Los seguidores del Real Madrid y del Atlético de Madrid que quieran asistir a la final de la Supercopa de Europa de este año deberían preocuparse y además de forma muy seria ya que será casi imposible conseguir entradas. ¿La razón principal? El estadio que acogerá la final, el Le Coq Arena de Tallín (Estonia), sólo tiene poco más de 9.600 espectadores.
Si ya de por sí la UEFA suele quedarse con la mayoría de las entradas de una final para compromisos con patrocinadores, en el caso de la Supercopa de Europa la capacidad del estadio convertirá el reparto de las mismas en un mal chiste para las hinchadas de los dos equipos madrileños.
Un ejemplo concreto: el Atlético recibió para la final de la Europa League un total de 11.552 entradas sobre un estadio de 60.000. Otro ejemplo más: 16.626 entradas recibió el Real Madrid en Kiev con una sede de una capacidad parecida a la del estadio francés. Por lo tanto, la UEFA dispuso, como mínimo, de un tercio del aforo.
Con los precedentes anteriores como argumento es más que posible que el derbi madrileño tenga un desplazamiento insignificante en comparación con otras finales entre ambos equipos ya que además del escaso montante de entradas a recibir, los precios no bajan de los 300 euros sin entrada.
La primera final madrileña en una Supercopa de Europa será testigo de otro ridículo de la UEFA.