La fiesta del fútbol no debería ser empañada o condicionada por algunos individuos que, de vez en cuando, dan la nota en momentos históricos para sus equipos. Siempre se ha dicho que las buenas aficiones lo son tanto en la victoria como en la derrota, algo que no ocurrió con la afición del Getafe y parte de la hinchada del Tenerife.
Ambos conjuntos se enfrentaron el sábado con victoria madrileña por 3-1, triunfo que les sirvió para ascender a Primera reinando en el playoff de ascenso. Hasta aquí todo normal. Ganadores y perdedores, como suele ocurrir en finales de este tipo. El problema vino con la invasión de campo de la afición local y de algunos seguidores que decidieron irse al fondo visitante para reírse de la derrota de su rival. Los hinchas del Tenerife reaccionaron lanzando sillas al terreno de juego.
Por suerte para el espectáculo y pese a una nefasta seguridad por parte del Getafe, el incidente no pasó a mayores.