El fútbol mundial está de luto. Ha muerto Diego Armando Maradona, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos junto a Pelé, Di Stéfano, Leo Messi, Franz Beckenbauer, Johan Cruyff... Se ha ido todo un mito del deporte rey, el hombre que era puro espectáculo en la cancha, dotado de una técnica prodigiosa y autor de goles inverosímiles, como el gol del siglo que le hizo a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México'86 con la selección argentina. Pero el Pibe también era espectáculo fuera de los terrenos de juego, en el peor sentido de la palabra, un mal ejemplo por sus constantes problemas con las drogas.
Endiosado, amado y venerado, pero también juzgado, criticado y en entredicho: todo eso y mucho más fue el Diego, el hombre que se convirtió en un mito en vida gracias al fútbol y a su controvertida personalidad.
Orígenes muy humildes
Hijo de doña Tota (Dalma Salvadora Franco) y don Diego (Diego Maradona), el Pibe vino al mundo el 30 de octubre de 1960 en el seno de una familia muy humilde en Villa Fiorito, en la provincia de Buenos Aires. Fue el quinto de los ocho hijos del matrimonio y el primer varón. Tuvo una infancia con muchas carencias. "Cuando llegaba la comida, mi mamá decía que le dolía la panza porque quería que comiéramos nosotros y no alcanzaba. A los 13 años me di cuenta de que mi vieja nunca había sufrido del estómago", revelaría Maradona años después.
Se puede decir que Diego nació con una pelota pegada a los pies y ya desde muy chiquito asombraba a todos con su tremenda habilidad con el balón. En 1969, con ocho años, se sumó a Los Cebollitas, un equipo juvenil de Argentinos Juniors que arrasó a casi todos los rivales a los que se enfrentó. En muy poco tiempo Diego deslumbraba con su fútbol, con su técnica, su habilidad, su velocidad, sus regates y su visión de juego. Debutó en Primera División jugando para Argentinos Juniors antes de cumplir los 16 años, el 20 de octubre de 1976, en la derrota ante Talleres de Córdoba por 1-0.
Barcelona, de la cumbre a los infiernos
En Argentina, además de jugar en el Bicho de La Paternal, vistió los colores de Boca Juniors, club del que era hincha, y de Newell's Old Boys de Rosario. Desde el conjunto xeneize dio el saltó a Europa: en el Viejo Continente desembarcó primero en el FC Barcelona y luego pasó al Nápoles, donde llegaría la consagración a finales de los 80.
El club catalán pagó 1.200 millones de pesetas (unos 8 millones de dólares), una cifra astronómica en aquellos años, para hacerse con los servicios del '10'. Pero su etapa en la entidad culé tuvo más sombras que luces. Maradona tuvo que enfrentarse a una serie de adversidades como una hepatitis —que le mantuvo fuera de los terrenos de juego varios meses— y una grave lesión que mermaron su rendimiento. Además, su relación con la directiva azulgrana no fue la mejor. A pesar de ello, con el Barça ganó la Copa de la Liga, la Copa del Rey (ambas en 1983) y la Supercopa de España (1984), las dos primeras superando al Real Madrid y llegando a salir ovacionado del Santiago Bernabéu por un gran gol en la final de la Copa de la Liga.
La etapa del Pelusa como azulgrana también estuvo marcada por la durísima entrada que Andoni Goikoetxea, central español del Athletic de Bilbao, le hizo en un partido y que tuvo al argentino alejado tres meses de los terrenos de juego.
Nápoles-Diego, un idilio incondicional
El entonces presidente culé, José Luis Núñez, no tuvo problema en traspasar a Maradona al Nápoles en el verano de 1984 por unos 1.150 millones de pesetas. Salto al fútbol italiano. Y Nápoles fue su lugar en el mundo. Allí debutó el 16 de septiembre de 1984 contra el Verona, con derrota por 3-1. Gracias a su talento, en la temporada 1986/87 el equipo del sur de Italia consiguió el primer Scudetto de su historia, título que repitió en la temporada 1989/90. También ganó la Copa de Italia en la campaña 1986/87, la Supercopa en 1990 y la Copa de la UEFA en 1989. El 24 de marzo de 1991 se despidió del conjunto partenopeo, al que convirtió en un grande (junto a los Careca, Giordano, Carnavale...), con una derrota contra la Sampdoria. En el Nápoles jugó 259 partidos y marcó 115 goles.
Pero, más allá de sus éxitos en los terrenos de juego, la historia de Maradona en Nápoles estuvo marcada por su relación con la cocaína, las prostitutas y sus líos con la Camorra (mafia napolitana), como pudimos recordar hace un año en el documental de Asif Kapadia sobre la carrera del mítico exfutbolista.
De la 'mano de Dios' al 'gol del siglo'
Simultáneamente con su paso por el Nápoles, Maradona vivió el momento más glorioso de su carrera con la selección argentina, el Mundial de México'86, en el que el equipo fue creciendo a su ritmo. El momento cumbre fue el partido de cuartos de final contra Inglaterra. Ese día, el 22 de junio de 1986, se vivieron dos momentos históricos: uno, el de la mayor trampa de la historia de las Copas del Mundo, el gol que Maradona marcó con la mano para abrir el marcador. Irónicamente, el propio jugador lo llamó la mano de Dios. El segundo fue cuando Maradona marcó el que para muchos es el mejor gol de la historia de los mundiales, que además se inmortalizó con la narración del uruguayo Víctor Hugo Morales. "Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?", relató el conocido locutor.
