Estar a ocho puntos del Barcelona en Liga y sumar dos derrotas seguidas es una situación excepcional en el Real Madrid. Desde que llegara, Zidane pocas veces ha tenido que levantar la voz en el vestuario o solventar una etapa de estas circunstancias. Lo más parecido, cuando encadenó un empate ante el Málaga y una derrota ante el Atlético de Madrid al mes y medio de llegar al Real Madrid. Sin embargo, poco se parecen ambas situaciones.
Zidane está ante un horizonte nuevo. Muchos se preguntaban cómo reaccionaría cuando llegaran los malos resultados y la respuesta, según cuentan desde el vestuario, es simple. "No ha cambiado nada. Sigue igual". El técnico francés tiene decidido no cambiar su rutina, su metodología y las decisiones que toma en cada partido con la plantilla. Sigue confiando en ellos y así lo transmitió tras la derrota en Wembley. Zidane insistió en rueda de prensa en que el partido no había sido malo y que no tenía nada que achacar a sus jugadores. Un mensaje que no difirió al que dio en el vestuario. No hubo charla a diferencia de lo que pasó en Gerona cinco días antes.
Pese a que el técnico tranquilizó a todos, incluido a Florentino Pérez con quien habló tras la última derrota, Zidane está preocupado, como es lógico. En esa charla le insistió en que pronto recuperarán buenas sensaciones y que confía plenamente ne la plantilla. El viaje de vuelta fue algo tenso. Caras largas como es normal tras un tropiezo inesperado pero hay que decir que todos, jugadores y cuerpo técnico, coinciden en que la derrota no fue como la de Gerona. Son las sensaciones, intangibles, de los protagonistas.
Algunos jugadores consideran que la prensa hace una lectura simple de lo que sucede. Admiten que no están en un buen momento pero descartan los diagnósticos radicales y huyen de la palabra crisis. Tanto es así, que algunos pesos pesados de la plantilla hablaron con Florentino Pérez tras perder ante el Tottenham y, al igual que Zidane, le transmitieron un mensaje de confianza. Consideran que los futbolistas son los únicos culpables, que es una mala racha, como pasan todos los equipos a lo largo de una temporada, y que saldrán de ella con Zidane. La confianza en el francés por parte del vestuario es plena.