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La tragedia que terminó con los sueños del fútbol uzbeko

El 11 de agosto de 1979 la plantilla del Pakhtakor Tashkent, equipo de Uzbekistán en la elite del fútbol soviético, fallecía en un accidente de avión.

El 11 de agosto de 1979 la plantilla del Pakhtakor Tashkent, equipo de Uzbekistán en la elite del fútbol soviético, fallecía en un accidente de avión.
Imagen del accidente de avión en Dniprodzerzhynsk, en el que falleció la plantilla íntegra del Pakhtakor Tashkent. | Archivo

El 11 de agosto de 1979 una colisión entre dos aviones cerca de la ciudad soviética de Dniprodzerzhynsk terminó con la vida de los 178 ocupantes de ambos aviones. Entre ellos, la plantilla íntegra del Pakhtakor Tashkent, el equipo de la capital de Uzbekistán. El único de la república que formaba parte de la elite del fútbol soviético.

A él se aferraban todos los uzbekos. Su nombre, Pakhtakor, que en español significa "algodonero", aún reforzaba más aquel vínculo, pues en aquellos años era una de las mayores industrias de la república de Uzbekistán, miembro de la URSS, y en la que trabajaba gran parte de la población.

Fundado en 1956, en 1968 se convirtió en el único club de Asia Central que disputaba una final de la Copa Soviética (cayó ante el Torpedo Moscú 1-0). En los años 70 se consolidó en la primera división de la URSS, tras continuos ascensos y descensos. Lo que, teniendo en cuenta las lógicas desventajas respecto a los equipos más cercanos al régimen, hizo que se convirtiera en un verdadero orgullo para los más de 15 millones de uzbekos.

Y lo hizo, en gran parte, gracias a la inmigración. A Uzbekistán llegaron a comienzos de la segunda mitad del siglo XX diferentes comunidades y etnias, especialmente para trabajar en la industria algodonera.

La coreana y la helénica eran quizá las más importantes. Y de ahí procedían los dos mejores futbolistas del equipo en aquellos años 70: el uzbeko-coreano Mikhail An, y el uzbeko-griego Vasilis Hatzipanagis.

Mikhail An era un centrocampista de gran calidad, un creador de juego que terminaría por convertirse en un icono en el fútbol soviético, llegando a ser internacional con la URSS.

Hatzipanagis, por su parte, fue un habilidoso delantero, considerado por muchos como el mayor talento jamás surgido del fútbol griego. Nacido en Taskent, debutó en el primer equipo con apenas 17 años, y en 1974 y 1975 fue designado segundo mejor jugador de la liga soviética, sólo superado por Oleg Blokhin en ambas ocasiones. Sus orígenes le hicieron volver a Grecia en 1975, cuando los equipos más potentes de la Unión Soviética querían hacerse con sus servicios, en lo que se convirtió casi en un asunto de estado. Debido a las trabas para su salida de la URSS terminó recalando en el Iraklis, pero lo que debía ser un simple salvoconducto terminó por suponer su cárcel futbolística (aunque esa es otra historia...). Si bien aquello probablemente le salvara la vida. Le salvara del accidente de avión.

Porque el 11 de agosto de 1979 la plantilla al completo del Pakhtakor Tashkent debía dirigirse a Minsk para enfrentarse al Dinamo. Tras una escala en el aeropuerto de Donetsk, Ucrania, despegaba de nuevo hacia la capital bielorrusa, pero no llegaría jamás. La tragedia se produjo cuando se sobrevolaba la población de Dniprodzerzhynsk, actualmente Kamianské, aún en suelo ucraniano.

Un controlador aéreo comprobó cómo el trazado del vuelo se cruzaba con el de otro avión, que se dirigía a Moldavia. Se ordenó a uno de los aviones que escalara a 9000 metros; y, supuestamente, el control recibió una confirmación del avión al mensaje enviado. Pero al parecer la señal había llegado a ambos aviones. De ese modo, terminaron por colisionar en una nube, a 7900 metros de altitud.

Todos los ocupantes, 178 personas, fallecieron en el accidente. Entre ellos los 17 jugadores del Pakhtakor Tashkent –Mikhail An y el también internacional Vladimir Fyodorov incluidos-, así como el cuerpo técnico.

Como tantas otras ocasiones, el Partido Comunista Soviético trató de ocultar lo acontecido. No se informó nunca del accidente. Tan solo, una semana después, se publicaba el entierro de los futbolistas. Sin indicarse en ningún momento el motivo de su muerte. Sólo con el paso de los años se pudo conocer la historia, y se llevó a cabo un juicio que determinó condenas de cárcel para dos controladores aéreos.

Incluso algunas fuentes apuntan a que ese preciso día el Secretario General del PCUS y líder de la Unión Soviética Leonid Brezhnev se dirigía a Crimea, con lo que se despejó el tráfico aéreo de la zona, condensando de ese modo el tráfico en otras zonas. Entre ellas, donde se produjo el fatídico accidente.

Una obligada reconstrucción

A pesar de la tragedia, las autoridades soviéticas, quizá en su afán de disminuir la misma, obligaron al equipo a continuar la competición. De hecho, sólo 12 días después de que fallecieran todos los miembros de su plantilla, el Pakhtakor Tashkent estaba disputando un encuentro de la liga soviética.

Para lograrlo, se ordenó al resto de equipos a que prestaran a tres futbolistas al conjunto uzbeko; y le perdonaron el posible descenso durante tres temporadas. Oleh Bazylevych, técnico del Pakhtakor Tashkent y que no viajaba en el fatídico vuelo, fue el encargado de rearmar a un conjunto que terminó durante las cuatro temporadas siguientes en mitad de tabla. Sí perdería la categoría en 1984, y ya no volvería jamás a la primera división.

En 1991, tras la disolución de la Unión Soviética, el Pakhtakor Tashkent pasó a formar parte de la nueva liga de Uzbekistán, confirmándose como la mayor potencia futbolística del ‘nuevo’ país. Desde entonces, ha conquistado 13 ligas y 12 copas uzbekas, y alcanzado en dos ocasiones las semifinales de la Liga de Campeones de la Asia.

Hoy, 11 de agosto, y como cada año desde 1979, se dedica un especial homenaje a los futbolistas de la plantilla fallecidos en el accidente aéreo. Y lo hacen en torno al monumento que se les dedicó en la entrada del estadio.

"Aunque ocurrió hace más de cuarenta años, todavía afecta a esa generación. Se puede ver mucha tristeza", señalaba recientemente Brian Song, autor de uno de los varios documentales que se han realizado sobre la tragedia. En su caso, 'Misha', centrado en la figura de Mikhail An, uno de los grandes jugadores de aquel Pakhtakor Tashkent, que pereció en en el accidente de avión, y que terminó con los sueños del fútbol uzbeko.

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