Paco Jémez es sinónimo de fútbol ofensivo y sobre todo de personalidad dentro y fuera del terreno de juego. "Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros", dijo en su día Groucho Marx. Pues bien, con Paco esto no es así. El técnico canario tiene sus principios y si no te gustan, no tiene otros y ni mucho menos hará las cosas para contentar a nadie. Con ese fuerte y sólido carácter ha dejado huella en equipos como Rayo Vallecano, Las Palmas, Granada, Córdoba o el Cruz Azul mexicano. Libertad Digital ha charlado en exclusiva con el entrenador canario de su metodología y mentalidad como entrenador dentro del serial de entrevistas que estamos realizando a técnicos españoles y extranjeros. Hoy, el segundo capítulo, con Paco Jémez.
Pregunta: Antes de nada, ¿cómo está personalmente con todo lo que está sucediendo en este año tan difícil?
Respuesta: Estoy bien. No me puedo quejar. Todo lo que sea estar bien de salud en estos tiempos que corren es para no quejarse.
P: ¿Está viendo mucho fútbol ahora que, de momento, está sin equipo?
R: Veo partidos, pero tampoco quiero saturarme. No quiero ser un enfermo viendo todo lo que echen por la televisión porque además creo que no sería sano. Esta semana que hemos tenido Champions, vi al Atlético y al Real Madrid. También hubo jornada de Segunda. La verdad es que si quieres ver partidos tienes siempre la opción de hacerlo. Elijo los que creo que me pueden aportar, enseñar algo o que tienen algún aspecto diferente que me puede servir para seguir con mi formación. En todos los partidos se pueden ver cosas interesantes, sin embargo, intento seleccionar.
P: ¿Cómo resumiría una semana normal de trabajo para usted cuando está entrenando?
R: Depende mucho de cuándo hayamos jugado el último choque y cuándo volvamos a jugar. Pero por poner un ejemplo, si hemos jugado un sábado y nos toca hacerlo de nuevo el sábado siguiente casi siempre lo estructuramos igual. Nosotros el día siguiente al partido solemos entrenar. Primero para recuperar a los que han jugado y luego para entrenar con los que no. El lunes sí daríamos descanso o incluso dos días dependiendo de la semana. ¿Por qué? Porque la recuperación activa al día siguiente de jugar permite que después, cuando vuelven a los dos días, tengan mejores sensaciones en las piernas. Y los que no han jugado, si no entrenan, estarían demasiado tiempo sin hacer nada. Después de eso entrenaríamos martes, miércoles, jueves y viernes, que serían cuatro días completos. Ahí ya regulamos la intensidad. Los días fuertes serían martes y miércoles. El jueves sesión mas corta y el viernes nosotros no hacemos el típico 'baño y masaje' de no hacer nada sino que aprovechamos para hacer trabajo de vídeo y estrategia más tratamiento. El día del partido y dependiendo de la hora del mismo podemos hacer algo más liviano por la mañana.
P: ¿Cómo es Paco Jémez tras una derrota? ¿Necesita un tiempo de soledad o cambia el chip rápido y desconecta con familia y amigos?
R: Los entrenadores somos muy de llevarnos los resultados, bueno o malos, a casa, pero yo ahora sí empiezo a diferenciar entre ganar o perder y ver lo que ha hecho el equipo, es decir, puedo irme satisfecho si mi equipo ha hecho las cosas bien y no ha ganado. Ese día, aunque hayamos perdido, si me tengo que ir a cenar, me voy sin ningún problema. Y también nos ha pasado alguna vez, las que menos, que el equipo ha ganado, pero no hemos hecho las cosas bien y ahí sí que no tengo ganas ni de comer ni de cenar ni de nada. Esos sentimientos te los lleva a casa y es verdad que eso te hace comportarte de otra manera. A lo mejor tenías pensado salir a cenar con familia y amigos y ya no te apetece. Cuando pasa eso estoy harto ya de llamar y decir "oye, que no me apetece". Por eso ahora que ya tengo más experiencia prefiero no quedar después de los partidos y así no quedo mal (risas). Cuando acaban si me apetece pues organizo algo. Así no tengo que poner excusas.
P: Esta es una pregunta fija en este serial de entrevistas. ¿Cómo maneja Paco Jémez la ansiedad por tener el éxito o el objetivo al alcance de la mano y cómo maneja la cercanía de una decepción, como podría ser por ejemplo un descenso?
