Es posiblemente el jugador que más veces se nombra en el Wanda Metropolitano y apenas está en la lista de convocados. Ni siquiera es un descarte. Es una baja obligada. Una ausencia radicada en una sanción que ha convertido tres meses de campeonato en una carrera de resistencia para el Atlético de Madrid. Simeone y los suyos resisten ante las carencias del equipo de cara a portería.
El hombre del que estamos hablando es Diego Costa y no estará en el once del equipo hasta el mes de enero. El delantero de Lagarto escucha ese run run continuado en el estadio porque, aparte de ser un ariete que cualquier equipo querría tener en sus filas, el Atlético no tiene ni una sola alternativa en forma que pueda hacer olvidar la presencia de Costa en las gradas.
Simeone le ve entrenar cada día y, cuando repasa lo que tiene disponible, se desespera. Sólo Griezmann y Correa parecen haber convencido al argentino para ser titulares, pero ninguno de los dos es el ‘9’ que necesita el Cholo.
Antoine lleva una temporada apática. No encuentra su mejor nivel y los goles ya no se le caen de los bolsillos. En el Atlético creen que es cuestión de tiempo que el galo recupere la sonrisa aunque necesitan que esas sensaciones se hagan patentes más pronto que tarde.
En el caso de Correa, Simeone está muy contento con él. Le da al equipo lo que quiere el Cholo: regate, verticalidad y cambio de ritmo. Sin embargo, el ‘11’ rojiblanco tampoco es el encargado de marcar en cada partido. No es la función de un futbolista con sus características que suele dar goles o al menos complementar los del delantero de referencia.
Aparte de los antes mencionados, Simeone apenas cuenta con Fernando Torres y mucho menos con Gameiro. Vietto sí ha tenido más minutos, pero tampoco marca goles. Los dos primeros son delanteros centro y aún así no cuentan.
Cada jugada del Atlético cerca del área, la afición piensa en Costa. Cada pase largo de Koke o Gabi, la hinchada rememora las carreras de Diego peleándose con todos los rivales posibles. Ahora cuando el balón surca el aire pocas veces encuentra destinatario.
En las jugadas de contragolpe que tanto ayudan cuando el equipo está encerrado nadie parecer estirar a la formación colchonera. Griezmann, Correa y Carrasco ponen velocidad, pero les falta fuerza para salir con criterio y dar latigazos de vez en cuando. Sin meter miedo al rival, como pasó ante el Barcelona, no existe luz en la cueva que crea el Atlético.
De momento, Diego Costa sólo escuchará su nombre desde el palco y, si nadie da un paso al frente para liderar al equipo en ataque, la carrera de resistencia puede hacer mella en un Atlético que aún está en plenitud de oportunidades para pelear por todos los títulos. Griezmann es el elegido para salir del bache y su cartel de estrella le obliga a responder.