Inma Zanoguera es una jugadora de baloncesto, muy buena por cierto (no en vano fue campeona de Europa sub'20 de baloncesto con España en Turquía en 2013), que acaba de proclamarse campeona de la durísima Maratón del Sáhara. Pero su historia encierra mucho más que su gran victoria en Tindouf.
"Es una historia espiritual de regreso a mis orígenes, a los de mi madre y mis antepasados, y sobre todo un viaje de vuelta a casa". Así anunciaba hace unas semanas la jugadora de baloncesto Inma Zanoguera su participación en el Maratón del Sáhara, uno de los más duros de cuantos se disputan en el planeta.
Y es que Zanoguera, adoptada a los tres años por una familia mallorquina, ha descubierto recientemente que su madre biológica era saharaui, que sus raíces son saharauis. Creció feliz en Mallorca, jugando maravillosamente bien al baloncesto, y a los 16 años se marchó a Estados Unidos para seguir creciendo como persona y, sobre todo, como jugadora.
Pero ahora, al conocer su pasado, y pese a que sus mayores habilidades están en la cancha de baloncesto y no en la carretera, decidió regresar a Tindouf con un doble objetivo: buscar las raíces de su desaparecida madre, y correr los 42 kilómetros que separan el campamento de El Aaiun del de Smara. "Una especia de conexión entre mi búsqueda de identidad, comprender mis raíces, y una gran superación física y mental", afirmaba Zanoguera en el vídeo presentación de su proyecto Running home, que define como "un documental de una hija en su viaje para encontrar sus raíces en las áridas tierras del desierto del Sáhara".
Y pese a que nadie lo esperaba, ni siquiera ella misma, Inma Zanoguera se ha hecho con la victoria en tan complicado Maratón. Un maratón en el que, como afirman, "todos ganan pero nadie quiere volver a ganar". Una prueba que ha reunido a cerca de 500 corredores procedentes de 23 países de los cinco continentes, marcada por el fuerte viento, y que permite experiencias únicas al unir los campamentos de refugiados saharauis situados en Tindouf (Argelia) cruzando el desierto. Tan bella como dura. Supone también un altavoz para los campamentos saharuis, para dar a conocer la situación en la que viven miles de personas desplazadas desde el Sahara Occidental.
"Dentro de mí hay una historia esperando a ser contada. Igual que el resto de personas del Sáhara Occidental que por 40 años han sido olvidados en silencio", declaraba Zanoguera poco antes de arrancar la competición. Ahora, con su victoria (con un tiempo de 3:48.11), y con su documental, está contribuyendo a que su historia sea conocida por todos. Y, con ella, la del pueblo saharaui.