Regreso al pasado. Vuelta a aquellos tiempos en los que España llevaba equipazos y se presentaba en las fases finales de los grandes torneo con un juego vistoso... pero se la pegaba una y otra vez en cuartos de final. Esta vez ni siquiera ha podido pasar de octavos, contra la anfitriona Rusia. Algo parecido a lo ocurrido frente a Corea del Sur en el Mundial que se jugó hace 16 años en ese país de manera conjunta con Japón. Entonces estaba Al Ghandour y ahora los rusos se han aliado con el colegiado holandés Bjorn Kuipers y el VAR, el sistema de videoarbitraje llamado a hacer justicia que, esta vez, no ayudó a España. O, mejor dicho, la perjudicó claramente.
En la recta final del segundo tiempo de la prórroga se produjeron agarrones a Piqué y Ramos en el área de Akinfeev: Kuipers decidió que no hubo penalti.... ¡y aquí no pasa nada! Luego, ya en la tanda de penaltis, los rusos tuvieron el acierto que le faltó a España: Koke falló su lanzamiento y Akinfeev detuvo el lanzamiento de Iago Aspas. El equipo de Hierro queda eliminado y Rusia pasa a cuartos en su Mundial.
Pero no sólo el VAR amargó al equipo español, que firmó uno de los peores partidos que se le recuerdan en mucho tiempo —lo único potable llegó en ciertas fases de la primera parte, sobre todo con el marcador a favor, y en el segundo tiempo de la prórroga—. Y es que los pupilos de Hierro iban andando sobre el campo, como alma que se la lleva el diablo, y dando pases sin sentido que carecían de peligro alguno. Un 'tuya-mía' ante el que los rusos se frotaban las manos. Los de Cherchesov, por su parte, tampoco propusieron nada y se dedicaron a encerrarse atrás, esperando su oportunidad a la contra o en alguna acción aislada. Con eso le sirvió para pasar de ronda. Con eso y con la desidia del rival, de una selección española que se mostró lenta y cansada, sin poder crear verdadero peligro sobre el marco defendido por Akinfeev. Al técnico malagueño, que deja la continuidad de su cargo a disposición de la Federación Española (RFEF), se le veía sin ideas, sin atisbos de hacer cambios, y el equipo mostró otra cara, pero insuficiente en cualquier caso, cuando por fin se decidió a tocar el equipo, dando entrada a Iniesta —sorprendente suplencia del manchego—, Iago Aspas y, sobre todo, un Rodrigo que buscó romper el partido con su velocidad y descaro.
Mal España, que ha ido claramente de más a menos en este Mundial. No fue peor que Rusia, pero ha jugado con fuego desde el principio para terminar quemándose. A Fernando Hierro le cayó un bonito marrón tras el terremoto Lopetegui, pero no menos cierto es que este traje de dirigir al combinado nacional de momento le queda muy grande. Quién sabe si seguirá en el puesto. Sorprendió de inicio el seleccionador, metiendo en el campo a Nacho, Koke y Marco Asensio, y sobre todo dejando en el banquillo a un Iniesta que saldría en la segunda mitad. En el otro bando, Cherchesov apostó por jugar con tres centrales, sacrificando a un Cheryshev que fue suplente y luego tendría su oportunidad al entrar a la hora de partido. Y España empezó con buena pinta, haciéndose con la pelota, dominando y llegando con asiduidad a la portería de Akinfeev.
No tardó en llegar el primer gol de la tarde en un Luzhniki abarrotado: balón de Marco Asensio hacia el segundo palo en un lanzamiento de falta y gol en propia meta de Ignashevich, que se introdujo la pelota en su propia portería con el talón mientras pugnaba en el área pequeña con Sergio Ramos. Con el marcador a favor, la selección española fue a lo suyo, controlando el partido —buena actuación de Isco, que fue el mejor de un equipo que en esta ocasión jugaba como local—, aunque había alguna pieza que descaradamente había que sacar del tablero. Sobre todo a David Silva, a quien se veía falto de confianza y también fuera de forma. Incomprensible que el canario, que está en uno de los peores momentos de su carrera, siga siendo titular en esta selección.
