Un jugador al que le llamaban el Emperador no podía ser un mal futbolista, pero para muchos sí podía ser un mal profesional. Así fue la carrera de Adriano, el exjugador brasileño que destacó sobre todo en el Inter de Milán. Pasó de ser una estrella y sonar para el Real Madrid a engordar, dejar en un segundo plano el fútbol y perder todo el respeto que se había ganado. Aún así todo el mundo recuerdo el gran talento y la gran potencia que tenía.
Adriano se ha sincerado sobre su vida en una entrevista para The Players Tribune.
Entrevista sincera
"Dijeron que desaparecí. Adriano se alejó de millones. Adriano está drogado. Adriano desapareció en las favelas. ¿Sabes cuántas veces he visto esos titulares? Mierda. Bueno, aquí estoy, sonriendo frente a ti. ¿Quieres escuchar la verdad? Entonces coge una silla, hermano".
Vivir en favelas
"Las favelas. Siempre pintan un cuadro oscuro. Siempre es dolor y miseria, hambre. Y sí, a veces es así. Pero es complicado. Cuando pienso en crecer en la favela, en realidad pienso en lo mucho que nos divertimos".
Dios, siempre a su lado
"Siempre había una pelota en mi pie. Fue puesta allí por Dios. Cuando tenía siete años, algunos miembros de mi familia juntaron su dinero para que yo pudiera jugar en la academia del Flamengo".
Ser delantero, una guerra
"Cuando eres delantero, no es una carrera. No, no, no. Cuando la pelota llega a tus pies y tienes dos grandes centrales tratando de matarte, no es una carrera. Es una pelea. Es una pelea callejera. ¿Entonces qué hice? ¡Le di un puñetazo a cada uno que se interponía en mi camino! Adriano será el último hijo de puta en pie".
Beber y entrenar al volver al Flamengo
"Quería volver a divertirme. Y hermano, nos divertimos. Te diré la verdad sobre ese equipo del Flamengo. A veces íbamos a los entrenamientos no por el fútbol, sino sólo por las bebidas de después. Tan pronto como nos despedían del entrenamiento, hora de la fiesta. ¡Todas las esposas conocían el trato! ¡Estaremos en casa a medianoche!".
Muerte de su padre
"Después de ese día, mi amor por el fútbol nunca volvió a ser el mismo. A él le encantaba el fútbol. Cuando yo jugaba, jugaba para mi familia. Entonces, cuando murió mi padre, el fútbol nunca volvió a ser lo mismo. Me deprimí tanto... Empecé a beber mucho. Realmente no quería entrenar. No tuvo nada que ver con el Inter. Sólo quería ir a mi casa".