El término ‘domingo sangriento’ se ha acuñado a diversos sucesos fatídicos que tuvieron lugar, obviamente, en domingo. Desde el producido el 22 de enero de 1905 en San Petersburgo, que dejó 200 muertos y 800 heridos, al acaecido en Derry, Irlanda del Norte, el 30 de enero de 1972, que terminó con trece muertos por disparos policiales sobre manifestantes, quizá éste el más conocido de todos.
Sin embargo, si nos referimos a domingo sangriento en el fútbol, hablamos de la masacre producida el 21 de noviembre de 1920 en un partido de fútbol gaélico en Dublín, y que tuvo como resultado catorce muertos y decenas de heridos.
La tensión llega al fútbol
Todo sucedió en Croke Park, el estadio de fútbol más grande de la Asociación Atlética Gaélica. Aunque, a decir verdad, había comenzado ya unas horas antes, cuando el IRA, siguiendo instrucciones del ministro irlandés de Finanzas Michael Collins, atacó a la conocida como Patrulla del Cairo, un servicio especial de policías británicos, con misiones de inteligencia e infiltración.
El ataque del Ejército Republicano Irlandés resultó exitoso, provocando la muerte de once integrantes de la patrulla del Cairo, así como de dos miembros de la División Auxiliar, cuyo comportamiento en territorio irlandés era muy polémico por su brutalidad y violencia.
Poco después, en el Croke Park se disputaba un encuentro de fútbol gaélico entre el equipo local de Dublín y el Tipperary. A pesar de lo sucedido sólo unas horas antes, la ciudad trataba de continuar adelante con aparente normalidad, cansada de la tensión reinante durante la que se consideró la guerra irlandesa de la independencia (de 1919 a 1921).
Pero entonces la policía británica decidió responder. Recuerda uno de los miembros de la División Auxiliar participantes en la matanza que terminaron decidiendo si la venganza se iba a realizar en el Croke Park o en la calle Sackville mediante el lanzamiento de una moneda al aire. Le tocó al estadio.
Masacre en el estadio
En una acción coordinada, diversos miembros de la División Auxiliar acudieron al estadio, donde se habían congregado unos 10.000 espectadores para seguir el encuentro entre el Dublin y el Tipperary que arrancaba a las 14.45h del domingo 21 de noviembre de 1920.. Minutos antes de comenzar un partido un avión de la Royal Air Force sobrevoló el estadio, y lanzó una bengala roja, que provocó el nerviosismo entre la gente.
Acto seguido, varios militares británicos comenzaron a disparar indiscriminadamente hacia las gradas desde el campo que acababan de invadir. Paralelamente, otro hacía lo mismo desde la entrada, alcanzando a aquellos que trataban de huir.
En total, trece espectadores fallecieron por los disparos, entre ellos un niño de 10 años, mientras que un jugador del Tipperary, Michael Hoga, también moriría a causa de las heridas. Además, hubo 65 heridos. A ellos habría que añadir los trece militares muertos por la mañana, lo que deja un balance de 27 fallecidos en aquel domingo sangriento.
La realidad no puede esconderse
En un intento de enmascarar una nueva acción más que reprobable de las fuerzas de la Corona, se lanzó un boletín de prensa que afirmaba:
"Varios hombres acudieron el sábado a Dublín con la excusa de ir a un partido de fútbol entre Tipperary y Dublín. Pero sus intenciones reales eran tomar parte en una serie de actos crueles que ya habían comenzado esa mañana. Sabiendo el sábado que algunos de esos pistoleros estaban presentes en Croke Park, las fuerzas de la Corona fueron enviadas a invadir el campo. La intención original era que un oficial fuera al centro del terreno y hablando desde un megáfono, invitase a los asesinos a dar un paso al frente. Pero en su acercamiento, una avanzadilla armada dio la alarma. Se dispararon balas para avisar a los hombres requeridos, lo que causó una estampida y escaparon en la confusión".
Sin embargo, el propio periódico The Times ridiculizó aquella versión, y el rey del Reino Unido Jorge V, así como varios políticos británicos, expresaron sin tapujos su horror ante lo sucedido en el Croke Park.
Tras aquel domingo 21 de noviembre de 1920, la imagen del mandato británico y las relaciones entre irlandeses y británicos se deterioraron aún más, incrementándose las hostilidades, hasta que el 22 de junio de 1921 el rey Jorge V pronunció en Belfast un discurso que inició una tregua entre ambos beligerantes. El 6 de diciembre de 1922 se reconoció oficialmente a la República de Irlanda como un país libre.
Pero lo sucedido en el Domingo Sangriento de Croke Park se ha mantenido en la memoria británica. La Asociación Atlética Gaélica dio el nombre de Hogan Stand –el futbolista asesinado- a una de las gradas del Croke Park, y ya en 2011 la Reina de Inglaterra Isabel II pisó por primera vez el estadio dublinés, en un gesto de alto contenido simbólico, tratando de mostrar una normalización definitiva de las relaciones entre Inglaterra e Irlanda. "La reina busca sanar las heridas del pasado, mirando a un futuro promisorio para ambos países", comentó al respecto el entonces primer ministro David Cameron.