El centrocampista del Mainz, Ridle Baku, jugó su primer partido en la Bundesliga en la jornada 32. Fue titular, se cascó un partidazo, marcó un gol, su equipo 3-0 al temible Leipzig y dio un salto de gigante hacia la salvación.
Lo curioso del caso es que Baku jugó ese partido por pura casualidad. Ridle se dirigía junto a sus compañeros del equipo reserva en autobús a Friburgo, donde debían disputar su partido. En una gasolinera, Baku recibe una llamada. Debe bajarse de inmediato del autobús y esperar a ser recogido. Las bajas de última hora hacen que tenga que ir con el primer equipo. Ridle espera, nada más y nada menos, que 45 minutos en la gasolinera. Por fin, le encuentran. Sin tiempo que perder, fue llevado directamente al Opel Arena, campo del Mainz y escenario del partido. Se cambió y recibió la noticia: era titular. El resto de la historia ya la saben.
El destino le jugó una buena pasada al bueno de Baku que jamás olvidará el día de su estreno como titular con el Mainz. Un Mainz que, quién sabe si gracias a su canterano -fue el jugador que más corrió, el que más pases completó, el que más situaciones de peligro creó y encima anuló a la estrella rival, un Naby Keita que el próximo año jugará en el Liverpool-, ganó un partido fundamental en la lucha por la permanencia lo que le concede muchas opciones de mantenerse en la Bundesliga.