Los tres jugaron de maravilla y los tres tenían una vendetta personal encima de la mesa. Bien es cierto que la llamada más importante fue la de Luis Suárez haciendo el gesto del teléfono en dirección al palco que ocupaba Ronald Koeman, sin embargo, Lemar y Joao Félix también tenían el móvil cargado al 100% para ajustar cuentas. En el caso del francés, las llamadas y los mensajes llevan tiempo callando bocas, pero Joao estaba deseando a su vez coger el teléfono para fundir la batería de tanto usarlo. Dicho y hecho. Llamada a tres en un Metropolitano a rebosar y 2-0.
Luis Suárez, Joao Félix y Lemar fueron los tres pilares en los que el Atlético sustentó su victoria. Simeone optó por ser fiel a su estilo y, pese a que mucha gente le pedía ir a la yugular del Barcelona dominando y atacando, el Cholo no dejó pasar el partido que el Benfica le hizo a los culés unos días antes. Simeone fue ofensivo, sí, pero muy inteligente regalando el control y usando el contragolpe como arma rojiblanca. El argentino preparó un partido parecido al de Lisboa para dar picotazos en las transiciones y el Barcelona no paró de rascarse cada vez que Joao, Lemar y Suárez se encontraban. Joao, Suárez, Lemar, 1-0. Joao, Lemar, Suárez, 2-0. Dos golpes, portería a cero y tres puntos, es decir, un Atlético de Madrid reconocible.
Volviendo a las vendettas y con el partido del sábado como máximo exponente de las mismas, Simeone tiene ante sí la oportunidad de traducir la competencia interna que siempre ha exigido en oro puro para el Atlético. Pongo varios ejemplos. Al inicio del año, Correa se salía. Se habló incluso de Correadependencia. ¿A quién le tocaba esperar su oportunidad? A Joao Félix. Pasaron los días y fue Lemar el que se autoimpuso el dependencia al final de su apellido. ¿A quién le tocó esperar entonces porque ya no estaba tan acertado? A Correa. Más ejemplos. Que falta equilibrio en el centro... aparece Kondogbia. Que se necesita más pausa en las transiciones... hola, me llamo Rodrigo de Paul. En poco más de un mes de competición, el Atlético le ha colgado el dependencia a los apellidos o nombres de Correa, Lemar o Luis Suárez. Ahora, viendo el nivel que tiene, puede que se lo adjunten pronto a Joao Félix. Y puede que con un poco de descanso eso mismo le acabe pasando a Marcos Llorente, Koke o Griezmann.
Tanta alternancia en esa dependencia es una bendición y el sueño de todo entrenador. Simeone, si todo va bien, tendrá siempre a uno o varios jugadores enchufados y al resto esperando para decir "ey, que yo también estoy aquí". Lógicamente de él también dependerá que todos se sientan importantes, pero si lo consigue, el Atlético tiene todo el derecho del mundo a soñar con otra temporada grande en el Wanda Metropolitano. Solo hay que ver lo que pasó ante el Barcelona. Cada jugador tenía una cuenta pendiente consigo mismo o con alguien del exterior. Suárez quería llamar a Koeman y Bartomeu. Lemar a los que querían echarle en su día. Joao a los que dudaban de él. Y no me olvido de jugadores como Giménez, que dio un recital de jerarquía con el 100% de duelos ganados, el 100% de disputas aéreas ganadas y un total de 15 despejes y 9 recuperaciones. Todo eso se traduce en una plantilla dispuesta a retroalimentarse continuamente con desafíos personales que impulsen al grupo.
Este Atlético sigue teniendo hambre y, aunque el físico le está fallando, el banquillo y las alternativas de la plantilla rojiblancas deben servir de rebufo a los jugadores que en algún momento no encuentren su mejor versión. Si Suárez, Joao y Lemar bajan el nivel, relevo con Griezmann, Correa o Cunha. Si Correa baja, vuelve Joao. Si Lemar sigue de sobresaliente, el resto a entrenar más fuerte. Falla Koke, entra De Paul. Se necesita recuperación, aparece Kondogbia. Carrasco baja, turno para Lodi. Central en problemas, que vuelva Felipe. Y así uno detrás de otro, porque es tan fácil como la famosa frase de Luis Aragonés en la Eurocopa de 2008: "El que esté cansado que levante la mano y sale un compañero".
Así debe ser el Atlético. Un pelotón de ciclistas dándose relevos para que a final de año estén en lo más alto del cajón. Si toca montaña, especialistas en montaña. Si toca contrarreloj, velocistas al frente. Y si toca proteger a uno de los líderes porque está mal, todos alrededor y le llevamos juntos hasta la meta. Ahora llega el parón y la jornada aplazada y eso debe ser un punto de inflexión para un pelotón colchonero que además podrá dar descanso a Marcos Llorente y Savic, tocados muscularmente tras el duelo del fin de semana. Además, Milán y Barcelona le han dado al Atlético tranquilidad en Champions y coliderato en Liga. El parón y el aplazamiento les darán más aire todavía. Es hora de aprovechar las oportunidades y si el Atlético lo hace, la factura del teléfono colchonero será alta, pero a la vez victoriosa. ¡Qué sigan llamando!