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Éder se disfraza de Charisteas y da a Portugal su primera Eurocopa (1-0)

Los lusos, verdugos de Francia en Saint-Denis, se quitan la espina del año 2004. Cristiano se lesionó al inicio y tuvo que ser retirado en camilla.

Ni Cristiano Ronaldo, ni Griezmann. Tampoco Pogba, Payet, Pepe, Renato Sanches o Quaresma. El héroe de la noche, absolutamente inesperado, fue Éderzito António Macedo Lopes, más conocido como Éder. Desde el banquillo -entró al campo a los 78 minutos, en sustitución de Renato Sanches-, el jugador del Lille acabaría marcando, al comienzo de la segunda parte de la prórroga, el gol que mete a Portugal en los libros de historia.

La selección de las Quinas ha ganado por primera vez la Eurocopa. Es el primer título grande de su historia. Lo tuvieron a tiro en 2004, en casa, pero se vieron sorprendidos por la Grecia de Otto Rehaggel, que se impuso en el lisboeta Estadio Da Luz gracias a un gol de Angelos Charisteas (0-1). Y ahora, doce años después, los lusos han emulado a los helenos, conquistando Saint-Denis ante la favorita Francia. Se puede decir que Éderzito, desde hoy don Éder -grande de Portugal como lo fueron Vasco da Gama, el Marqués de Pombal, Camoes o Pessoa-, se ha disfrazado de Charisteas para que Portugal releve en el trono europeo a su vecina España.

Más allá del gol antológico de Éder, sorprendiendo a Hugo Lloris con un fenomenal derechazo desde fuera del área, el partido estuvo marcado por la temprana lesión de Cristiano Ronaldo, que tuvo que ver casi todo el encuentro desde el banquillo. La estrella madridista sufrió una dura entrada de Dimitri Payet a los ocho minutos y, 17 después, acabaría saliendo del campo en camilla y entre lágrimas. Quiso aguantar Ronaldo contra viento y marea. Pero no. La rodilla izquierda del madridista no aguantó, por mucho vendaje que le pusieran y de mucho Cristiano que estemos hablando.

La imagen de las lágrimas de CR7 contrastan con su rostro de felicidad al recibir la Eurocopa de manos de Ángel María Villar, presidente de la UEFA en funciones ante la inhabilitación del corrupto Michel Platini a quien, por cierto, Saint-Denis jaleó como un auténtico héroe. Se creó una falsa polémica con la entrega del premio: algunos creyeron que sería Xavi Hernández quien iba a entregar la copa a los campeones, pero lo cierto es que el exbarcelonista sólo la presentó en sociedad en los prolegómenos del choque en su calidad de embajador de la UEFA para la final.

Un encuentro que comenzó sin sorpresas en los onces -Didier Deschamps confió en el mismo equipo que goleó a Islandia en cuartos de final y se impuso con solidez a Alemania en semifinales, mientras que Fernando Santos recuperaba a Pepe después de haberse perdido la semifinal contra Gales- y con una clara ocasión para Griezmann. A los diez minutos, el delantero del Atlético hizo lucirse a Rui Patricio con un precioso testarazo que llevaba marchamo de convertirse en el 0-1.

Para entonces, Payet ya había dejado su impronta en la rodilla de Cristiano. Al cuarto de hora, el capitán portugués se quedó tendido sobre el césped, llorando y pareciendo ser consolado por una de las tantas polillas que esta noche invadieron Saint-Denis. La afición portuguesa ya se temía la tragedia, que acabaría confirmándose mediado el primer tiempo, cuando el árbitro Mark Clattenburg pidió la entrada en el campo de las asistencias para que se llevaran en camilla a Ronaldo. Se hizo el silencio en Saint-Denis. El mundo del fútbol, asombrado al ver cómo uno de los mejores jugadores del planeta, y de la historia, se iba a acabar perdiendo uno de los partidos de su carrera, y desde luego el que más con su selección. Y del silencio se pasó a los aplausos. Ovación de respeto para un Ronaldo que, hasta entonces, había sido abucheado por la mayoritaria afición francesa presente en el templo futbolístico de su equipo nacional.

En el lugar de Cristiano entró Quaresma, otro viejo rockero de las Quinas. En el otro bando, con Griezmann apareciendo cada vez menos y Paul Pogba sencillamente desaparecido, fue Moussa Sissoko quien cogió las riendas bleus para, con sus cabalgadas, presentarse con mucho peligro en el área de Rui Patricio. Estamos ante un jugador de perfil medio en la selección francesa, pero al que esta final de la Eurocopa a buen seguro le habrá servido de escaparate mundial. Juega en el Newcastle de Rafa Benítez, en la Championship inglesa (Segunda División), pero no hace falta ser demasiado listo que este verano cambiará de aires.