Tras su salida de Italia lo esperaba el Sevilla: el debut en su regreso a España se produjo el 4 de octubre de 1992, ante el Athletic de Bilbao, con una derrota por 2-1. En el club nervionense jugó 29 partidos y anotó ocho goles. Luego llegó el paso por Newell's, en lo que fue la etapa más breve de su carrera: comenzó el 10 de octubre de 1993 y terminó unas pocas semanas después, jugando sólo cinco partidos sin marcar goles.
Los casos de dopaje y la cocaína
Los casos de dopaje marcaron una triste etapa de su carrera. La primera suspensión llegó el 17 de marzo de 1991, después de un partido en el que el Nápoles venció por 1-0 al Bari. La muestra de orina presentó restos de cocaína. Un mes después, el 20 de abril, Maradona fue suspendido durante 15 meses. El castigo duró hasta el 30 de junio de 1992.
El 25 de junio de 1994, en el Mundial de Estados Unidos, se vivió otro episodio doloroso para los aficionados: la selección argentina venció por 2-1 a Nigeria en partido de la fase de grupos, y a la conclusión, el Diez tuvo que someterse al control antidoping. En esa ocasión dio positivo por efedrina, una sustancia que estaba prohibida por la FIFA.
Unos casos de dopaje que se han unido a sus numerosos problemas con las drogas. El primer caso conocido fue el 26 de abril de 1991, cuando fue detenido en Buenos Aires junto a un grupo de amigos con sustancias estupefacientes en su poder. La justicia le ordenó someterse a un tratamiento terapéutico. Maradona reconoció sus problemas con las drogas y ha tenido que ser internado en varias clínicas, entre ellas la clínica-balneario de Punta del Este (Uruguay), para poder superar su adicción. Problemas que en una ocasión incluso le llevaron a enfrentarse con un grupo de periodistas, a los que echó de su casa tras encañonarles con una escopeta de aire comprimido, llegando a herir a seis reporteros.
La carrera en los banquillos
Como entrenador, Diego Maradona debutó en Deportivo Mandiyú de Corrientes en 1994, con Carlos Fren como ayudante de campo (dirigió 12 partidos, ganando un encuentro, empatando seis y perdiendo cinco). En 1995 llegó a Racing Club, donde dirigió 11 partidos (dos victorias, seis empates y tres derrotas).
Después de muchos años apartado de los banquillos llegó el momento de dirigir a la selección argentina. En 2008 asumió el banquillo de la Albiceleste y renunció dos años después tras la eliminación en cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, con una bochornosa goleada ante Alemania (0-4).
En 2011 y 2012 dirigió al Al Wasl de Emiratos Árabes Unidos y entre 2017 y 2018 estuvo en el Al Fujairah del mismo país. En 2018 y 2019 llegó a Dorados de Sinaloa, de la Segunda División de México, con 38 partidos dirigidos en los que tuvo un balance de 20 victorias, nueve empates y nueve derrotas. El último paso de Diego como entrenador fue al frente de Gimnasia y Esgrima de La Plata (20 partidos, con siete victorias, cinco empates y ocho derrotas), firmando así una efectividad total del 55,16 por ciento en su carrera como técnico.
Pero más allá de sus actuaciones en los terrenos de juego, la carrera de Maradona ha estado marcada por sus declaraciones, peleas y litigios judiciales que lo pusieron muchas veces en el ojo del huracán. El Pelusa se querelló contra su exmujer, estuvo años sin reconocer a varios de sus hijos (tiene once en total), fue filmado mientras le pegaba a su expareja Rocío Oliva y también fue acusado de abuso sexual por una periodista rusa. Una auténtica joya...
El Pibe no se ha mordido a la hora de criticar a todo el mundo: a la Iglesia católica, a la FIFA, a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y a decenas de entrenadores, jugadores y personajes públicos. En octubre de 2009, cuando logró clasificar a Argentina para el Mundial de Sudáfrica 2010 en la última jornada de las eliminatorias sudamericanas, estalló ante los periodistas que venían poniendo en duda que la Albiceleste pudiera lograr la clasificación. "Con perdón de las damas... que la chupen, que la sigan chupando", espetó Maradona ante los medios en la que ha sido su rueda de prensa más controvertida.
Amistades peligrosas
Además, Maradona es conocido por sus tendencias políticas y su fuerte vinculación con siniestros dirigentes de la izquierda latinoamericana (Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales...). También recibió múltiples reconocimientos, condujo su propio programa de televisión y coqueteó en no pocas ocasiones con la muerte hasta que la parca le ha acabado llegando este 25 de noviembre de 2020, un día imborrable en la memoria del fútbol mundial. Se ha ido Diego Armando Maradona, un personaje sin el que no podría entenderse la historia del deporte rey. ¿De qué planeta viniste, barrilete?