Sincero y puede que incluso demasiado. Roberto Carlos, leyenda del Real Madrid y de la selección de Brasil en el lateral izquierdo, concedió una entrevista al exportero luso Vitor Baía para el Canal 11 de Portugal y allí ha desvelado varios secretos de vestuario que sorprenderán a propios y extraños.
Primer tema importante, la relación con los entrenadores. Según Roberto Carlos con Vicente del Bosque todo era más sencillo: "Era más un amigo. No necesitas reglas con él. El jugador sabe lo que tiene que hacer. Nos entendía perfectamente. Los entrenamientos de lunes y a veces de los martes eran a las 17:00 de la tarde. No los ponía a las 11:00 de la mañana porque casi nadie llegaba".
Si con Del Bosque todo eran sonrisas con Vanderlei Luxemburgo, entrenador del Real Madrid en la temporada 2002/2003. Roberto Carlos sabía que no duraría mucho y el motivo trascendía lo meramente deportivo: "Con Luxemburgo pasó lo mismo. Teníamos la costumbre de llegar a la concentración, dejar las maletas en la habitación y, antes de la cena, tomar nuestra cerveza y nuestro vino. Encima de la mesa siempre había dos botellas de vino. Ronaldo y yo le dijimos: 'Profesor, la gente aquí tiene sus costumbres, lo vas a ver, pero intenta no cambiarlas. No quites las botellas de vino de la mesa y la cerveza antes de la cena porque, si no, vamos a tener problemas. Pues quitó primero las cervezas y luego las botellas de vino. Duró tres meses. El mundo del fútbol es pequeño, las noticias van llegando a la directiva y 'ciao'".
El exjugador carioca no se cortó un pelo a la hora de hablar de las excentricidades que vivió durante su época como galáctico y metió en esa misma terna a otros exfutbolistas como Beckham, Figo o el propio Zidane. Los viajes privados, otro tema sobre la mesa.
"Yo hoy pienso ¿cómo es posible que hiciéramos tantas tonterías? Acababa cada partido y era todo avión privado. Nos encontrábamos en la terminal privada de Barajas. Era Beckham que iba no sé a dónde, Figo, Zidane que iba a tal lugar, Ronaldo, yo... y teníamos que entrenar pasado mañana. Yo rezaba para que los partidos fuesen los sábados para poder ir a la Fórmula Uno los domingos. Eran vuelos privados para todos lados. Una locura", comentó Roberto Carlos.