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Diego Simeone despierta muchas dudas tras la derrota ante el Mallorca

El técnico argentino planteó el partido ante el Mallorca pensando en la ‘final’ del martes en Oporto, y le salió rana.

El técnico argentino planteó el partido ante el Mallorca pensando en la ‘final’ del martes en Oporto, y le salió rana.
Simeone ante el Villarreal. | EFE

Atrás quedan esos días en los que se podía vaticinar el resultado del partido del Atlético de Madrid incluso antes del pitido inicial. Solo quedan cenizas de aquel equipo sólido en defensa y armónico tanto en la presión como en la recuperación. La idea utópica de ‘marcar primero y se acabó el partido’ pasó de concepto a realidad gracias a Diego Pablo Simeone, pero la plantilla rojiblanca actual es incapaz de hacer eso, principalmente porque lo que tiene el técnico argentino en el vestuario ya no son guerreros, son jugadores de fútbol con talento para manejar el balón.

En cuanto a calidad individual, es la mejor plantilla que ha dirigido Simeone, jugadores capacitados para tener el balón y dominar el juego, pero es eso lo que no termina de encajar. Simeone nunca ha querido la posesión, siempre ha jugado mucho más cómodo cuando era el otro equipo el que llevaba la voz cantante. El potencial de su plantilla no casa con los contragolpes y el cerrarse atrás.

Ha perdido mucho en defensa, y aunque siga replegando al equipo entero, ya no es lo mismo. La zaga es mucho menos regular y el centro del campo titular del entrenador argentino es más creativo de cara a atacar, que sacrificado a la hora de defender. Dos líneas imprescindibles para un Simeone que tiene una idea arraigada en la cabeza.

Esa idea le ha dado muchos triunfos y algún que otro título, pero sobre todo ha colocado al Atlético de Madrid dentro de los clubes ‘top’ de Europa durante muchos años. Una idea fuerte, capaz de desesperar a cualquier equipo aspirante a todo, un matagigantes. El problema es que Simeone tiene una idea, pero sus jugadores saben hacer mucho más, o por lo menos, saben hacerlo de otra manera.

La derrota del sábado ante el Mallorca significó la renuncia absoluta a una filosofía que el técnico rojiblanco lleva por bandera, y que ha contagiado a sus jugadores, como dijo Koke tras el partido: "Nosotros vamos ‘partido a partido’". Pero la cabeza de Simeone no estaba en el Wanda Metropolitano, sino en el Estadio Do Dragão de Oporto.

Se encuentra contra las cuerdas en Champions, es normal que quiera reservar a sus mejores jugadores para hacer frente a un Oporto que, sin crear apenas peligro, le recordó lo que es la solidez defensiva en el partido de ida. Lemar, Suárez, Hermoso y Joao Félix, cuatro piezas imprescindibles en los planes de Simeone que vieron la primera parte del encuentro desde el banquillo. Todos menos Hermoso, que tuvo que sustituir a Savic en el minuto 11.

Los otros tres presenciaron en primera línea la épica remontada de un Mallorca que, hasta el minuto 80, solo había visto puerta en una ocasión. Franco Russo (min. 80) y Takefusa Kubo (min. 90) le dieron la vuelta al partido ante un Atleti relegado al quinto puesto de la tabla y a 10 puntos del líder, el Real Madrid.

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