Independientemente de los elementos que rodeen al Atlético de Madrid actualmente, el cuadro rojiblanco está en crisis. Parece mentira que a estas alturas del curso haya que hablar de eso, pero la realidad es la que es. Para un equipo que aspira a ganar la Liga tener 5 puntos de 12 con tus rivales directos distanciándose cada vez más es una crisis clara. Es lo bueno y lo malo que tiene volver a ser un grande, que te tratan como tal cuando las cosas son positivas y te ahoga la presión cuando no van como deberían ir.
Ante el Eibar, si el Atlético hubiese tenido siete puntos de nueve y no cuatro como tenía antes de empezar la cuarta jornada quizá el panorama hubiera sido muy diferente porque en momentos de presión máxima y en deportes como el fútbol cuando estás con la soga al cuello sólo pueden pasar dos cosas: salir de la crisis con un golpe sobre la mesa o que la diosa fortuna te siga negando con la cabeza la oportunidad de recuperarte. En el Metropolitano ante el Eibar fue la segunda ya que un partido que podía haber acabado 4-2 con poco que hubiesen estado acertados ambos equipos acabó con 1-1 y casi con derrota del que más opciones de ganar tuvo.
Dmitrovic fue el causante de desesperar otra jornada más al Atlético y ya van tres de cuatro. El portero del Eibar paró todo y más, sólo hincando la rodilla en el minuto 94 con un gol de lo único bueno que dejó el partido para la afición rojiblanca, el canterano Borja Garcés. Hasta Simeone dio sensaciones de volver a equivocarse quitando a Rodrigo por el joven delantero. Menos mal que el gol le acabó dando la razón.
El punto no sabe a nada para el Atlético de Madrid que viajará a Mónaco sin rumbo en la Liga y sin gol. Veremos si la Champions endereza la nave rojiblanca.
Sin gol, no hay Liga
Le cuesta al Atlético de Madrid dar con la tecla en este inicio liguero y no sólo a nivel de esquema sino también en el aspecto goleador. En la primera parte ante el Eibar, el resultado perfectamente podría haber sido de 2-1 o 3-1 para el conjunto de Simeone, pero la pólvora estuvo mojada en el primer acto en el Wanda Metropolitano y siguió así en el segundo. No le sale nada al Atlético.
El susto inicial lo dio el Eibar con un balón al larguero de Cote, pero a partir de esa oportunidad el monólogo fue rojiblanco. Con Rodrigo corrigiendo cada dos por tres los desbarajustes del Atlético en la medular, que, por cierto, fueron muchos, el Cholo vio a los suyos ganar metro a metro superando la férrea presión alta y constante que había dispuesto Mendilibar con su Eibar. El equipo vasco vino a Madrid con la idea clara de protegerse primero para después hacer daño a la contra y el plan armero fue un quebradero de cabeza para los locales.
Pese al buen hacer táctico del Eibar, el Atlético fue encontrando ocasiones con el devenir del choque. Griezmann tuvo el 1-0 a los 13 minutos de partido, sin embargo, Dmitrovic quiso liderar la defensa a ultranza de los suyos cerrando a cal y canto su portería. El ex del Alcorcón evitó el gol de Antoine, se disfrazó de Spiderman poco después para evitar un cabezazo de Saúl a la salida de un córner y completó su faena frustrando las intenciones de Diego Costa en una acción en la que el guardameta salió a la desesperada para molestar lo justo al delantero y evitar un mano a mano en solitario. El partido del arquero serbio era y fue antológico.
El Atlético se fue a la caseta con el nerviosismo de ver su marcador a cero y sabedor de que la segunda parte tenía que tener otro color. No sería así.
Garcés, Rodrigo y un punto preocupante
El murmullo del Wanda Metropolitano tardó en subir de tono, pero la segunda parte ante el Eibar terminó de darle decibelios a las quejas colchoneras. Parece mentira que teniendo cuatro ocasiones claras en los tres primeros minutos de la reanudación, el Atlético siguiese a cero, pero Dmitrovic no estaba por la labor de bajar su nota media de la matrícula de honor al sobresaliente.
Simeone se desesperaba en el césped y la afición en la grada. Se pasó por alto el discreto partido de Lemar cuando fue cambiado, tampoco se criticaron demasiado los errores de Koke, Saúl o Costa, muy desdibujados durante todo el partido, pero no pasó lo mismo cuando Simeone quitó a Rodrigo para poner a Borja Garcés. El ‘14’ es vital para el Atlético. Si él no está, el equipo se parte y el centro del campo con Saúl y Koke ni recupera ni ocupa espacios. El nuevo fichaje rojiblanco tiene que estar sí o sí sobre el césped y si puede ser los 90 minutos. Fue salir Rodrigo y el Eibar mejoró tanto que acabó encontrando el gol en el minuto 87 gracias al oportunismo de Enrich.
Por suerte para el Cholo, el descuento le trajo el gol de Garcés y no hubo más pitos de los que recibió en el cambio, pero la sensación sigue siendo de falta de confianza en el equipo. El Metropolitano quiere más este año viendo todo lo que ha girado alrededor del proyecto y de momento, a 15 de septiembre, el panorama en Liga es muy preocupante. La nave necesita un giro de timón o el año liguero puede ser muy largo.
Ficha técnica:
1 - Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe; Koke, Rodri (Borja Garcés, m. 73), Saúl, Lemar (Correa, m. 59); Griezmann y Diego Costa.
1 - Eibar: Dmitrovic; Rubén Peña, Oliveira, Arbilla, Cote; De Blasis, Sergio Álvarez, Diop (Marc, m. 80), Pere Milla (Escalante, m. 57); Jordán y Charles (Sergi Enrich, m. 57).
Goles: 0-1, m. 87: Sergi Enrich, a pase de De Blasis. 1-1, m. 93: Borja Garcés, tras una serie de rechaces en el área.
Árbitro: Martínez Munuera (C. Valenciano). Amonestó a los locales Koke (m. 38) y Godín (m. 50) y a los visitantes Charles (m. 16) y Diop (m. 54).
Incidencias: partido correspondiente a la cuarta jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 55.654 espectadores.