R: El fútbol es una montaña rusa en la cual si te subes te acabas estrellando. Tienes que mantener criterio y sensatez. Os voy a dar unos datos sobre esto que digo a tenor de tu pregunta. Imagina un equipo de Primera, de la parte baja, que lucha por mantener la categoría. La estadística dice que esos equipos en esa situación suelen perder, mínimo, la mitad de los partidos que juegan. Si te quedase solo una vuelta, una ya la quitas de en medio. Te quedan solo 19 partidos. De esos 19 no ganas todos. ¿A qué me refiero con esto? A que hay equipos en los que no puedes basar todo en la victoria porque no son equipos de victorias sino de consecución de objetivos. Porque pierden más que ganan, a fin de cuentas. Y si basas la perfección y la mejora de tu equipo solo en la victoria vas a fracasar. Tienes que basar todo lo que haces en lo que hace tu equipo para ganar. Cuando tú no tienes victoria tras victoria para agarrarte a ese modelo de motivación, algo que sí pueden hacer Real Madrid o Barcelona que ganan más de 30 o 40 partidos al año, tienes que valorar el trabajo, la entrega, la pasión o la valentía. Eso aferra a tus jugadores a la motivación.
P: Aunque parezca raro, ¿hay entrenadores que os vais, a veces, más contentos con una derrota que haya tenido buenas sensaciones que con una victoria que no?
R: Estamos, más allá de en una liga o en una competición concreta, en una sociedad resultadista en la que lo que vale es ganar de la manera que sea. A nosotros nos piden resultados y cada uno tiene el suyo. Yo no soy de la vertiente del resultado a costa de lo que sea. Yo quiero ganar si mi equipo se merece ganar. Ojo, respeto también a los que quieren ganar aunque no le merezcan en ese partido. Entiendo que los clubes viven de resultados y de objetivos, que necesitan por ejemplo los ingresos televisivos a nivel económico, pero no soy de los que quieren ganar sin sentirse satisfechos. Yo quiero ganar de otra manera. Son dos formas de ver la vida. Una es más resultadista y otra más romántica, aunque no sé si romanticismo es el término concreto. A mí como entrenador no me gusta ganar sin merecerlo.
P: ¿Es de los entrenadores que se fijan más en lo que hace su equipo que en lo que hace el rival para imponer su estilo?
R: Al rival hay que tenerlo siempre en cuenta para formar tu idea de cómo vas a jugar el partido en virtud a las cualidades y defectos del otro equipo. Eso no quiere decir que juegues en función de lo que hace el rival. Nosotros siempre hemos sido muy cristalinos y muy claros con nuestro modo de juego. Hay gente que me decía "joe, Paco, ¿y por qué no jugar de otra manera en el Camp Nou ante el Barcelona?". Y yo le decía que no, que íbamos a jugar de la misma manera porque allí vamos a disfrutar. Si allí, te pongas como te pongas, vas a perder 98 de cada 100 veces. Es así de claro. Pues entonces vamos a darnos la oportunidad de disfrutar y de jugar como jugamos nosotros para que ellos nos tengan que ganar dentro de nuestro estilo. Hemos visto cientos de equipos jugar metidos atrás en esos campos y se han llevado 5 o 6. Como en esto nadie tiene la fórmula mágica, cada uno elegimos nuestra forma de jugar.
P: Tengo la sensación de que cuando se enfrentan a equipos como Madrid o Barcelona, sus equipos, desde el punto de vista del aficionado azulgrana o blanco, deben ganar al rival para hacerles un favor a ellos. ¿Cree que muchas veces se le ha criticado su estilo en esos partidos desde la frustración ajena de que el Rayo o Las Palmas no le hayan hecho un favor a Barcelona o Real Madrid ganando en el Camp Nou o en el Bernabéu?
R: No sé si eso será tan así, pero si fuese aficionado de Madrid o Barcelona no estaría pendiente de que un equipo de los pequeños le ganase a su eterno rival. Yo si fuese ellos le pediría a mi equipo, que es uno de los mejores del mundo, que ganase todos los partidos porque tienen plantilla para ello y presupuesto para ello. El estar pendiente de un equipo como el Rayo para ver si les hace un favor me parece un poco mediocre o triste. Que lo haga el Rayo que puede en un momento dado depender de otros resultados, vale, pero que lo haga alguien del Madrid, Barcelona, Bayern o Manchester City... Esa mentalidad no tiene ningún sentido.
P: El mundo del fútbol está evolucionando hacia lo físico. Al menos es la nueva tendencia, como pasa con el Bayern o con la Premier. ¿Esto le puede restar importancia al talento en un futuro?
R: Equipos como el Bayern tienen un equilibrio espectacular. Son superlativos en lo físico, pero también tienen un talento descomunal. No es solo que corran y nada más. En el fútbol si solo tienes físico no vas a triunfar. Lo que sí es cierto es que, cada vez más, los jugadores son más atletas que futbolistas. No creo que eso les reste talento aunque sí puede hacerlo obligarles a jugar de una manera o en un sitio que les frene ese talento. Pero volviendo al Bayern, que sí tiene ese equilibrio, yo no había visto desde la mejor versión del Barcelona o del Real Madrid a un equipo tan eficaz en la definición. Además tienen una idea de juego y una calidad increíble. Ese fútbol es el que a mí me divierte. Juegan combinativo, quieren el balón, su portero es parte del juego y siempre van hacia delante. Su presión tras pérdida es tremenda, su juego con o sin balón, su despliegue... Hay pocos equipos que le puedan plantar cara porque si no es gol al menos en cada jugada acaban con un "uy".
