El Batallón del Fútbol: 100 años después del fin de la Primera Guerra Mundial
"Es el partido de los partidos, contra uno de los mejores equipos del mundo", fue uno de los lemas usados para llamar a filas a los futbolistas.
El 11 de noviembre de 1918, en el bosque de Compiègne, al norte de Francia, representantes de Francia, Reino Unido y Rusia firmaban el armisticio con Alemania. Eran las 5.20h de la mañana, y aquello significa el fin de la Primera Guerra Mundial.
Atrás quedaban cuatro años y tres meses de contienda, en la que más de nueve millones de personas fallecieron, a las que hay que añadir seis millones y medio de inválidos de guerra, más de ocho millones de huérfanos, y cuatro millones de viudas.
Hace justo un siglo se daba fin a la mayor guerra que jamás había contemplado la raza humana, que paralizó por primera vez el mundo por completo, y que movilizó a más de sesenta y cinco millones de hombres de todos los rincones del planeta. Todos se vieron afectados, de una manera u otra. Y el fútbol también, por supuesto.
El Football Battalion
En el momento de estallar la guerra, a mediados de 1914, la partida que tomó el mundo del fútbol fue muy diferente a la que le sucedería poco después. En un principio la decisión fue que los futbolistas se quedaran en sus ciudades, en sus equipos, e incluso se mantuviera la competición doméstica, con el objetivo de mantener entretenido al pueblo. Pero la prolongación en el tiempo de la guerra, el recrudecimiento de ésta, y la gran cantidad de vidas humanas perdidas que se iba acumulando hizo que cambiaran las tornas.
En un momento en que ya se comenzaba a plantear la opción de que los futbolistas acudieran a la contienda, hubo dos hechos que terminaron por decantar la balanza: por un lado, la carta de un soldado británico establecido en Francia, que afirmaba que "estaba viviendo una experiencia muy dura mientras jóvenes sanos estaban jugando al fútbol". Por el otro, la afirmación de Sir Arthur Conan Doyle, el novelista creador de Sherlock Holmes y una de las voces más importantes del país en aquellos momentos, de que "si un futbolista tiene fuerza en sus extremidades, que las use en el campo de batalla".
Así, el 12 de diciembre de 1914 se formó el 17º Batallón de Servicio del Regimiento Middlesex, el conocido como ‘Football battalion" o Batallón del Fútbol. Era uno más de lo que se denominaron ‘Batallones de compañeros’; esto es, batallones formados por miembros de una misma profesión. Pero el efecto en este caso era mayor: más allá de los futbolistas, con esta iniciativa se conseguía motivar a muchos jóvenes que aún no se habían alistado. Para ellos, era todo un honor combatir junto a aquellos ídolos a los que acudían a ver cada fin de semana.
Parker abre la puerta
A diferencia de lo que se ha creído tradicionalmente, Frank Buckley, integrante de la selección inglesa y futbolista del Bradford City, no fue el primero en alistarse, sino el segundo. El primero en hacerlo fue el jugador del Clapton Orient F. W. Parker. Needham, del Brighton and Hove Albion, y el propio Buckley fueron los siguientes.
"No es un partido sencillo contra un rival de segunda fila. Es el partido de los partidos, contra uno de los mejores equipos del mundo", fue el primer lema para llamar a filas. Treinta jugadores más procedentes de once clubes diferentes se alistaron antes de que el 1 de enero de 1915 el batallón se hiciera oficial. En marzo, la cifra ya había ascendido a los 122 futbolistas.
No se trata tampoco de una cantidad elevada, pero hay que tener en cuenta que no fueron pocos los futbolistas que ya se habían alistado de manera voluntaria en otros batallones nada más comenzar la guerra. Especialmente remarcable en este sentido es el caso del Hearts de Edimburgo, el mejor equipo de Escocia en aquel momento, y cuya plantilla íntegra se había enrolado en la Armada Británica. Además, ciertos clubes, sobre todo al principio, se mostraron reticentes a ceder a sus jugadores, aludiendo a que habían firmado un contrato que debían cumplir. De hecho, en Inglaterra la temporada 1914-1915 se pudo disputar con normalidad, a diferencia de otras ligas europeas.
Un segundo batallón de futbolistas
A medida que las hostilidades fueron aumentando, más clubes fueron permitiendo que sus futbolistas accedieran a la contienda. "¿Quieres ser un héroe de guerra del Chelsea?"; "Hombres de Millwall… hagamos que el enemigo escuche el rugido del león. Juguemos juntos esta final y démosles una patada"; "Vayamos juntos al ataque para marcar el gol de la victoria"... fueron otros lemas usados en diferentes equipos.
Finalmente, el 17º Batallón de Servicio del Regimiento Middlesex estuvo compuesto por unas 600 unidades, entre las que se encontraban también entrenadores, directivos, árbitros, y aficionados. Procedían de casi todos los equipos de la Primera División: Arsenal, Chelsea, Crystal Palace, Tottenham, Fulham…
Poco después, en mayo de 1915 se formó un segundo batallón de futbolistas, el 23º Batallón de Servicio del Regimiento Middlesex. En él, entraron equipos que anteriormente no habían participado, como el West Ham, el Liverpool, el Reading… y así hasta 50 equipos diferentes del fútbol inglés para dar lugar a los dos Football Battalion.
Ambos batallones fueron enviados a diferentes puntos de contienda durante la Guerra, pero la mayor parte de ellos participaron en la Batalla del Somme, en Francia, que duró de julio a novembre de 1916, y que está considerada como una de las más sangrientas de todas las acontecidas. Hubo más de un millón de bajas entre ambos bandos, y de los 600 miembros del Football Battalion que acudieron fallecieron más de 500.
Walter Tull, y muchos más
Entre todos los futbolistas muertos, se pueden encontrar oficiales, como Alan Haig-Brown, del Clapton Orient; Edward Bell, del South Farnborough; o Walter Tull, del Northampton, y que merece un capítulo aparte por la importancia que tuvo en el mundo del fútbol y en el mundo bélico rompiendo todas las barreras del racismo, convirtiéndose en el primer oficial de infantería negro del Ejército Británico.
También encontramos Suboficiales, entre los que podemos destacar al escocés Richard McFadden del Clapton Orient, Ben Butler y Henry Pennifer del Queens Park Rangers, o Sandy Turnbull del Manchester United. Y muchos más soldados rasos.
En total, al concluir la Guerra el 11 de noviembre de 1918, más de 1500 hombres que habían servido en los Football Batallions en algún momento de la contienda habían perdido la vida. No sólo eso. Muchos de los que consiguieron regresar lo hicieron con heridas que les impedían retomar una vida normal. No fueron pocos los futbolistas que volvieron con vida pero que jamás pudieron volver a jugar al fútbol.
Hoy, 100 años después del final oficial de la Primera Guerra Mundial, sirva este artículo de recuerdo y homenaje a todos aquellos que perdieron la vida en la contienda, y también a aquellos que de una manera u otra se vieron afectados, resultándoles imposible retomar la vida que tenían antes de explotar el conflicto.
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