El multimillonario británico Mike Ashley, dueño del Newcastle United y de Sports Direct, con una fortuna estimada en unos 3.000 millones de euros, lleva ya un tiempo tratando de vender el club de las urracas y parece que al fin está cerca de conseguirlo. Ashley ha acordado recientemente la venta de la entidad a PCP Capital Partners, el fondo soberano de Arabia Saudí, por un valor de 300 millones de libras (unos 343 millones de euros), con lo que el Newcastle pasaría a convertirse en el nuevo rico de la Premier League y sería un club controlado por el fondo de inversión de un país árabe, como sucede con el Manchester City de Pep Guardiola.
La operación de la venta del equipo de St.James' Park, inminente pero que todavía no está cerrada, ha encontrado muchos detractores, como por ejemplo Amnistía Internacional (AI) y BeIN Sports. Felix Jakens, jefe de campañas de AI en Reino Unido, denuncia que el actual Gobierno de Arabia Saudí está detrás de actos como el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Estambul —que el propio príncipe heredero Mohamed bin Salman (MBS) se apresuró en reconocer por haber "ocurrido estando yo al cargo"— o el ataque indiscriminado a la población civil de Yemen. "La compra del Newcastle es el intento de Arabia Saudí de usar el prestigio y el glamour de la Premier como un instrumento de propaganda para distraer la atención del récord abismal de ese país en materia de vulneración de los derechos humanos", afirma Jakens.
Por su parte, el presidente de BeIN Sports —grupo audiovisual con sede en Qatar—, Yousef Al-Obaidly, ha enviado una carta a Richard Masters, presidente ejecutivo de la Premier League, en la que denuncia que su vecino árabe ha incurrido en prácticas ilegales con la emisión "ilegal" de partidos, acusándoles de "robar" los derechos audiovisuales del fútbol inglés a través de la plataforma pirata beoutQ "a gran escala". "No es exagerado decir que el futuro modelo económico del fútbol está en juego", afirma a este respecto la BBC.
La pelota está ahora en el tejado de la Premier League, que en 2017 se autoimpuso un código de admisión, denominado Owner’s and Director’s Test, para evitar la llegada al fútbol inglés de empresarios con antecedentes penales. Según refleja la asociación de clubes en su régimen interno, lo que se pretende es "examinar los requisitos que prohibirían a un individuo convertirse en propietario o directivo de un club" si en su historial asoman "cargos criminales, sanciones de organismos deportivos, y vulneraciones de las reglas del fútbol", aunque en el país de origen de la persona estos hechos no se consideren punibles.
Después de las denuncias de AI y BeIN Sports —más otras que podrían llegar en los próximos días—, la pregunta es: ¿se acabará concretando la venta del Newcastle al fondo de inversión saudí? Pese a la controversia que rodea a todo este asunto, los aficionados del Newcastle —un club histórico por donde han pasado jugadores de la talla de Alan Shearer, Kevin Keegan, Peter Beardsley, Andy Carroll, Michael Owen o Faustino Asprilla, entre otros—, se frotan las manos porque la gran mayoría detesta al todavía dueño del club, un Mike Ashley que es uno de los personajes más odiados en todo Reino Unido. Un odio que se ha acrecentado estos días, en plena pandemia mundial, por su polémica estrategia empresarial: pese a las restricciones del Gobierno británico, Ashley pretendía mantener abiertas las tiendas del club e incluso aumentar la jornada laboral de sus trabajadores, alegando que ejercen una "actividad esencial", además de incrementar los precios de los artículos en un 50 por ciento pese a la crisis económica que está provocando el coronavirus. Una auténtica joya este empresario, de 55 años y que desembarcó en la entidad en 2007, de ahí que no sea de extrañar que los seguidores de las urracas estén como locos por perderle de vista.
Comienza el baile de entrenadores y jugadores
En lo deportivo, ya han comenzado las especulaciones acerca del nuevo equipo que armará PCP Capital Partners y quién será el nuevo entrenador del Newcastle, equipo que actualmente marcha decimotercero en la Premier League, en sustitución de Steve Bruce.
La prensa inglesa ha señalado en los últimos días que el español Rafa Benítez, actual entrenador del Dalian Yifang chino, podría volver al banquillo de las urracas, tras haber dirigido al equipo entre marzo de 2016 y junio de 2019, siendo despedido pese a haber logrado el ascenso del equipo a la Premier League en la temporada 2016/17 y haberlo mantenido las siguientes campañas en la máxima división del fútbol inglés, aunque también apunta los nombres del argentino Mauricio Pochettino, ex del Tottenham Hotspur, y el italiano Massimiliano Allegri, quien fuera técnico de la Juventus de Turín. Ambos se encuentran actualmente sin equipo.
Asimismo, los medios británicos señalan que el Newcastle será uno de los grandes animadores del próximo mercado y hablan de un gasto en fichajes de entre 200 y 300 millones de euros gracias al dinero procedente del fondo soberano saudí. En este sentido, apunta los nombres de tres cracks mundiales como refuerzos en verano: Gareth Bale (Real Madrid), Edinson Cavani (París Saint-Germain) y Arturo Vidal (FC Barcelona).
La vuelta a la Premier League podría ser una de sus únicas posibilidades para Bale si quiere seguir jugando al más alto nivel después de haber estado a punto de hacer las maletas, rumbo al fútbol chino, el pasado verano. En el caso de Cavani, el uruguayo apenas cuenta para Thomas Tuchel en el PSG y casi cerró su fichaje por el Atlético de Madrid el pasado mes de enero. En cuanto a Arturo Vidal, el chileno ya dio un golpe sobre la mesa hace unos meses al afirmar que quería más protagonismo en el Barça, aunque las posibles llegadas de Neymar o Lautaro Martínez le dejarían sin un hueco en el once de Quique Setién.
En caso de que estos tres cracks mundiales acaben llegando al Newcastle —cosa que parece harto complicada—, la prensa inglesa ya especula con el posible once de las urracas de cara a la temporada 2020/21: Dubravka; Manquillo, Fede Fernández, Lascelles, Danny Rose; Longstaff, Arturo Vidal; Bale, Almirón, Saint-Maximin; y Cavani.
Total, por soñar que no quede...