El presidente del PAOK de Salónica, Ivan Savvidis, no podrá pisar un estadio de fútbol en los próximos tres años. Esta es la sanción que la Liga griega ha decidido imponer a Savvidis después de que el pasado 12 de marzo amenazara a un árbitro con una pistola e intentara agredirle durante el partido entre su equipo y el AEK de Atenas, que entrena el español Manolo Jiménez, en el Estadio La Tumba de Salónica.
Un hecho que desencadenó la suspensión de la Liga griega durante tres semanas por los reiterados incidentes violentos. Además, el mandatario deberá pagar una multa de 100.000 euros y el PAOK pierde tres puntos en la clasificación actual.
La competición se reanudará este sábado después de que la Superliga aceptara una serie de condiciones impuestas por el Gobierno. El ministro de Deportes, Yorgos Vassiliadis, anunció el pasado martes en un comunicado de prensa que, tras la aceptación unánime de las condiciones impuestas por parte de los 16 clubes que conforman la Superliga, se levanta inmediatamente la suspensión de los partidos de fútbol profesional.
Entre las medidas figura que a partir de ahora la Policía tan sólo velará por la seguridad fuera de los estadios, y serán los clubes los que deberán responsabilizarse de todo cuanto ocurra en su interior. Todo club que haya sido condenado durante al menos tres veces en una temporada por un tribunal deportivo por comportamiento violento de sus aficionados, descenderá automáticamente a Segunda. Si los altos cargos de un club hacen declaraciones a los medios que fomenten la violencia, la entidad será sancionada automáticamente.
El presidente del comité de la FIFA para supervisar la Federación Griega de Fútbol (EPO), Herbert Huebel, ha recomendado la expulsión de los clubes griegos y sus selecciones nacionales de las competiciones internacionales. "La situación actual no permite a la EPO garantizar el buen funcionamiento de las competiciones nacionales", explica Huebel en su informe a la FIFA, recogido por los medios locales.
De momento el temido Grexit no es más que una posibilidad, pues la decisión del Comité de la FIFA no se celebrará hasta mayo o junio y hasta entonces Grecia tiene la oportunidad de enmendar aquellas cuestiones que no han convencido al austríaco. Esta pequeña posibilidad de evitar el Grexit deja entrever que el informe de Huebel busca presionar a la federación griega antes de castigarles definitivamente.
El posible Grexit afectaría sobremanera al fútbol griego, ya que ningún equipo, sin importar edad, sexo o liga en la que juegue, podría participar en competiciones internacionales, ni siquiera en la Liga de Campeones o la Europa League, lo que a buen seguro se traduciría en una huida de futbolistas hacia otras ligas.