Mientras, Rusia dejaba jugar al rival, sin presionar arriba y parapetándose atrás con mucho orden. Y es que los de Cherchesov trataban de aprovechar sus ocasiones a balón parado o cazando alguna contra. También en los balones aéreos. Fue precisamente por ahí, cuando España parecía tenerlo todo bajo control, como se llegó al empate. Poco antes del descanso. Dzyuba remató de cabeza y la pelota se estrelló en el brazo de Piqué. Penalti absurdo pero también muy claro. Cierto es que el central barcelonista estaba de espaldas, pero un jugador de su nivel no puede saltar con los brazos en esa posición como lo hizo. En definitiva, penalti de infantiles que el propio Dzyuba se encargó de transformar para hacer subir el 1-1 al marcador.
Sin hacer hecho un juego ni mucho menos brillante, España había dado la sensación de controlar la situación, pero volvió de vestuarios con otro talante. Enseguida se quedó sin gasolina, mientras los rusos, a lo suyo, se echaban cada vez más atrás. Fútbol tosco, lento y previsible el de una selección española donde Hierro seguía sin proponer soluciones, mientras Cherchesov agotó enseguida los tres cambios posibles dentro de los 90 minutos reglamentarios. Y por fin entró Iniesta y luego Iago Aspas, a diez minutos del final del tiempo reglamentario. Mejoró España —de otra forma no podía ser— y pasó a buscar el gol de la victoria, pero se estrellaba una y otra vez con la muralla rusa.
Con el 1-1 se llegó al final del tiempo reglamentario, así que había que jugársela en la prórroga. Muy poco se vio en la primera parte del tiempo extra, pues las emociones fuertes quedarían para la segunda parte y, sobre todo, para los penaltis. En ese segundo tiempo de la prórroga pudo haber marcado España, ya con Rodrigo en el campo. El propio delantero valencianista gozó de una clarísima ocasión tras haberse marchado de Granat con un bello autopase, pero se acabaría estrellando con la muralla de Akinfeev, como también Carvajal —sustituto del lesionado Nacho— en el rechace. España merodeaba el área rival y, en una de las últimas jugadas del partido, reclamó penalti por doble agarrón, uno a Piqué y otro a Ramos, pero Bjorn Kuipers no quiso pitar nada tras consultar con el VAR. Incomprensible. Si hubiera sido al revés, probablemente sí lo hubiera señalado.
Hierro y sus pupilos fumaban en pipa: la pena máxima era clara pero se fue al limbo. No hubo tiempo para más y Rusia se frotaba las manos con los penaltis. Una suerte futbolística en la que los anfitriones estuvieron más acertados: todos sus lanzadores atinaron ante el marco defendido por David de Gea, quien tampoco ha logrado redimirse esta tarde tras su pobre Mundial. En cambio, Koke y Aspas fallaron los suyos. Igor Akinfeev acabaría siendo el héroe de una Rusia que ya está en cuartos. España se queda fuera: toca ahora hacer las maletas. Así es el fútbol. Pero, la verdad sea dicha, la selección que se coronó en Sudáfrica ha hecho un mal papel en Rusia y se va para casa antes de lo previsto. Dasvidaniya!
Ficha técnica
España, 1: De Gea; Nacho (Carvajal, m.70), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke; Isco, Silva (Iniesta, m.66), Marco Asensio (Rodrigo, m.104); y Diego Costa (Iago Aspas, m.80)
Rusia, 1: Akinfeev; Mario Fernandes, Kutepov, Kudriashov, Ignashevich, Zhirkov (Granat, m.46); Zobnin, Kuziaev (Erokhin, m.97); Samedov (Cheryshev, m.61), Golovin y Dzyuba (Smolov, m.65)
Goles: 1-0, m.11: Ignashevich; en propia meta; 1-1, m.41: Dzyuba, de penalti
Secuencia de los penaltis: 1-0, gol de Iniesta; 1-1, gol de Smolov; 2-1, gol de Piqué; 2-2, gol de Ignashevich; 2-2, Koke falla; 2-3, gol de Golovin; 3-3, gol de Ramos; 3-4, gol de Cheryshev; 3-4, Aspas falla
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Piqué (m.40), de España; y a Kutepov (m.54) y Zobnin (m.71), de Rusia.
Incidencias: Tercer partido de octavos de final del Mundial 2018, disputado en el estadio Luzhniki de Moscú. Lleno ante 78.011 espectadores en las gradas, entre ellos unos 3.000 españoles. El Rey Felipe VI y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, encabezaron la relación de autoridades en el palco de honor