Sanabria destrozó las posibilidades blancas en el tiempo de descuento. Cuando el Madrid había conseguido volcar el terreno de juego hacia la portería bética, los de Setién asestaron un golpe letal al Real Madrid: ni cosecharon tres puntos importantes ni batieron el récord del Santos de Pelé.
La plantilla del Real Madrid conforma un grupo acostumbrado al éxito, a levantar trofeos y a celebrarlos en Cibeles. Pero cuando has conseguido dos Champions de forma consecutiva o siete títulos en 18 meses, terminas buscando otros retos. De esta forma, el Madrid ahora lucha contra la historia.
Por eso el conjunto blanco sufrió más de lo normal tras la derrota frente al Betis. Los siete puntos de diferencia con el Barcelona son un problema, cualquier derrota en el Bernabéu también lo es, pero mentalmente, el no poder marcar, fue un mazazo.
Zidane estaba abatido en el vestuario tras el partido. Era consciente de la mala imagen que el club había dado cuando se vio esa descoordinación sobre al césped con 12 jugadores blancos. El cambio de Modric tampoco ayudó porque estaba siendo el mejor. Y la realidad es que jamás había tenido tanta sensación de impotencia en el Santiago Bernabéu. Dos empates y una derrota dan que pensar.
Y encima están las lesiones. El técnico francés consiguió que el Real Madrid despidiera al doctor Olmo y ahora no hay partido en que no se lesione un jugador. El debate del delantero se reavivó por la lesión de Benzema, ahora no tiene lateral izquierdo y algún jugador como Carvajal está al borde de romperse por la falta de rotación en su posición. De Vallejo no tenemos noticias.
Todo esto ha hecho que Zidane haya buscado apoyo en el vestuario blanco. Algunos jugadores como Luka Modric o Cristiano Ronaldo hablaron con el técnico francés tras la derrota frente al Betis. En esa charla, con el vestuario casi vacío, se mostraron convencidos de que, jugando de esa forma, volverían los éxitos, pero también son conscientes de que hace falta que toda la plantilla apriete de la misma forma. Todo el mundo puede ver que hay jugadores que no están rindiendo como hace unos meses. La complacencia y el halago están empachando a más de uno y Zidane lo sabe; por ello tomará cartas en el asunto.
El grueso de la plantilla transmite mensajes de confianza, pero el hecho de que se quedaran ayer estos jugadores hablando con Zidane, demuestra que es necesaria una unión como la que se vivió el año pasado en los meses finales de la temporada. Veremos cambios en los próximos partidos.