La selección italiana necesita un lavado urgente de arriba a abajo después del fracaso cosechado el pasado lunes en San Siro, donde empató sin goles ante Suecia y, se quedó por primera vez en mucho tiempo sin acudir al Mundial de Rusia 2018. La Azzurra, tetracampeona del mundo y que no faltaba a un Mundial desde el de Suecia'58, se pegó un batacazo de considerables dimensiones con un equipo que no juega a nada, condenado a la repesca (derrota por 1-0 en la ida y 0-0 en la vuelta en Milán) tras acabar segundo en la fase de clasificación, en un grupo comandado por España.
Pese a tener a uno de los mejores porteros del mundo (Gianluigi Buffon) y a una experimentada defensa como la llamada BBC italiana (Barzagli, Bonucci y Chiellini), el equipo transalpino no ofrece garantías de centro del campo para arriba. Candreva, Parolo, Darmian, Florenzi, Gabbiadini, Immobili... jugadores de segunda fila que no aportan soluciones a la Azzurra, donde tampoco el técnico Gian Piero Ventura —llegó al equipo nacional en junio de 2016 tras la Eurocopa de Francia, en sustitución del actual técnico del Chelsea, Antonio Conte— ha acertado con sus decisiones, entre ellas la de dejar el lunes en el banquillo a futbolistas como Lorenzo Insigne o a Daniele De Rossi.
Ahora, 48 horas después del batacazo, la Federación italiana (FIGC) ha decidido destituir a Gian Piero Ventura. "Ventura ya no es el entrenador de la selección"italiana, se lee en un comunicado de la FIGC, emitido este miércoles después de que el presidente del organismo, Carlo Tavecchio, se reuniera en Roma con sus colaboradores.
Ventura, cuyo contrato expiraba en junio de 2018, decidió no dimitir a pesar de que su equipo viviera un fracaso histórico y se quedara fuera del Mundial. El ya exentrenador de la Azzurra recibió la noticia de su destitución en su residencia de Bari (sur de Italia), adonde acudió el martes para juntarse con su mujer y sus familiares.
Ahora la FIGC trabaja para encontrar un nuevo técnico y el favorito número uno, tanto de la federación como de la prensa y los aficionados, es Carlo Ancelotti. El extécnico del Real Madrid se encuentra en paro desde hace un mes y medio (28 de septiembre), cuando fue despedido por el Bayern de Múnich. Carletto es un veterano y exitoso técnico que nunca ha dirigido al equipo nacional y que, entre otros títulos, cuenta con tres Copas de Europa en su palmarés como entrenador, entre ellas la que consiguió al frente del Real Madrid hace tres años y medio en Lisboa.
El resto de candidatos
Pero no es nada fácil convencer a Ancelotti. El técnico de Reggiolo, de 58 años, piensa que la Federación necesita una revisión de arriba a abajo y que la cuestión del nombre del seleccionador es secundaria. En caso de aceptar la oferta de la FIGC, Carletto exigiría un salario bastante elevado, superior a los 4 millones de euros anuales netos, que es más de lo que Antonio Conte cobraba en el combinado nacional.
Precisamente, Conte suena como otro de los candidatos para volver a hacerse cargo de la selección italiana, a la que ya dirigió entre agosto de 2014 y junio de 2016. El actual entrenador del Chelsea llevó a la Azzurra a cuartos de final de la pasada Eurocopa (derrota frente a Alemania en la tanda de penaltis). Se antoja harto complicado que el preparador de Lecce, de 48 años, vuelva a dirigir a la selección, teniendo contrato con la entidad de Stamford Bridge.
Lo mismo ocurre con Massimiliano Allegri, técnico de la Juventus de Turín y que igualmente ha entrado en las quinielas para dirigir por primera vez en su carrera a la tetracampeona del mundo. Allegri, de 50 años, tiene contrato con la Vecchia Signora hasta junio de 2020 y sería prácticamente imposible que recale en la FIGC.
Otro técnico que ha entrado en las quinielas es Roberto Mancini. El actual entrenador del Zenit de San Petersburgo, que en su día dirigió a clubes como el Manchester City, el Inter de Milán o la Lazio, es el plan B que maneja la Federación Italiana en caso de que Ancelotti diga 'no', teniendo en cuenta que Conte y Allegri seguirán en la Premier League y en la Serie A, respectivamente. El preparador de Ancona, de 52 años, no gusta demasiado a la afición, pese a que los equipos a los que ha dirigido han ganado títulos y han demostrado ser siempre muy competitivos.
Aunque Ancelotti diga que el asunto del seleccionador es secundario, lo cierto es que, a día de hoy, es él quien tiene la mayoría de papeletas para hacerse cargo de un equipo a la deriva y que necesita una refundación urgente, empezando desde la base.