Juan Carreño López, más conocido como ‘Candonga’, fue un buen delantero chileno de la última década del siglo pasado. Sólo el hecho de ser coetáneo de Ivan Zamorano y Marcelo Salas le privó de mayor protagonismo con la selección chilena, con la que se quedó a las puertas del Mundial del 98.
Era un 9 clásico: potente, de gran corpulencia, rematador, y con mucho, mucho temperamento… Sus mejores momentos los vivió con Unión Española, con quien alcanzó los cuartos de final de la Copa Libertadores, viéndose únicamente superado por el Sao Paulo de Cafú y Palhinha. Un gol de Candonga ante Cruzeiro fue el que permitió el pase a octavos.
Además de Unión Española, también jugó en Colo Colo, San Felipe, Linares, Colchagua, Ñublense, Naval, Cobresal, Coquimbo, Pumas de México, Cobreloa, Concepción, Iquique, Huachipato y Santiago Morning.
Con la selección, disputó siete encuentros, todos ellos previos al Mundial de Francia 98. De hecho, anotó un gol –su único gol con la roja- en el último encuentro de clasificación, ante Bolivia. Sin embargo, y pese a que disputó tres amistosos poco antes de la cita mundialística, finalmente no fue citado por Nelson Acosta, quien se decantó por el joven Manuel Neira. Carreño nunca se lo perdonó, aunque atribuye la mayor culpa de ello a su entonces compañero en la selección Ivan Zamorano.
"Si no fui al Mundial de Francia fue por su culpa. Él mandaba la Selección Chilena en ese tiempo y decidió llevar a su regalón, que era Neira. Hice el último gol de la clasificación y no me llevaron. Zamorano fue el cabrón de esa eliminatoria", declararía en una muy jugosa entrevista en 2011.
El día de furia
Pero si por algo será recordado Juan Candonga Carreño en el fútbol chileno es por el capítulo que protagonizó en septiembre de ese mismo año, 1998, cuando vestía los colores de Huachipato. En el encuentro ante Osorno en el Parque Schott, cuando ya casi se cumplía el tiempo reglamentario, Carreño tuvo un encontronazo con un jugador rival, que le valió la roja directa por agresión. Cuando se dirigía hacia los vestuarios el portero rival Hernán Caputto se le acercó para increparle, a lo que Carreño respondió con dos puñetazos. A partir de aquí, una tremenda batalla campal, en la que el polémico delantero derribó hasta a cuatro jugadores rivales. También él se llevó lo suyo, claro.
"Hasta que le pegué a Caputto soy culpable y responsable de todo, pero cuando los otros jugadores vienen corriendo y se me tiran encima, lógicamente que me tuve que defender. O pegas o te cagan. En el barrio uno aprende que hay que tirar a matar siempre", declararía Juan Candonga Carreño unos días después.
El delantero afirmaría también que minutos antes había tenido un choque con Caputto, y que tras su expulsión éste corrió para encontrarse con él e insultarle. "Tú no puedes molestar a un jugador expulsado, es un código básico del fútbol. En el fondo estaba buscando que le pegara. Y así pasó, fue lo que se vio en la tele. Al final creo que tumbé a cuatro, porque se armó una tremenda pelea. Tuve que defenderme porque los 'huevones' no me venían a abrazar precisamente".
Carreño fue sancionado con seis meses de suspensión. Hoy, cuando se cumplen 20 años de aquel lamentable suceso, el futbolista sigue manteniendo que la sanción fue justa, y que se muestra arrepentido de lo sucedido, pero también se defiende. "¿Qué pasa si a mí me hubieran aturdido y me paro y me vuelven a aturdir? Hubiera andado para la risa de todos ¿o no?".
No fue la única
Años más tarde Candonga Carreño contó que durante su etapa en México le sucedió algo similar, pero entonces con un compañero de equipo. "Me tiró un túnel y le dije que era una falta de respeto porque éramos compañeros. Me respondió "filio tu padre, filio tu madre, filio tu puta". Bueno, yo no soy muy bueno para los idiomas pero caché que me quiso huevear, así que le dije que si lo volvía a hacer le cortaba la cabeza. Lógicamente me tiró otro túnel, no lo dejé pasar, le metí un puñetazo y quedó aturdido", relataría.
Juan Candonga Carreño se retiró del fútbol en 2003, a la edad de 35 años. Desde entonces ha vivido diferentes etapas en los banquillos de equipos modestos del fútbol chileno. La última de ellas, en el Club General Velásquez, donde en septiembre de 2015 fue contratado para tratar de hacer reaccionar a un equipo hundido en la Tercera División. Desde su llegada encadenó cuatro victorias consecutivas, pero tuvo que renunciar por problemas de salud.