Derrota por 3-0 en Villarreal, lesión de Oblak y miedo rojiblanco a varios niveles. Esas fueron las sensaciones de la afición del Atlético de Madrid cuando su equipo cayó en el Estadio de la Cerámica el pasado mes de diciembre. Entre tantas dudas volvió a aparecer la figura de Miguel Ángel Moyá y pasadas varias semanas, el portero balear ha vuelto a convencer al Calderón.
Sin Oblak en la portería desde su lesión y con Moyá en la misma, el Atlético ha ganado siete encuentros, ha perdido tres y empatado cuatro en un total de 14 partidos jugados. En concreto trece y medio, si descontamos el primer tiempo jugado en Villarreal por el esloveno.
Aumentando la estadística de esta temporada, Moyá ha encajado 12 goles en 15 partidos sumando el jugado en Salamanca ante el Guijuelo, previo a la lesión de Oblak. Ha mantenido su portería a cero en ocho de eso quince choques disputados.
Si lo comparamos con Oblak, las diferencias son mínimas entre los dos porteros del Atlético de Madrid. El esloveno ha jugado 21 encuentros, encajando 15 goles con un balance de 0,71 goles por partido. Moyá tiene un 0,80.
Sensaciones positivas
Más allá de estadísticas igualadas entre Jan Oblak y Miguel Ángel Moyá, el portero balear no ha tenido ningún fallo importante desde que volvió a asumir el rol de portero titular y ha tenido grandes intervenciones en momentos de necesidad. El Calderón, como ya pasó en 2014 y 2015, antes de su lesión en Champions, está muy tranquilo viendo el dorsal ‘1’ bajo palos y la zaga, ídem.
La ribera del Manzanares guarda un cariño enorme al jugador nacido en Binissalem por varias razones. La primera, su profesionalidad y seguridad bajo palos. La segunda, su lealtad al equipo en momentos en los que apenas disputaba minutos. Este verano decidió quedarse en Madrid pese a ser consciente de la omnipresencia de Oblak para Simeone. Fue otra forma de sumar puntos con la hinchada atlética que, a día de hoy, le considera "uno de los suyos".