El futbolista alemán de origen turco Sezer Öztürk está en búsqueda por la Policía de Turquía, después de supuestamente matar a un hombre durante una pelea. Testigos aseguran que Öztürk disparó a varias personas con las que estaba discutiendo porque no le dejaban continuar adelante con su coche en Çekmeköy, en la carretera de Şile Paşaköy, Estambul.
Öztürk iba en un coche con un amigo cuando se encontraron con que la carretera estaba obstruida por varias personas. Según se relata, pidieron que se despejara la carretera para poder continuar, y cuando iban a hacerlo comenzó una discusión por motivos que todavía se desconocen, y de ahí a una pelea en la que se usaron diferentes armas.
El exfutbolista de Bayer Leverkusen o Fenerbahce, y que actualmente, con 35 años, se encuentra sin equipo, habría disparado desde su vehículo terminando con la vida de Halil İbrahim S. Cuatro personas más resultaron heridas. Öztürk y su amigo huyeron rápidamente del lugar. Este lunes el juzgado Penal de Paz número 10 de Estambul ha emitido una orden de búsqueda.
No sería, ni mucho menos, el primer caso de un futbolista que termina en la cárcel por asesinato.
Bruno Fernandes, el portero asesino
Bruno Fernandes era un portero sobrio, seguro, con un brillante futuro por delante. Titular y referente en el Flamengo campeón de la liga brasileña del 2009, su nombre sonaba con fuerza para ser incluido en la lista de la selección brasileña para el Mundial de Sudáfrica del 2010. Ese mismo verano, de hecho, estuvo a un paso de fichar por el Milan.
Pero nada de eso fue posible. La mañana del 8 de julio de 2010 Bruno Fernandes era arrestado por la policía, acusado de asesinato. No sólo eso; también de rapto, esconder el cuerpo, formar parte de una banda criminal organizada... toda una barbarie. Se acababa el portero. Había nacido el asesino.
Se descubrió que al margen del fútbol a Bruno Fernandes le encantaba la fiesta, el alcohol, y las mujeres. Eran muchas las chicas brasileñas que afirmaban haber vivido una aventura con el futbolista. Pese a que estaba casado.
Eliza Silva Samudio fue la última en aparecer. Modelo y actriz porno, se conocieron en una fiesta, y ambos terminaron juntos en la cama. Pero ésta se quedó embarazada. Y en febrero de 2010 nacería el niño. De nombre, Bruno.
La solución que hallaron Bruno y sus amigos para terminar con tanta presión fue acabar con la vida de Eliza. Entre varios, la secuestraron, la mataron en el coche, la llevaron a una finca, la descuartizaron, y lo limpiaron todo. El cadáver fue esparcido por un bosque, donde fueron enterradas algunas partes, mientras otras fueran echadas a una manada de rottweilers.
Bruno Fernandes da Souza sería condenado a 22 años de cárcel, 17 en régimen interno, tras ser declarado asesino intelectual de Eliza Silva. El último informe aparecido sobre el suceso apunta a que Bruno estuvo presente mientras sus amigos asesinaban a la madre de su hijo. "Es un monstruo", dijo de él el jefe de la investigación.
Gavin Grant, asesino antes que futbolista
Mucho menos conocido mediáticamente fue el caso, casi paralelo en el tiempo, del futbolista británico Gavin Grant. Un delantero llamado a consolidarse en el fútbol ingés inglesa a tenor de una indudable calidad, pero que nunca llegó a despegar.
El motivo se conoció años después: en 2004, justo cuando su carrera comenzaba a arrancar, Grant había asesinado a Leon Labastide, un joven de 21 años de quien Grant afirmaría que era amigo para no reconocer su asesinato. Pronto se descubriría que había líos de drogas, dinero y chicas de por medio, lo que había provocado ya varios altercados entre ambos.
Aquella tarde, sin pensárselo dos veces, se presentó hasta la casa donde Leon residía con sus padres, en Stonebridge Park Estate, y le disparó, junto a dos compañeros, en más de treinta ocasiones según el veredicto.
Gavin Grant no sería detenido hasta seis años después, el 23 de julio de 2010. Sería condenado a cadena perpetua.
El terrible caso de Cevher Toktas
Mucho más reciente es el caso del futbolista turco Cevher Toktas, del Bursa Yildirim Spor.
El 23 de abril de 2010, día en que su hijo era ingresado en el hospital de Bursa con síntomas de coronavirus, decidía acabar con su vida. "He presionado la almohada sobre la cabeza de mi hijo durante 15 minutos. Mi hijo estaba agonizando. Sin embargo, seguí imprimiendo con la almohada hasta que murió", confesaría ante el tribunal.
"Nunca le quise, desde su nacimiento. No sé por qué no lo quería. La única razón de haberlo matado fue esa, que no le quise. No tengo ningún problema mental", sentenció Toktas. Una noticia que conmocionó al mundo.
El futbolista fue enviado a prisión bajo el cargo de asesinar a un pariente cercano, y sigue pendiente de que se emita una condena.