El madridista más negativo podría predecir la derrota del Real Madrid. "Con el frío que hace, ya verás como no corre ninguno", diría. Una frase más de tiempos pasados que de un equipo que hasta hace tres días llevaba 40 partidos sin perder de manera consecutiva. Pera así fue. Ante el Celta fue el clásico partido en el que el Madrid sale sin intensidad, no le sale casi nada y los dos o tres fallos importantes en defensa, los acaba pagando caro.
Iago Aspas, el mejor de la noche, marcó el 0-1 al tercer fallo de Ramos, al hacer el fuera de juego, y no hubo ni atisbo de remontada. No había ambiente para ello, ni en la poco poblada grada ni en el césped. Marcelo empató, pero el arrebato duró treinta segundos al marcar Jonny a la siguiente jugada. El Celta no lo pasó mal ni en los últimos minutos donde el Madrid era un galimatías tras los cambios de Zidane. Acabó el equipo con tres delanteros —Morata, Benzema y Ronaldo— y Kovacic jugando de lateral derecho.
El Toto Berizzo no reservó a nadie y Zidane apostó por un once sin excesivas rotaciones. Un equipo de plenas garantías que sí tenía sentido. Con Kiko Casilla, que supuestamente aumenta las prestaciones de un cuestionado Keylor; con Danilo, que tiene cita con el psicólogo cada vez que Zidane dice su nombre como titular; con los tres centrocampistas habituales y con la única e importante novedad de Cristiano Ronaldo como nueve fijo, sin Benzema o Morata a su vera, sino con Lucas Vázquez y Marco Asensio, dos jugadores de banda. El portugués sigue a años luz del jugador que todos esperan de él. Esta noche, nulo fuera del área, como suele ser habitual últimamente, y nulo dentro de ella, que es lo más preocupante.
Comienzo gélido
El partido comenzó al ritmo de los pingüinos. Pasos lentos pero seguros, todos recogiditos y a intentar pasar poco frío. Pocos movimientos sin el balón. Kroos y Modric movieron bien y rápido el balón pero siempre con la carencia de juego entre líneas. Berizzo dio con la tecla para anular al Real Madrid. Es un clásico que nunca pasa de moda cuando los jugadores de arriba no se mueven al espacio: marcas fijas sobre Kroos y Modric y libertad para Casemiro. Un cortocircuito perfecto para un Madrid congelado.
Así, las primeras jugadas de peligro fueron del bando gallego. A los cinco minutos, amarilla para Sergio Ramos por una falta inexistente sobre Aspas. No era nada señalable, pero era un peligroso uno contra uno ante un jugador extremadamente peligroso. Esos espacios en la defensa del Madrid fueron una tónica que se repetiría durante todo el partido. El Celta gozó de posesiones largas, con múltiples opciones de pases y eso sólo se produjo por el buen hacer del equipo gallego y, sobre todo, porque la presión del Real Madrid estuvo a años luz del encuentro de ida ante el Sevilla hace una semana.
Ejemplo de la falta de intensidad en los blancos, de la falta de concentración, fue el incomprensible dos contra uno que perdona el Celta al cuarto de hora de partido. Un error de principiante de Ramos, al romper un fuera de juego por cinco metros, dejó sólo a Aspas y Wass que no aprovecharon el regalo. Un error que repetiría en el gol de Iago Aspas. Tirar mal el fuera de juego, otro clásico de Sergio Ramos que no pasa de moda. Tres veces se quedó él sólo dejando en evidencia a la defensa. Y eso, ante Wass, Bongonda y Aspas, atletas, como diría Guardiola, es un suicidio futbolístico. Esta vez no pudo tapar sus errores con un gol en el descuento.
El Madrid, salvo alguna ocasión en la que Marcelo y Lucas sorprendieron por banda, no creó peligro. Siempre anduvo escaso de velocidad, profundidad y desborde. Casemiro, con un rol defensivo, hizo más regates que Cristiano. Ese es el nivel que mostró el portugués en ataque del que ya no sorprende la progresiva y acelerada pérdida de velocidad. Ronaldo no olió la banda ni con la entrada de Morata por Asensio en la segunda mitad.
Cristiano, intrascendente
Es el nuevo rol de Cristiano. Un gran rematador que hoy no gozó de oportunidades. Bien porque los pases o centros no fueron precisos, bien porque los dos laterales no crearon peligro. Marcelo, como buen brasileño, debió notar el frío. Sólo se calentó con el gol a los 25 minutos de la segunda parte. Un trallazo que fue al fin y al cabo una chispa que no encendió a nadie tras el gol de Jonny. Danilo, sí, también es brasileño, pero su caso es aparte. No rendiría ni con arena en lugar de césped en una tarde a 35 grados. Si es en Copacabana sí, si es en el Bernabéu no, porque este estadio parece que le da miedo. Al Madrid no le salió nada. Por no salir, Kroos no centró bien ni un solo córner.
Con el 1-2 en el marcador, Zidane quitó a Lucas, que falló en el gol de Jonny, para dar entrada a Kovacic. Un cambio extraño ya que el Madrid pasó a formar un inédito 4-1-3-2 sin bandas. Un experimento que no funcionó y que fue continuado por otro experimento aún más extraño. Zidane quitó a Danilo para dar entrada a Morata y jugar así con tres defensas, uno de ellos Casemiro, y tres delanteros. Kovacic ejerció de lateral derecho en defensa. El técnico no tuvo tampoco su día.
Fernández Borbalán estuvo mal en el reparto de tarjetas. Rompió su criterio con amarillas que una vez eran y otras no, una ruleta diría Piqué, y hasta pudo haber un penalti sobre Ronaldo, pero cuando el Madrid está tan mal, acordarse del árbitro es de perdedores. Haría bien el conjunto blanco en preguntarse qué ha pasado para perder y jugar tan mal. De la ola de calor por las 40 victorias a la ola de frío con dos derrotas seguidas.
Ficha técnica
Real Madrid, 1: Kiko Casilla; Danilo (Benzema, m.80), Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric; Lucas Vázquez (Kovacic, m.71), Marco Asensio (Morata, m.53) y Cristiano Ronaldo
Celta de Vigo, 2: Sergio Álvarez; Hugo Mayo, Cabral, Roncaglia, Jonny; Rodoja, Marcelo Díaz; Pablo Hernández, Wass (Guidetti, m.89), Bongonda (Pione Sisto, m.87); e Iago Aspas (Sergi Gómez, m.82).
Goles: 0-1, m.65: Iago Aspas; 1-1, m.69: Marcelo; 1-2, m.70: Jonny
Árbitro: Fernández Borbalán (Comité andaluz). Mostró tarjeta amarilla a Ramos (m.5), del Real Madrid; y a Marcelo Díaz (m.42) y Pablo Hernández (m.45), del Celta
Incidencia: Partido de ida de cuartos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 58.196 espectadores, con -2 grados de temperatura