cada vez más, un negocio, política. Los conflictos diplomáticos entre los países de Oriente Medio tienen su extensión en los deportes. Desde hace cinco años, Qatar y Arabia Saudí mantienen una fuerte pelea también por ver quién organiza más competiciones o quién gana la Champions League. Abu Dhabi fue el primero en fijarse este objetivo al comprar el Manchester City. Le siguió Qatar con el París Saint-Germain y desde hace unas semanas y tras varias ofertas rechazadas, Arabia Saudí consiguió meterse en la Premier League con la adquisición del Newcastle.
Qatar comenzó con mucha fuerza. Se adjudicó el Mundial de fútbol, el Mundial de atletismo o el Mundial de MotoGP, pero Arabia Saudí está ganando cada vez mayor relevancia internacional gracias a Mohammad bin Salmán. El príncipe heredero es el reciente nuevo propietario del Newcastle y está demostrando que el dinero puede conseguirlo todo... o casi todo. La Premier League, la competición que más se opuso a la Superliga, también se opuso a la compra del club: no quería que el Fondo Soberano de Inversión de Arabia Saudí inyectara dinero en el Newcastle desvirtuando la competición. Pero fue una queja tibia, que duró apenas unos días. La compra del club inglés es un movimiento importante de Bin Salman que, en 2016, publicó su programa Saudi Visión 2030, un plan diseñado para que el país se prepare para un futuro en el que no dependa del petróleo y para ello era clave el deporte y gracias a él, mejorar la reputación del reino a nivel internacional. El país está invirtiendo grandes sumas de dinero y se calcula que la cantidad total rondará el trillón de dólares. Pero es fundamental que se cambie la visión que se tiene del país en el resto del mundo.
Y es que Arabia Saudí es uno de los países donde más se sigue aplicando la sentencia de pena de muerte. Mujeres y homosexuales siguen sin tener los mismos derechos, se encarcelan opositores al régimen o activistas de los derechos humanos y su guerra con Yemen ha provocado la muerte de millones de civiles. A pesar de todo ello, este país ha demostrado ser un gran aliado de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Según adelantó 2Playbook, el acuerdo para que la Supercopa se dispute en Arabia Saudí se ha ampliado hasta 2029 a cambio de 320 millones de euros, a razón de 40 millones por año para las arcas de la RFEF. España sólo está siguiendo la estela de Italia, que fue la primera en buscar ingresos extra en Oriente Medio. Primero fue en Qatar y luego en Arabia Saudí. Sin embargo, hace justo un año tomaron una decisión "simbólica" y tras dos años disputando la final en Yeda y Riad, optaron por que la competición regresara a casa. El Barcelona, con Xavi Hernández a la cabeza, disputó un partido homenaje a Maradona. ¿En Argentina? No, fue en Riad, Arabia Saudí. Allí fueron a disputar un amistoso el pasado 14 de diciembre ante Boca Juniors. El dinero siempre es bien recibido y más en la actual situación del Barcelona. Ingresó 2 millones de euros por este amistoso.
Tras más de diez años en Latinoamérica, el Rally Dakar, el raid más importante y duro del mundo y que se está disputando estos días, cambió de continente y tiene lugar en Arabia Saudí. A pesar de la oposición de varios pilotos, la empresa Amaury Sport Organisation (ASO), la misma que organiza el Tour de Francia, ha vendido el Rally a Arabia para cinco años. Pero si hablamos de carreras, ahí no hay competencia. Manda la Fórmula 1. ¿Qué país no tiene su propio Gran Premio? Esto es como no tener portero en un partido de fútbol. Ningún jeque se puede permitir no albergar una carrera. El Mundial se ha ampliado a 21 carreras y no iban a faltar las citas en Oriente Medio a pesar de la oposición de varios pilotos, entre ellos dos campeones del mundo como son Lewis Hamilton y Sebastian Vettel. El campeonato ha arrancado en Bahrein, carrera que siempre tiene más atractivo al ser la primera y los tres últimos Grandes Premios han sido en Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Desde 2019 y durante diez años más por lo menos, también se disputa el torneo de golf Saudi International. Y como el dinero puede con todo, hasta para ampliar las fronteras, dicho campeonato perteneció al circuito europeo. En 2021 ya pasó a ser un torneo asiático, pero hace unos días el Fondo Soberano se convirtió en nuevo patrocinador y se estima que el premio para el ganador supere los 5 millones de dólares que se llevó el último vencedor, el estadounidense Dustin Johnson.
