El Real Madrid completó una notable semana con su victoria este sábado en Balaídos (1-3) gracias a una exhibición de Karim Benzema, que vive en estado de gracia, y que permite a los vigentes campeones de Liga meter presión a Barça y Atlético, que jugarán este domingo sus partidos de la jornada 28 en la Liga Santander.
Después de ganar al Atalanta con claridad y sellar el pase a cuartos de la Champions, el equipo de Zidane sigue cogiendo regularidad y engordando sus buenas estadísticas. Ocho victorias en los diez últimos partidos y dos empates, números que aumentan la esperanza en la Casa Blanca por muchas adversidades que se presenten.
Una de ellas fue la ausencia de Sergio Ramos, que ni entró en la lista de convocados, pero el Real Madrid estuvo a la altura y los cuatro zagueros elegidos por Zidane, también, sobre todo un Nacho que lo hace todo a las mil maravillas aunque siga sin tener la prensa que tendría cualquier otro zaguero venido de fuera.
En el centro, una versión excelente del dúo Modric-Kroos, que no se cansa de sentar cátedra. Así se desarrollaron los minutos iniciales, con el Real Madrid controlando y asfixiando al Celta en la salida del balón. La atrevida propuesta de los gallegos fue el mejor aliciente para los merengues, cuyo fútbol es más vivaz con los espacios que ante un equipo estático y poblado defensivamente. Este sábado fue un buen ejemplo.
A los 20 minutos llegó el 0-1 en botas de Benzema, que recibió un pase milimétrico de Kroos, se revolvió en el área y definió con la precisión de un cirujano pese a la buena estirada de Iván Villar. El gol necesitó la revisión del VAR por un posible fuera de juego, pero el francés remató en posición legal. La tarde estaba de cara y Benzema, on fire.
Entre tanto, los pupilos del Chacho Coudet respiraban a la contra y con el balón parado. Brais Méndez y Santi Mina, que fue de lo mejor en los locales, tuvieron sendas ocasiones antes de que Benzema volviera a sacar su espada para marcar su decimoséptimo tanto en Liga, el octavo en los últimos seis partidos. Sin duda, una racha espectacular que ayuda al renacer de los madridistas.
En esta ocasión fue tras un fallo de Tapia que llegó a los pies del '9' del Real Madrid, cuya definición volvió a ser de muchos quilates. Antes con la derecha y en el segundo, con la izquierda y toda una colección de recursos inimitables. El 0-2 dio calma de forma inconsciente al conjunto capitalino y eso el Celta supo aprovecharlo.
En su arrojo constante, los olívicos encontraron petróleo en una falta de Denis Suárez al borde del descanso. El centro, que cayó llovido, fue rematado de forma plácida por Santi Mina para devolverle la vida al partido. El gol contuvo la incertidumbre y equilibró el arranque de la segunda mitad. Fue entonces cuando el Celta pudo haber empatado el duelo.
Courtois fue protagonista en dos lanzamientos de Aspas y Ferreyra, además de en una falta en la que nada pudo hacer que terminó en la madera. Un libre directo difícil de explicar -el árbitro pitó falta de Modric cuando el croata tenía el balón- y Aspas asustó al Real Madrid en otra jugada de mucho talento. Pero no pudo ser. No hubo premio para los celestes.
Y sí para un Real Madrid que incluso metió el tercero de la tarde en botas de Marco Asensio, aunque el balear sólo tuvo que empujarla. El cocinero fue Benzema, que se marchó por la banda izquierda para centrar a su compañero en boca de gol. Un broche perfecto para los blancos, que meten presión al Barça y coge carrerilla antes del tramo decisivo de la temporada.