Zinedine Zidane ha mantenido la mano derecha de Carlo Ancelotti. La séptima salida de tono de James Rodríguez, enfadado al ser sustituido en Butarque, no va a cambiar su manera de pensar. No va a tener mejor trato con él pero tampoco le va a poner la cruz. "Entiendo a James", dijo en la sala de prensa del Leganés. Pues era cierto. Zidane, quizá por su pasado como futbolista, entiende a James. Le hubiera gustado que no sucediera pero no le da mayor importancia. Va a seguir apostando por James de la misma forma.
James seguirá siendo un jugador más de la rotación, tendrá menos minutos que otros 14 o 15 jugadores pero seguirá siendo uno más dentro del grupo y por lo tanto, se le defenderá en la rueda de prensa. El colombiano es un buen futbolista y puede ayudar al club a ganar títulos esta temporada. Es posible que ante el Sporting de Gijón vuelva a jugar, teniendo en cuenta que el partido está entre medías de los encuentros ante Bayern de Munich y Barcelona. Y la Liga está en dos puntos de margen.
Otra cosa es lo que suceda a partir de junio cuando Zidane y el club tengan que tomar decisiones. Para el francés, James no es un futbolista clave e intransferible y aunque en el club tienen una positiva imagen de él como jugador, tienen todos claro que en estas condiciones, no puede seguir. Su traspaso es una posibilidad muy real. Que James se acordara de Zidane al irse hacía el banquillo o pegara un puñetazo al banquillo, no es más que otra gota para colmar el vaso. Es la sexta salida de tono del colombiano desde que esta en el Real Madrid.
En su primera temporada de blanco, James tuvo una actitud ejemplar. Claro está que jugaba asíduamente y su rendimiento fue notable: 17 goles y 18 asistencias. La llegada de Benítez cambió su panorama que no varió con Zidane. Sólo Coentrao y Mariano han jugado menos que él.
"¿Qué haces ahí? ¡A calentar!"
En enero de 2016, Zidane tuvo que llamar la atención de James en un Real Madrid – Sporting de Gijón. El colombiano no saltó a calentar junto a los suplentes y sólo lo hizo cuando Zidane se lo ordenó. Bale se lesionó en ese partido y en su lugar salió Jesé. James, por su cuenta, decidió que se terminaba el calentamiento en la banda. Cuando el técnico se dio cuenta, puso cara de sorpresa. "¡A calentar!", le ordenó.
"Cuando tiene el apoyo, todo es más fácil"
Cuatro meses más tarde y a días del clásico, James utilizó el paraguas de la selección colombiana para dejar claro que su rol en el Real Madrid no le gustaba. Preguntado por su rendimiento en el conjunto blanco, aseguró que "cuando juegas y tienes el apoyo de todos es más fácil".
"Aquí juego hasta cojo"
Dos meses más tarde, en junio, y otra vez en la concentración de Colombia, James volvió a tener una salida de tono. Tras la victoria ante Paraguay, le preguntaron por la lesión en el hombro y dijo que "aquí yo juego hasta cojo". Otra declaración que no gustó en el Real Madrid.
Un verano sin hablar con nadie del Real Madrid
Tras la Copa América, el seleccionador colombiano, Pekerman, afirmó que James tendría que pasar por el quirófano. Algo que sentó mal al Real Madrid que no supo nada de James en todo el verano. En el club no sabían como estaba el estado del hombro de James ni si querría continuar o ser traspasado. Al final, unos días antes de su incorporación a la gira, una llamada de Jorge Mendes confirmó que su deseo era continuar. Durante ese verano tampoco tenían claro en el club si James volvería lesionado del hombro con la necesidad de pasar por el quirófano como le paso a Kaká en el 2010.
"Hay que buscar salidas"
Su salida de tono más inoportuna se produjo en Japón tras la conquista del último Mundial de clubes. James sólo disputó 18 minutos y en las semifinales. No jugó nada en la final, como le había pasado en la final de Milán ante el Atlético de Madrid. En zona mixta, se saltó el protocolo de comunicación y se paró ante la prensa para decir que "quiero jugar más. Hay que pensar en todo y buscar salidas. Tengo ofertas y tengo siete días para pensar". Sus palabras sentaron mal al club, a sus compañeros porque no era el mejor contexto y al propio Zidane que pese a todo, zanjó el problema con una conversación en Valdebebas.
"No me pone un partido completo. La concha de su madre", ha sido la sexta metedura de pata se produjo ante el Leganés. ¿Será la última?