P: ¿Tenía pensado ser entrenador antes de retirarse o es algo que vino después?
R: Me lo empecé a plantear en mis últimos años. Al principio ni loco. Quita, quita. Pero luego tuve la mala idea de probar y cuando ya tenía todos los cursos casi hechos me quería dar esa oportunidad. Nunca sabes en esto del fútbol lo que puede ocurrir o si te va a gustar o no al final. Probé y aquí estamos.
P: Al ser central como fue usted y pese a que como entrenador tenga que fijarse en todos, ¿se centra a veces de manera inconsciente más en los defensas?
R: Hombre, al final, yo de defender sé un poco (risas). Cuando le digo a un central algo en concreto creo que tengo criterio para que él me haga caso. Y con los delanteros igual porque yo veía a los delanteros a los que me tenía que enfrentar y buscaba cómo frenarles o lo que podían hacer ellos para hacerme daño a mí. Al final acabas conociendo cosas de todas las posiciones y buscas lo mejor para todo el equipo.
P: ¿Cómo se hubiese llevado el Paco jugador con el Paco entrenador?
R: Seguro que bien. Yo era un jugador muy disciplinado, así que seguro que bien. Si mi entrenador me decía que me tenía que tirar por una ventana yo me tiraba. He hecho caso siempre y he aprendido de todos los entrenadores que he tenido. Te pongo el ejemplo de Arsenio Iglesias en el Dépor. Yo ya sabía que me iba a costar jugar y pese a no hacerlo mucho le tengo un gran aprecio y me trató como un padre a un hijo. Los entrenadores valoran el talento, por supuesto, pero sobre todo no quieren estar peleándose cada día con un jugador. Soportan mucha presión y no quieren más problemas. Podría ser mejor o peor, pero yo era alguien muy disciplinado y por eso nunca me reprocharon nada. Si me ponían en el campo, no les iba a fallar. Eso busco yo ahora. Jugadores que miren por el equipo y no por la parte individual, algo que no es fácil.
P: Ha sido dirigido por lo mejor de cada casa. ¿Cómo fue esa experiencia y qué ha cogido de cada uno?
R: Tuve a Arsenio, Toshack, Marcos Alonso, Lillo, Txecxu Rojo, Camacho... Yo con Camacho he tenido mucha relación. Ha sido el entrenador que más ha influido en mi carrera. Siempre intento quedarme con lo bueno y con lo malo. También me vale lo malo porque lo bueno lo haré con mis equipos y lo malo no. Todos tienen las dos partes. A partir de ahí haces un popurrí y de ahí sale el entrenador que eres.
P: Sufrimos con usted en México más por lo que pasaba en las ruedas de prensa que por lo que pasaba en el césped. Había preguntas muy "al cuello", por decirlo de alguna manera. Pero más allá de eso, ¿cómo es el fútbol mexicano y en qué mejoró México a Paco Jémez?
R: La liga mexicana te sorprende. Es una liga muy fuerte. Son clubes y equipos muy potentes, campos espectaculares y tienen una afición que vive su club con una gran pasión desde que se levantan por la mañana hasta que se acuestan. Allí el periodismo es muy diferente. Esta entrevista, por ejemplo, allí no te la hace nadie. Porque allí van buscando todo lo que tenga polémica ya que si no lo hacen no le entra por los ojos al que se sienta delante de la televisión para verlo. Buscan mucho la polémica. Algunos de una forma más educada y otros de forma más bruta. Es algo a lo que te tienes que acostumbrar. Yo cogía el casco, el chaleco antibalas y salía al frente en sala de prensa. Ellos ya lo sabían y por eso se generó lo que se generó. Llegó un momento en el que yo me lo pasaba bomba. De hecho de vez en cuando me llama algún periodista de allí. El otro día uno de ellos me dijo "profesor, le echamos mucho de menos en las ruedas de prensa" (risas). Y yo le dije que también me pasaba lo mismo. Recuerdo que familiares o amigos desde España me preguntaban cuando veían que había pasado algo y yo les decía que tranquilidad, que en México lo normal es eso. Si quieres defender a tu club, a tus jugadores o a tu afición tienes que 'partirte la cara' con esa gente porque si ven que reculas o que dudas te comen por los pies. Al final te acostumbras aunque en algunos programas, no solo conmigo sino con otra gente, escuchabas algún que otro insulto disimulado que era algo increíble. Aún así yo los trataba con mucho respeto y les atendía siempre hasta que llegaba algún insulto o alguna falta de respeto. Ahí ya, castaña.