Brasil quedó al borde del infarto cuando vio cómo Marcelo, uno de sus capitanes y pieza fundamental del esquema de Tite, se retiraba del terreno de juego llorando y con un fuerte dolor en la espalda. Ahora esperan a las pruebas definitivas, esperan llegue al partido de octavos ante México.
En una primera exploración, se determinó que la lesión no era nada grave y que no había que preocuparse de más. El lateral izquierdo está evolucionando favorablemente y parece que el proceso de recuperación va por buen camino, aunque siempre sin saber cuál será el plazo para su vuelta. El doctor de la selección aseguraba que aún había que esperar "24 o 48 horas" para conocer el parte definitivo.
Si bien es cierto que hasta este punto todo parece normal, viendo cómo sucedió la lesión, surgen dudas en torno a qué fue lo que pudo provocarla. En el minuto 10' se vio como Marcelo no podía continuar y como las lagrimas comenzaban a correrle por las mejillas, sin encontrar consolación en nada que le dijesen en ese momento. Quedó inmóvil por un calambre, un espasmo en la musculatura estabilizadora de la columna.
"Puede ser que el colchón en el que durmió en Moscú fuera más blando y eso le provocara ese problema en la columna, vamos a esperar cómo evoluciona y si puede jugar, pero la respuesta por ahora es buena", aseguraba el médico de la CBF. Se descartó también que fuese por la carga de partidos o por forzar en algún entrenamiento.