La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha devuelto 1,2 millones más los intereses (300.000 euros) al Consejo Superior de Deportes (CSD) porque no ha justificado debidamente el destino de la subvención pública recibida en el año 2010.
El organismo presidido por Ángel María Villar recibió 1,22 millones en subvenciones en concepto de ayuda a la candidatura ibérica de España, que compartía con Portugal, para ser sede del Campeonato del Mundo de 2018 que finalmente fue concedido con polémica a Rusia. Con ese mismo fin se concedió otra subvención a la Federación Española de Baloncesto. Esta última sí logró la organización del Mundial 2012. En el caso del fútbol, el país adjudicatario fue Rusia, en una de las designaciones más polémicas que se recuerdan y por las que se abrió una investigación.
La subvención pública estaba destinada para cubrir cuatro proyectos en el extranjero: 219.000 euros para una escuela de fútbol en Haití; 254.000 euros destinados a formar a gestores de fútbol en Iberoamérica; 462.000 euros para un proyecto educativo en Libia y 287.000 euros que iban a programas de tecnificación internacional.
No obstante, pese a las reiteradas peticiones del CSD a la RFEF para que justificara el destino final de esta subvención, el organismo presidido por Villar fue expendientado por no certificar el uso de los mismos y ha devuelto los cerca de 1,5 millones que le han sido reclamados por el Gobierno.
El reintegro de la subvención por parte de la Federación supone la admisión definitiva de que esta no fue empleada para los fines para los que fue concedida, pese al intento de justificarla con facturas de dudosa validez. Con ellas, el organismo que rige el fútbol español intentó hasta el último momento hacer creer al CSD que el dinero había sido empleado correctamente mediante esa facturación irregular. En ella se incluían viajes de directivos federativos en coche, con chófer incluido, desde Valencia a Madrid para tomar un vuelo de la selección española con rumbo a Costa Rica. En el país centroamericano la selección disputaba un amistoso por el cual la FEF ya iba a cobrar cerca de dos millones de euros. Pese a ello, el gasto se incluyó en la justificación, así como cuatro billetes de avión del mismo vuelo para cuatro empleados federativos por valor cercano a 10.000 euros cada uno, cuatro veces más de lo facturado al resto de pasaje.