Luto en el Valencia. Jaime Ortí, quien fuera presidente del club entre junio de 2001 y octubre de 2004, y uno de los más queridos en la historia del valencianismo, ha muerto este viernes a los 70 años de edad. Ortí, conocido como Bonico, se encontraba ingresado en el Instituto Valenciano de Oncología (IVO) en estado crítico debido a un cáncer de pulmón.
Su presidencia coincidió con la edad dorada del club ché, que llegó a ser designado el mejor del mundo por la IFFHS. Durante los tres años de mandato de Ortí, el equipo conquistó dos ligas (2002 y 2004), así como una Copa de la UEFA y una Supercopa de Europa en 2004. Estos éxitos deportivos, unidos a su carisma entre los aficionados, permitieron a Jaime Ortí mantenerse en el cargo, a pesar de las luchas intestinas entre los accionistas mayoritarios por hacerse con el control del consejo de administración.
Muestra de su carácter populista, Ortí protagonizó múltiples anécdotas a lo largo de su mandato. Entre otras cosas, no dudó en lucir en público una peluca naranja para celebrar las victorias, ni en exhibir, a modo de talismán, un viejo abanico gigante —recuerdo de su Aldaya natal— cada vez que el Valencia se jugaba un título.
La fortuna que marcó el mandato de Ortí empezó a darle la espalda en junio de 2004, cuando el técnico Rafa Benítez, que acababa de lograr el primer doblete de la historia del club, anunció su dimisión después de varios desencuentros con el secretario técnico de la entidad, Jesús García Pitarch,y sobre todo con el consejero delegado, Manuel Llorente.
Pocos meses después, el 5 de octubre de 2004, Juan Bautista Soler, por entonces máximo accionista de la entidad, forzó la dimisión de Ortí para ocupar su puesto.
El valencianismo pierde ahora a su presidente más querido y este domingo, en el partido de la decimotercera jornada de LaLiga Santander contra el Barcelona (20:45 horas), Mestalla a buen seguro rendirá un emotivo homenaje a Jaime Ortí.