Thibaut Courtois o Alphonse Areola. Es una de las preguntas que se hacen en ciertos sectores del madridismo. Pese a que en muchas ocasiones se le responsabiliza de goles en los que muy poco, o nada, podía hacer (el primero de Di María frente al París Saint-Germain o en los dos del Brujas en el Santiago Bernabéu), es innegable que el belga no atraviesa precisamente por su mejor momento.
Courtois, que llegó al Real Madrid en verano de 2018 por 40 millones de euros y durante la pasada temporada vivió bajo la amenaza de Keylor Navas —el club consiguió dar salida al meta costarricense al París Saint-Germain y trajo a Areola, en principio para que fuera el suplente del belga—, ha encajado esta temporada 11 goles en ocho partidos. A estas cifras hay que sumarle los 48 tantos que recibió en 35 encuentros del curso pasado entre todas las competiciones. En total, 59 goles en 43 partidos, a una media de 1,37 por encuentro en el Madrid.
Unas cifras elocuentes, teniendo en cuentas las medias con sus anteriores equipos y con la selección de Bélgica: 0,81 con el Atlético de Madrid; 0,99 con el Chelsea y 0,66 con los Diablos Rojos. A ello hay que añadirle el número de paradas realizadas con la camiseta blanca: 10 la pasada campaña, en un total de 3.150 minutos, y dos en el presente curso después de 675 minutos disputados hasta la fecha.
Es innegable que Courtois, que el pasado martes fue sustituido en el descanso del partido frente al Brujas por fuertes mareos y problemas estomacales (cuando el marcador era de 0-2), está encajando muchos goles, y que tampoco está realizando muchas paradas, pero buena culpa de ello la debilidad defensiva mostrada por el equipo, como quedó patente en los dos goles del conjunto flamenco en la segunda jornada de Champions (en el primero fallan entre Varane, Carvajal y Ramos, mientras que el segundo de los belgas nace de un clamoroso error de Luka Modric en el centro del campo).
No pocas voces empiezan a pedir ya la cabeza de Courtois. Lo cierto es que no pocas voces empiezan a pedir a reclamar la titularidad de Alphonse Areola, un portero que ha caído de pie en el Santiago Bernabéu. El guardameta francés de 26 años, que aterrizó en el Madrid a pocas horas del cierre del mercado en calidad de cedido por el París Saint-Germain (coincidiendo con el traspaso de Keylor Navas al campeón de la Ligue 1), ha disputado hasta el momento 135 minutos con la camiseta blanca: el partido completo ante Osasuna (2-0) y la segunda parte frente al Brujas.
Además de no haber encajado ningún gol, Areola ha realizado dos paradas con el Madrid en las dos únicas ocasiones que han llegado con peligro a su portería: la primera, al final de la primera parte frente a los rojillos, en un mano a mano con Marc Cardona; la segunda, evitando el hat-trick de Emmanuel Dennis contra el Brujas. Además, el cancerbero galo, que ya conoce LaLiga Santander tras su paso por el Villarreal en la temporada 2015/16, está mostrando una seguridad en los balones aéreos como hacía mucho tiempo que no se veía en el Bernabéu. En cualquier caso, también conviene destacar que la pasada campaña en el PSG era suplente de un Gianluigi Buffon que por entonces ya tenía 40 años.
En su debe con el madridismo está la polémica foto que Areola se hizo en el vestuario del PSG, a los pocos minutos de terminar el partido en el Parque de los Príncipes, y por la que tuvo que pedir perdón. "Ya veremos si soy suplente", había advertido el galo durante su presentación.
Cronología de un debate interminable
Así pues, el pulso Courtois-Areola se presenta como el penúltimo capítulo del eterno debate en la portería del Real Madrid, que empieza a ser ya más viejo que la tos. Obviando aquellos tiempos de Maricastaña (décadas de los 70 y los 80) en los que Miguel Ángel y Mariano García Remón se turnaban bajo palos —una rotación, sin mediar escándalo alguno, que no le impidió al Real Madrid ganar siete ligas—, el debate comenzó el 22 de diciembre de 2012, cuando el entonces técnico madridista, José Mourinho, decidió sentar en el banquillo a Iker Casillas en un partido de Liga frente al Málaga, poniendo en su lugar en la portería a Antonio Adán.
