Recientemente contábamos en Libertad Digital cómo el fútbol tuvo una gran importancia durante la Primera Guerra Mundial. Ya no sólo como agitador de masas, sino con su participación directa. Mediante los Football Battalion no fueron pocos los futbolistas de Gran Bretaña que se alistaron para combatir en el frente.
Chelsea, Liverpool, Tottenham, Arsenal… fueron muchos los equipos punteros del fútbol británico que lanzaron diferentes consignas para que sus jugadores –y con ello, también sus seguidores- se animaran a participar en la Guerra. Hubo un equipo que quedó exento de participar en estos Football Battalion: el Heart of Midlothian escocés. ¿El motivo? Toda su plantilla se había alistado en el ejército desde el primer momento, mucho antes de que lo hicieran el resto de futbolistas.
El batallón McRae
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, todos los hombres de la Gran Bretaña fueron llamados a filas. Los deportistas tardaron en hacerlo, gozando de ciertos privilegios hasta que la situación se tornó en insostenible –sobre todo, por la inesperada prolongación del conflicto en el tiempo-.
En noviembre de 1914 el Heart of Midlothian era líder de la primera división escocesa, después de encadenar ocho victorias consecutivas. A tenor de las crónicas de la época, se trataba de un conjunto de un gran futuro. Futuro que se terminó cuando dieciséis miembros del equipo se convirtieron en los primeros futbolistas profesionales que se alistaban para combatir en la Guerra, en el batallón dirigido por el carismático mercader textil y político Sir George McCrae.
El ‘Batallón McCrae’ (16º Regimiento Real Escocés) será todo un ejemplo en un momento en el que se comenzaba a cuestionar –y a criticar- el hecho de que los futbolistas no participaran en la contienda. Tras este gesto cerca de quinientos seguidores del Heart –además de varios seguidores del Hibernian, el otro equipo de la ciudad de Edimburgo- se animaron a participar junto a los que sólo unos días atrás acudían a animar al estadio. Nacían de este modo los Pals Battalions, los "batallones de amigos".
Ripon, Salisbury Plain o Le Havre fueron algunos de los lugares donde combatió el Batallón McCrae, granjeándose una gran fama entre los suyos y, sobre todo, entre los enemigos. "Ladies from Hell", las señoras del infierno, eran apodados por las tropas alemanas por su vestimenta con el Kilt, una prenda extravagante a sus ojos, incluso femenina, pero que sin duda parecía conferirles un valor y un coraje sin igual.
Hasta que el 1 de julio de 1916 el batallón al completo fue destinado a combatir en la batalla del Somme, una de las más crueles de los cuatro años de Guerra. Tras cruzar una de las zonas más peligrosas de las posiciones enemigas, tres cuartos del batallón de George McCrae será abatido por las fuerzas germanas. Fue el día más negro en la historia del ejército británico, con más de 60.000 muertos y heridos en pocas horas.
Entre los fallecidos, siete jugadores del Heart of Midlothian: John Allan, James Boyd, Duncan Currie, Ernest Ellis, Tom Gracie, James Speedie y Harry Wattie, probablemente el mejor futbolista de todos ellos. Además, Pat Crossan regresaría a casa gravemente herido, siendo incapaz de recuperar su salud hasta que falleciera en 1933.
Hoy, más de cien años después, el recuerdo a aquel batallón ejemplar continúa vivo. No sólo por los dos monumentos existentes en su honor: un memorial en piedra en la localidad francesa de Contalmaison, y el Monumento a los Caídos en la zona de Haymarket, en Edimburgo. Cada año, grupos de aficionados del Heart of Midlothian, y del fútbol en general realizan una peregrinación hasta Contalmaison, donde recuerdan a los 8 fallecidos del equipo en la Batalla del Somme, y a aquellos que regresaron pero nunca más pudieron volver a jugar al fútbol. No fue hasta finales de los 50 que el Hearts, uno de los equipos más laureados del país, pudo volver a conquistar un título nacional.