Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. Tradicionalmente, éstos han sido considerados por todos como los más grandes futbolistas del Siglo XX. Por orden cronológico. Cada uno dominó una década, llevando a sus equipos o selecciones a las cotas más altas, y significando una evolución en el mundo del fútbol.
Pero si miramos más allá de Di Stéfano en el tiempo –recordemos que el argentino brilló principalmente en los años 50- varios son los nombres que aparecen en una hipotética lista de grandes estrellas de la primera mitad de siglo.
Sin duda, por desconocido que parezca el nombre en España, el argentino José Manuel Moreno es uno de ellos. No en vano, el propio Di Stéfano afirmaría en más de una ocasión que todo lo que él hacía lo había aprendido de El Charro Moreno.
Hoy, que se cumplen 40 años de su muerte, Libertad Digital lo recuerda.
River, pese a todo
Nacido en Buenos Aires el 3 de agosto de 1916, a los 18 años se dio a conocer con River. Y eso que él siempre había sido de Boca Juniors. Pero los xeneize lo rechazaron en una prueba, y Moreno prometió venganza.
Poco tardaría en convertirse en titular en River, en 1936, dando lugar a lo que sería la antesala de La Máquina. Formaba un ataque demoledor junto a Pedernera, Peucelle, Cesarini y Ferreira. Cinco años después se conformó la delantera de leyenda del fútbol argentino, cambiando a los tres últimos mencionados por Labruna, Muñoz y Lousteau.
Moreno, conocido como El Charro, fue un futbolista completo. Habitualmente, cuando se acuñan estas palabras a un futbolista, se suele referir a que no brilla en nada concreto, pero lo hace bien todo. Pero en este caso la expresión alcanza la excelencia: Moreno brillaba en todas las facetas. Era técnico, muy técnico. Habilidoso en el uno contra a uno, pero también creador, inteligente a la hora de dar el pase. Una capacidad cabeceadora excelente, y magnífico también en la definición. Además de una imponente fuerza física. Todo ello le permitía brillar en cualquier posición, y bajo cualquier sistema.
Con el legendario equipo de River de los años 40 conquistaría dos títulos de liga, en el 41 y en el 42, que se sumarían a los de 1936 y 1937. Su función en aquel conjunto era la de enlazar la defensa con el ataque, gracias sobre todo a su magnífica conducción de buen pie, a su ritmo y a su velocidad. Aunque eso sería resumir mucho. "Agarraba la pelota en su área, la llevaba hasta el arco de enfrente y allí asistía o fusilaba al arquero", declararía sobre él Alfredo Di Stéfano, con quien conquistaría otro título en 1947. ¿Les recuerda a algo la imagen?
Además de los cinco títulos conquistados con River, conseguiría otras cuatro ligas en tres países distintos: México (46), Chile (49) y Colombia (55-57). En sus más de 20 años de carrera anotó 243 goles en 523 partidos de Liga.
Argentina triunfante
Como no podía ser de otra manera, la magia de River se trasladó también a la selección argentina de fútbol. No en vano, Moreno consiguió junto a los suyos cuatro Copa América en cinco ediciones: en el 41, en el 45, en el 46 y en el 47. En 1942 fue subcampeona.
Además, Moreno consiguió el gol 500 de la competición en un partido histórico: el 12 a 0 que la selección Argentina le endosó a Ecuador; máxima goleada que registra la competición, y en el que Moreno anotó nada menos que cinco tantos.
Quizá su única cruz con la selección, y durante toda su carrera, fue la cita mundialística. Nunca jugó un Mundial. Y no por culpa suya. Hubo tres 'años de campeonato' en los que Moreno, por edad, podría haber estado: en 1938, en 1942 y en 1946. Incluso, apurando, en 1950. Pero ninguno de ellos lo jugó Argentina. El primero y el último, por la negativa del gobierno argentino a participar en la cita. Los otros dos, en 1942 y 1946, porque la Segunda Guerra Mundial impidió la celebración del campeonato.
Probablemente el hecho de no poder brillar con la albiceleste en un Mundial sea la causa de que la figura del Charro no haya trascendido en la historia futbolística como merecía más allá del continente sudamericano.
Porque lo que está claro es que Moreno fue todo un ídolo en su Argentina natal, y los países cercanos. Y no sólo por su grandeza en el campo. También fuera. Su estampa de galán, con su pelo engominado y prominente bigote, unido a su carácter carismático y su eterna sonrisa, hicieron de él todo un icono en los años 40.
No sólo Di Stéfano
Otro de los más ilustres futbolistas argentino y mundiales, Diego Armando Maradona, relata en su libro autobiográfico ‘Yo soy el Diego’ que "cuando la AFA me eligió como mejor futbolista argentino de todos los tiempos estaba fascinado, pero a la vez me daba vergüenza dejar atrás a nombres como Moreno".
De hecho, la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol nombró al Charro como el quinto mejor jugador sudamericano del siglo XX, sólo superado por Pelé, Di Stéfano, Maradona y Garrincha. Casi nada.
José Manuel Moreno fallecería el 26 de agosto de 1978, justo dos meses después de que Argentina conquistara su primer Mundial. Aunque nunca tuviera la oportunidad de jugarlo, Moreno pudo despedirse viendo a su Argentina proclamarse campeona del mundo.