El enfermo empieza a dar señales de vida. En los dos últimos partidos el Real Madrid está dejando mejores sensaciones. Es un equipo más completo en todos los sentidos. En defensa ya dio un recital ante el Sevilla y, aunque hoy ante el Girona en partido de Copa del Rey hubo un par de errores, de Marcelo y Llorente, que salieron muy caros, fue un equipo ordenado y que apretaba en todas sus líneas. Y arriba son un escándalo Benzema y Vinicius. El primero da pausa y asociación y el brasileño, que lleva seis partidos consecutivos como titular, da verticalidad, descaro y velocidad. El Madrid terminó el partido presionando arriba, signo de un buen estado físico, y habiendo superado dos situaciones de marcador peligrosas.
Solari optó por un once lógico. Cambió los laterales dando entrada a Marcelo y Odriozola y en el centro del campo dio continuidad a Casemiro, Modric y Ceballos, los tres sustituidos en la segunda mitad para que Llorente y Kroos jugarán una media hora tras recuperarse de lesiones. El Madrid, salvo quince minutos de la segunda mitad, fue dueño y señor del balón y del partido. El Girona se llevó un gran resultado porque optimizaron al máximo sus dos únicos disparos. Courtois no hizo ni una sola parada. Los catalanes se adelantaron a los seis minutos con una gran jugada por la izquierda en la que marearon a Odriozola, Lucas y Casemiro y que remató Lozano en el segundo palo donde, otra vez más, Marcelo llegó tarde pese a que veía que su atacante le había ganado la posición. El brasileño fue, por mucho que diera la asistencia del tercer tanto, el peor de los suyos con diferencia. Sólo hay que compararle con su homólogo en la derecha, Odriozola.
El ex de la Real Sociedad sería titular indiscutible en cualquier equipo de la Liga salvo en el Real Madrid. A falta de que a Lucas le salga algo, es el puñal de la derecha. El empate no tardó en llegar. Benzema, con otro pase que pasa inadvertido, aguanta y filtra un balón al espacio para su subida y, cuando cualquier jugador hubiera disparado ante la salida de Iraizoz, Odriozola hizo lo inesperado con un pase hacia atrás entre tres defensores. Lucas sólo tuvo que empujar a gol. Y así se pasó todo el partido el lateral. Subiendo y bajando. Doblando. Llegando a línea de fondo. Aportando. Lo opuesto en la izquierda donde todo el peligro lo generaba Vinicius.
El brasileño es un martillo pilón. Es un dolor de cabeza para cualquier defensor. Lo intenta todo siempre. Es extremadamente descarado para la edad que tiene. Y eso es una bendición para un Madrid en el que Vinicius aporta muchas cosas que no había hasta su irrupción. El 2 a 1 llegó de sus botas. No disparó cuando tenía que disparar. No pasó cuando tenía que pasar. Pero su regate terminó en penalti. Falla en decisiones o en ejecuciones, pero suma. La pena máxima la transformó Sergio Ramos a lo Panenka. Como Vinicius mejore su definición y mejora su regate hacia la izquierda, estamos ante un futbolista con mucho techo.
En la segunda mitad el Madrid bajó el ritmo y el Girona empató de penalti en su segunda y última ocasión. Un penalti absurdo de Marcos Llorente. Nacho le empuja a la salida de un córner, Llorente piensa que le empuja un jugador del Girona y estira los brazos para que le piten penalti pero al dar a la pelota con la mano, le señalan penalti. Tanto de Granell en el minuto 65. El resultado era injusto visto los servicios de cada uno. El Madrid atacaba mucho. Llegaba mucho al área del Girona pero, ni aun así, se vinieron abajo. Apareció el capitán, otra vez, para marcar el 3 a 2 con un testarazo a centro de Marcelo. Ramos lleva 9 goles. Uno menos que Bale y cuatro menos que Benzema, que marcó el cuarto a los pocos minutos tras una excelente asistencia de Vinicius con la izquierda, de un lado a otro de área.
Este Real Madrid ya no te duerme. Es divertido. No es sólo Vinicius, que ayuda. Es todo. Es Benzema jugando de espaldas. Es el centro del campo donde ahora Casemiro sí roba balones. Es Ceballos que ha hecho dos partidazos consecutivos. Es la defensa con Sergio Ramos a la cabeza. Sacando la línea hasta el centro del campo. Su rol no es marcar pero ya lleva 103. Una burrada. Todo hay que decirlo y el Girona está demostrando que la Copa, como al Barcelona, le importa poco pese a haber eliminado al Atlético de Madrid. Sin Stuani o Portu, siete ausencias habituales en el once titular.
Mención aparte para Undiano Mallenco. El árbitro, junto a sus linieres, estuvo errático desde el principio hasta el final. Con fallos pequeños constantes. En faltas que no eran, en saques de banda que eran para el equipo contrario, en fueras de juego... Con fallos básicos como sacar un fuera de juego desde el campo propio o una expulsión clara a Nacho al final del partido. Desesperó al Real Madrid, que no se acordará de él porque ganó el partido.