Conocida por su a gran riqueza histórica, artística, cultural y gastronómica, lo que llevó a la Unesco a declarar su centro histórico Patrimonio de la Humanidad, Nápoles -la ciudad más poblada del sur de Italia con cerca de un millón de habitantes-, también es conocida por ser el territorio de la Camorra, las bandas napolitanas, muy presente en la vida de sus habitantes.
El Napoli es el equipo de Nápoles, y es actualmente, el cuarto equipo italiano por número de seguidores. Los ultras de Nápoles son famosos en toda Italia por los disturbios que provocan en otras ciudades y por el gran número de ultras que suelen desplazar. En Italia los ultras napoletani no gozan de buena fama, ya que son considerados por muchos grupos como gente "no legal y sin principios ni ideales".
Madrid se prepara para la invasión napolitana. 10.000 seguidores del conjunto italiano se harán notar en la capital. De los 10.000, hay un grupo que preocupa especialmente. Se trata de los Mastiffs, la facción más peligrosa de los ultras del Nápoles.
El líder de los Mastiffs es Gennaro di Tommaso, más conocido como "Genny a'Carogna" -el carroña-, hijo de un camorrista del clan Misso y cabecilla de los principales altercados de los ultras napolitanos en los últimos años. Bajo su batuta, los Mastiffs acumulan un currículo lleno de sangre.
En la final de la Copa Italia de 2014 entre Nápoles y Fiorentina, disputada en Roma, un tiroteo entre ultras del conjunto sureño y de la capital italiana acabó con la vida de Ciro Esposito, seguidor napolitano, y con otros dos ultras napoletani, un policía y un transeúnte heridos por arma blanca en un partido que estuvo a punto de suspenderse por los incidentes y violencia desatada en las afueras de la capital italiana. Los ultras napolitanos pararon el inicio del partido. El Carroña fue el encargado de hablar con el capitán del Nápoles, el eslovaco Marek Hamsik, bajo la curva norte del Olímpico y tras ser tranquilizado sobre las condiciones de salud de los heridos dio el visto bueno para que el choque se disputase.
También hubo incidentes graves en un Nápoles-Legia de la Europa League, en diciembre de 2015, hasta tal punto que la Policía local calificó aquello "de violencia pocas veces vista en la ciudad", provocando el terror en la ciudad italiana, con peleas multitudinarias entre los ultras de los dos clubs y detenciones entre escenas de gran pánico.
El último episodio grave ocurrió hace tres meses, en Estambul, cuando ultras del Nápoles y el Besiktas se enzarzaron en una brutal pelea en el metro que dejó un seguidor italiano herido por arma blanca.
Este miércoles en Madrid, 2.050 miembros de seguridad intentarán que la previa del partido no se convierta en una pesadilla.