"Podéis inventar las historias que queráis pero es una decisión puramente técnica y nada más. En mi opinión Adán está mejor. Es la opinión que vale. Es el entrenador quien elige", le espetó entonces el entrenador a la prensa. Posteriormente, en lo que restó de temporada 2012/13 (la última del portugués en el banquillo madridista), Mourinho se decantó claramente por Diego López, a quien el club había fichado en ese mismo mercado de invierno, en una operación relámpago, pagando 3,5 millones de euros al Sevilla.
A partir de ahí, y más tras conocerse una conversación de Iker con Xavi Hernández y Carles Puyol para apaciguar la tensión que había entre Real Madrid y Barça en aquella época que estaba salpicando a la selección española, Casillas cayó en desgracia y su relación con José Mourinho se enfrió por completo. Una lesión en un dedo, producida por una patada fortuita de Álvaro Arbeloa en un partido de Copa del Rey en Mestalla ante el Valencia, tuvo a Iker durante dos meses apartado de los terrenos de juego: regresó con Diego López asentado en la titularidad y no volvió a jugar con Mourinho.
Casillas fue el portero titular del Madrid en Champions y Copa del Rey durante la temporada 2013/14, con Carlo Ancelotti en el banquillo, y en verano de 2014 el club fichó a Keylor Navas por 10 millones de euros. El tico supo esperar su momento: cuando Casillas se fue del Madrid en 2015, al costarricense se le abrió la puerta de la titularidad y, con Zinedine Zidane en el banquillo, ganó tres Champions consecutivas. Pese a su irregularidad, alternando intervenciones de mérito con errores de bulto, Keylor era aclamado por gran parte del madridismo, pero cada año veía cómo el club le buscaba sustituto.
Especialmente esperpéntico fue el episodio vivido en verano de 2015, cuando Navas llegó a estar sentado en un avión rumbo a Mánchester para fichar por el United. El Real Madrid tenía atado para entonces a David de Gea, procedente precisamente de los red devils, pero un error en el fax hizo que se abortara toda la operación, tanto la llegada del meta español al Bernabéu como la salida del tico con destino a Mánchester. El resto de la historia es conocido: mientras Keylor ha ganado tres Champions con el Madrid, De Gea ha sido un referente en el United pero en la selección española ha cometido grandes errores en la Eurocopa 2016 y el Mundial 2018 que le han llevado a perder el puesto en el equipo nacional.
Aún hay más esperpentos en el Madrid, en lo que al apartado de su portería se refiere. En enero de 2018, tras quedar apeado de la Copa del Rey a manos del Leganés y con LaLiga ya prácticamente perdida, la entidad de Concha Espina decide fichar a Kepa Arrizabalaga (Athletic de Bilbao), entonces portero titular de la sub-21 y actualmente el guardameta titular de la selección absoluta. Su cláusula antes de renovar (20 millones de euros) era un chollo para cualquier club: el Madrid tenía atado su fichaje, pero Zidane se negó en redondo –dicen las malas lenguas que fue para que su hijo Luca diera el salto como segundo portero del primer equipo–. En definitiva, el Real Madrid se quedó sin un Kepa que acabaría renovando con el Athletic (con una nueva cláusula de rescisión de 80 millones) y que se acabaría yendo traspasado el verano del año pasado al Chelsea por esa misma cantidad.
Llegamos al verano de 2018 y al momento en el que el Madrid ficha por 40 millones a Courtois, que venía con la vitola de ser uno de los mejores guardametas del mundo junto a Jan Oblak y como reciente Guante de Oro como mejor cancerbero del Mundial de Rusia. Pronto se vio que compatibilizar a Keylor y a Courtois iba a resultar muy complicado. Julen Lopetegui alternó a los dos porteros, mientras que Santiago Solari y Zidane se decantaron por el belga. Un gran portero que vive sus horas más bajas, con actuaciones irregulares que lo han llevado a distanciarse de la parroquia madridista.
Courtois, Keylor y ahora Areola. Son tres de los cinco porteros que ha tenido el Madrid este verano en nómina, por increíble que parezca. Y es que a estos tres futbolistas hay que unirles los nombres de Andrey Lunin y Luca Zidane: mientras el joven cancerbero ucraniano apenas juega en el Real Valladolid —el año pasado también estuvo a préstamo, en el Leganés—, el hijo del técnico francés es titular en el Racing de Santander en Segunda División.
Así pues, tras Courtois y Areola, el tercer portero de la plantilla es Diego Altube (19 años), aunque tiene toda la pinta de que el futbolista procedente del Castilla no va a jugar absolutamente nada con el primer equipo y que tendrá que conformarse con hacerlo en Segunda B a las órdenes de Raúl González. Siempre que las circunstancias se lo permitan, claro está...