La vida del lituano Romualdas Marcinkus transcurrió entre la ocupación rusa y la ocupación nazi de su país. Entretanto, tuvo tiempo de ser futbolista, héroe de guerra, y finalmente mártir.
Romualdas Marcinkus nació el 22 de julio de 1907 en Jurbarkas, cuando Lituania formaba parte del Imperio Ruso. Siendo aún un niño contempló cómo su país obtenía la independencia tras más de un siglo de dominio zarista, y cómo casi inmediatamente el Ejército Rojo del nuevo poder soviético intentaba de nuevo anexionar el país. También vio cómo su Lituania era dominada por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial, y cómo se libraba una guerra con la recién proclamada República de Polonia, que también anhelaba anexionar el Estado Lituano.
Todo ello, con apenas 15 años. No es de extrañar, pues, que Marcinkus creciera con un marcado espíritu nacionalista. Un espíritu que se había adueñado de todo el país, con la consiguiente creación de héroes nacionales. Entre ellos, por ejemplo, se encontraba Steponas Darius, piloto lituano que había combatido en la Primera Guerra Mundial con Estados Unidos, y que al regresar a casa trajo consigo la práctica del béisbol, del boxeo, del fútbol y, sobre todo, del baloncesto, desde entonces deporte nacional en Lituania.
Marcinkus idolatraba a Darius, a quien tuvo el honor de conocer personalmente. Pero a diferencia de la mayoría de jóvenes de su país, no fue el baloncesto lo que le entusiasmó, sino el fútbol. Así, mientras estudiaba con grandes resultados en la escuela militar de Kaunas se enroló en el equipo local Lietuvos Fizinio Lavinimo Sajunga. Equipo creado precisamente por Steponas Darius.
El crecimiento del fútbol lituano
A pesar de que los primeros resultados de la selección de fútbol de Lituania fueron desastrosos (debutó el 24 de junio de 1923 con una derrota por 5 a 0 ante Estonia, a la que le sucedieron un 9 a 0 ante Suiza en el torneo olímpico, y un 10 a 0 ante Egipto), una serie de jóvenes con gran ilusión estaba decidido a hacer crecer el fútbol en Lituania. Y entre ellos se encontraba Marcinkus, que se caracterizaba por una gran resistencia física, una enorme capacidad de entrega, y grandes dotes de mando.
De hecho, con apenas 20 años Marcinkus debuta con la selección nacional, y no tardará en convertirse en su capitán y estrella. Será en un futbolista admirado y respetado por todos pese a su juventud, y de su mano el fútbol lituano crecerá enormemente. El triunfo en la Copa Báltica de 1930 se consideró todo un logro en el país, éxito que se repetiría en 1935, siempre con Marcinkus como capitán.
Son los años felices de Romualdas Marcinkus, los años felices de Lituania, que conoce un periodo de paz y libertad inaudito en el país hasta la fecha. El joven Marcinkus sigue brillando en el campo de fútbol, se casa con la estrella del baloncesto lituano Aleksandra Lyngite, y se convierte en un ídolo en el país. No sólo por sus dotes futbolísticas, sino también porque consigue convertirse en un magnífico piloto de avión.
Mientras sigue jugando al fútbol destacadamente, Marcinkus protagonizará un importante vuelo transeuropeo –con otros cinco aviadores-, que le permitirá ser ascendido a teniente primero, y posteriormente recibir la Orden lituana del Gran Duque Gediminas, la máxima distinción del estado lituano.
La segunda vida de Marcinkus
Pero a partir de 1938 todo se tuerce. Una lesión terminará con su carrera como futbolista. Por suerte, aún le queda un brillante futuro como aviador. Pero unas semanas más tarde fallece su padre, lo que hace caer a Marcinkus en el pozo de la depresión, lo que unido a graves problemas económicos le harán vivir una situación muy complicada. Será destinado a la reserva en el Ejército.
La Segunda Guerra Mundial que estalla poco después de que se iniciara esta terrible cuesta abajo se le presenta a Marcinkus como una nueva oportunidad para rehacer su vida. Su intento baldío de luchar contra la Unión Soviética tras el ataque de ésta en 1939 a Finlandia no le detiene, y se alista en la Armée de l’air, el cuerpo aeronáutico francés, para luchar contra la Alemania nazi.
París cae pocos días después, pero Marcinkus pasa entonces a formar parte de la Royal Air Force británica. Será ahí cuando se ganará el respeto de todos por su fiereza en combate, siendo elegido entre los seis pilotos que deberán acometer la casi imposible operación de detener la Operación Cerberus (febrero de 1942), destinada a evacuar a los cruceros nazis desde el puerto de Brest, en la Francia ocupada, hasta Alemania.
Como era de esperar, la operación germana concluye con éxito, y el Hawker Hurricane pilotado por Marcinkus cae abatido. Pero lo que se encontraron los nazis tras caer el avión en el agua fue inexplicable: Marcinkus seguía con vida.Perplejos, lo capturaron y fue destinado al campo para prisioneros de guerra Stalag Luft III, en Polonia. Un campo sólo para militares, nunca para civiles, en el que las condiciones de vida no eran tan duras como en los campos de concentración, pero donde dadas las características de sus prisioneros se había dispuesto un diseño especial del que era imposible escapar.
La 'Gran Escapada'
Pero para Marcinkus no había nada imposible, y junto al Jefe de escuadrón Roger Bushell perpetraron un laborioso plan para fugarse. Su aportación fue clave gracias a su dominio del alemán, lo que le permitió conseguir información muy valiosa sobre los turnos de los guardias, los horarios de los trenes, lo que hablaban los nazis entre ellos…
El 25 de marzo de 1944 cerca de 200 prisioneros de guerra del Stalag Luft III iniciaron su huida, en lo que ha pasado a la historia como 'la gran escapada'. Lo hicieron a través de un túnel cavado, denominado Harry, en el que tuvieron que detenerse más veces de las deseadas debido a los numerosos controles de los guardias. Pero al final llegaron al otro lado. Lo hicieron muchos metros antes de lo que tenían calculado, pero al otro lado al fin y al cabo. Tan solo son 76 los que consiguen escapar, antes de que los guardias interrumpieran la fuga. Entre ellos se encontraba Marcinkus.
Marcinkus, junto a otros tres prisioneros, consiguieron llegar hasta Danzig (actualmente Gdansk, Polonia), desde donde debían llegar a la neutral Suecia. Pero no tuvieron tiempo: fueron detenidos tres días más tarde justo antes de cruzar la frontera. Los enviaron entonces al Stalag XXB.
Al día siguiente serían devueltos al Stalag Luft III. Pero Hitler, enfadado por la fuga, quiere dar ejemplo, y manda fusilar a todos los capturados. Cuando estaban a punto de llegar al campo de prisioneros, mientras caminaban, Marcinkus fue disparado por la espalda.
Así fallecía el 29 de marzo de 1944 Romualdas Marcinkus, héroe de guerra, pionero del fútbol en Lituania, y finalmente mártir en la locura que el mundo recordará como Segunda Guerra Mundial.