Si hay un jugador de moda en Europa ese es Kylian Mbappé. El joven delantero francés de tan sólo 18 años ha tirado la puerta abajo en la segunda parte de la temporada recién terminada. 25 goles y 14 asistencias le contemplan.
Sus tremendas condiciones -explosividad, imparable en el uno contra uno, olfato de gol, enorme capacidad de desmarque, capacidad para lucir tanto dentro como fuera del área, su letal primera zancada, la manera en la que arranca en estático y la inteligencia en la toma de decisiones y la personalidad con la que juega-, han deslumbrado a toda Europa.
Los grandes se lo rifan, el Mónaco se relame -no sacará menos de 120 millones de euros por él-, y mientras, el que será titular en el próximo Mundial con Francia, lo tiene claro: está obsesionado con la idea de, algún día, fichar por el Real Madrid y jugar a las ordenes de su gran ídolo de la infancia, Zinedine Zidane.
Pep Guardiola, que sabe que está temporada se la juega en el City, apostó fuerte por Kylian. Oferta millonaria tanto para el Mónaco como para Mbappé que el mirlo blanco ni ha querido estudiar. Tras cerrarle la puerta al City, con el Manchester United apurando el fichaje de Griezmann -los de Mourinho se gastarán unos 100 millones de euros en el Diablo Galo colchonero-, el Barcelona más pendiente de reforzar la sala de máquinas que un ataque en el que con Messi, Neymar y Luis Suárez no caben más estrellas y el PSG descartado -el Mónaco no negociará con un rival directo en la Ligue 1-, el Madrid tiene vía libre de tiburones para llevarse a uno de los mayores talentos de la última década.
No se sabe cuando -si será esta temporada o la siguiente-, pero los caminos del Real Madrid y Kylian Mbappé parecen condenados a cruzarse.