Sissoko fue el protagonista de Francia y Rui Patricio, con sus paradas, el de Portugal. Al descanso se llegó sin goles y con el público aún en estado de shock por la lesión de Cristiano.

No cambió mucho el decorado del partido a la vuelta de vestuarios, con los dos equipos tratándose con demasiado respeto en los primeros minutos del segundo acto, hasta que Kingsley Coman entró a la hora en sustitución de un Payet desaparecido en combate. Francia ganaba en velocidad con el jugador del Bayern, que pronto quiso asociarse con Griezmann. El Principito, que buscaba la revancha ante Ronaldo y Pepe tras haber perdido la final de Champions con el Atlético hace mes y medio, volvía a aparecer en el área de Rui Patricio. Pero nuevamente sin tino. No fue su noche.

Si Deschamps había metido en el campo a Coman, Fernando Santos respondió dando más empaque al centro del campo, quitando al intrascendente Adrien Silva y dando entrada a Joao Moutinho, uno de sus hombres de confianza pese a haber perdido la titularidad con las Quinas.

Las hostilidades pasaron a desatarse realmente en la recta final de los 90 minutos reglamentarios: otros dos paradones de Rui Patricio -el mejor jugador portugués sobre el campo, pese a que la UEFA, injustamente, le acabaría dando ese reconocimiento a Pepe-, primero a un remate cruzado Giroud y luego a un durísimo disparo de Sissoko, y réplica lusa a cargo de Nani -centro envenenado desbaratado por Lloris- y Quaresma -remate de chilena más espectacular que efectivo-, aunque la ocasión más clara la tuvo Gignac al estrellar un balón en el palo, tras haberle roto la cintura a Pepe, en el tiempo de descuento.

Olía a prórroga en Saint-Denis y, efectivamente, se acabaría llegando a ese período extra tras 90 minutos con más dureza que fútbol y ocasiones de auténtico peligro en la recta final. Las fuerzas estaban cada vez más justas en los dos equipos, pero fue Portugal la que aguantó mejor el envite. Fonte lo intentó primero con un remate de cabeza y Raphael Guerreiro estrelló un lanzamiento de falta en el larguero. Fueron las dos acciones que precedieron al tanto de Éder. Cuando nadie lo esperaba, el delantero de origen guineano se sacó de la chistera un trallazo desde 20 metros que sorprendió a Lloris y enmudeció Saint-Denis.

Un gol que desató la euforia portuguesa, con Cristiano arengando y dirigiendo a los suyos desde la banda, y enmudeció Saint-Denis. El sueño francés se iba apagando con el paso de los minutos y el mundo del fútbol se preparaba para elevar a los altares a una Portugal que, por fin, estrena su palmarés. Sin Cristiano en el campo, cierto, pero sí recogiendo la copa como capitán de un equipo que ha hecho historia. Sencillamente espectacular la temporada que lleva el astro de Madeira, que va camino de ganar su cuarto Balón de Oro. Aún es muy pronto para decirlo, pero de momento el camino es el correcto.


Ficha técnica

Portugal, 1: Rui Patricio; Cédric, Fonte, Pepe, Guerreiro; Joao Mario, Willian Carvalho, Renato (Éder, m.79), Adrien Silva (Moutinho, m.66); Nani y Cristiano Ronaldo (Quaresma, m.25)
Francia, 0: Lloris; Sagna, Koscielny, Umtiti, Evra; Matuidi, Pogba; Sissoko (Martial, m.110), Griezmann, Payet (Coman, m.58); Giroud (Guignac, m.78)

Gol: 1-0, m.108: Éder
Árbitro: Mark Clattenburg (Inglaterra). Mostró tarjeta amarilla a los portugueses Cédric (m.34), Joao Mario (m.61), Guerreiro (m.95), William Carvalho (m.98) y Rui Patricio (m.120+2) y a los franceses Umtiti (m.80) Matuidi (m.97), Koscielny (m.106) y Pogba (m.114)

Incidencias: Final de la Eurocopa 2016 disputada en el Estadio de Francia, en Saint Denis, ante 75.868 espectadores. Presenciaron el encuentro en el palco, entre otros, los presidentes de Francia y Portugal, Francois Hollande y Marcelo Rebelo de Souza, los primeros ministros de los dos países, Manuel Valls y Antonio Costa, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el vicepresidente primero de la UEFA en funciones de presidente, Ángel María Villar.

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