Un año antes, la American Wrestling Federation (AWF), la federación de lucha libre profesional estadounidense, también firmó un acuerdo por diez años para que se realicen dos grandes eventos anuales. Desde entonces, se han celebrado cinco eventos que, según Wrestlenomics, han recaudado más dinero que los 36 anteriores fuera de Arabia Saudí que pagaría 50 millones de dólares por cada evento. A comienzos de 2021, pero esta vez en Abu Dhabi, se disputó el esperado combate entre Conor McGregor y Dustin Poirier.
Y, claro, falta el boxeo, uno de los deportes que más interesa en Arabia Saudí porque es uno de los que más se ve en todo el mundo. La pandemia ha frenado los planes del país, pero sirva como ejemplo el combate que se disputó a finales del 2019: la revancha entre Andy Ruiz y Anthony Joshua. Fue uno de los combates del año, la pelea por el título mundial de los pesos pesados. Joshua, campeón olímpico, es una estrella mundial y había perdido el título mundial en el Madison Square Garden. Se había pactado una revancha y se especula que 100 millones de dólares convencieron a la organización para que se realizara en el Diriyah Arena, Arabia Saudí.
El tenis ha tardado en llegar a Oriente Medio, pero está a punto de meter la cabeza de lleno con la Copa Davis. Según el periódico The Telegraph, Abu Dhabi y la empresa Kosmos, propietaria de los derechos que preside Gerard Piqué, han llegado a un multimillonario acuerdo por cinco años para que la capital de los Emiratos Árabes Unidos sea una sus sedes. Arabia Saudí se quedaría atrás en este deporte, pues no cuenta con ningún torneo de la ATP, pero aun así ha conseguido organizar un torneo con algunos de los mejores tenistas del mundo. El pasado diciembre se disputó la Diriyah Tennis Cup con Stanislas Wawrinka, Fabio Fognini, David Goffin, John Isner, Gael Monfils y el gran aliciente, Daniil Medvedev. Los tenistas se repartieron casi tres millones de dólares.
La cosa no se queda aquí. Los caballos son muy populares en Oriente Medio y aunque en España no tengan mucha audiencia, sí mueven bastante dinero. Y hay una gran rivalidad entre los países más poderosos. Orgullo y dinero. La Saudi Cup se disputa en febrero en el Hipódromo King Abdulaziz y ha superado ya a la Copa del Mundo, que se disputa en Dubai, como la carrera que otorga el mayor premio del mundo. Sobre la arena continúa esa rivalidad ya que ganó el caballo Mishriff, propiedad de Salman Bin Faisal, príncipe de Arabia Saudí. El dinero atrae a los mejores en cada deporte.
El ciclismo ha tardado, pero en 2020 se disputó la primera edición del Tour de Arabia y aunque este artículo se ha centrado principalmente en el auge de Arabia Saudí, no hay que obviar a los otros grandes ricos que cada vez más tienen más poder en el deporte. El dinero puede con casi todo, hasta para que se dispute un Mundial de fútbol en invierno, en mitad de la temporada. Todo sigue adelante, a pesar de todo. A pesar de que se ha demostrado que Mohamed bin Hamman, el más alto ejecutivo del fútbol en Qatar, pagó 3,6 millones a una treintena de miembros de la FIFA y, claro, a pesar del fallecimiento de miles de obreros en la construcción de los estadios de fútbol. Y es que la pequeña península de Qatar quiere demostrar que están capacitados de albergar cualquier campeonato, sea el que sea. En 2019 ya se disputó el Mundial de atletismo pese cualquier lógica. El dinero puede con todo, incluso a tomar decisiones en contra de la salud de los deportistas. 32 grados, más de 40 de sensación térmica. Aquel mundial tuvo carreras por la noche y aun así hubo retiradas masivas. ¿Cuáles son los límites? ¿Hasta dónde se plegará el mundo ante el dinero de Oriente Medio?