La Junta Directiva de la Federación Española de Fútbol (RFEF), reunida este lunes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, ha decidido que la final de la Copa del Rey, que tendrá lugar el próximo 27 de mayo entre el FC Barcelona y el Deportivo Alavés, se dispute en el estadio Vicente Calderón de Madrid.
Será la decimocuarta —y última— ocasión que el Vicente Calderón albergue la lucha por el título copero y la segunda consecutiva, tras la del pasado año, en la que el Barcelona superó al Sevilla en la prórroga (2-0). De esta forma, el Barça-Alavés será el último partido que se juegue en la ribera del Manzanares tras 50 años de historia del actual recinto colchonero, antes de que el Atlético se mude la próxima temporada al Wanda Metropolitano.
El equipo de Luis Enrique lograba el pasado martes su billete a la final tras superar al Atlético de Madrid en semifinales, mientras que el Alavés logró acceder por primera vez en su historia al eliminar al Celta de Vigo.
Fin a una breve polémica
Lo cierto es que, después del lío de los últimos años, la polémica se ha acabado de un plumazo en esta ocasión ocasión, apenas cinco días después de conocer a los dos equipos finalistas. Además del Vicente Calderón, otros dos estadios habían sonado como posibles escenarios de la final: el Santiago Bernabéu y el Nuevo San Mamés. El Bernabéu era la sede preferida por el Barça, mientras que el Alavés quería jugar en la vecina Bilbao, situada a sólo 60 kilómetros de Vitoria.
Sin embargo, tanto el Real Madrid como el Athletic de Bilbao rápidamente se negaron a acoger la final. El pasado jueves, durante la presentación en Madrid de un libro, Florentino Pérez se apresuró a decir que "en el Bernabéu no se puede jugar la final de Copa porque hay obras" previstas para cuando termine la presente temporada, recordando a lo acontecido en 2012, cuando el club blanco alegó "obras en los baños"para negarse a acoger la final que entonces enfrentó al Barça con el Athletic de Bilbao y que se acabaría disputando en el Vicente Calderón.
Por su parte, San Mamés Barria —la sociedad propietaria del campo junto al Athletic Club, el banco Kutxabank, el Gobierno vasco, la Diputación de Vizcaya y el Ayuntamiento— recordó la semana pasada que el concierto que el grupo Guns N'Roses ofrecerá el próximo 30 de mayo en San Mamés —sólo tres días después de la final— "imposibilita" que el estadio bilbaíno acoja el choque, como pretendía el sorprendente Alavés.