Ray Parlour, excentrocampista inglés que militó en el Arsenal de 1992 a 2004, cuenta en un libro, titulado The Romford Pele -El Pelé de Romford, que es como era conocido-, sus escapadas nocturnas durante su etapa como jugador gunner y cómo se saltaba las normas del técnico francés Arsene Wenger, saliendo de fiesta y emborrachándose sin control alguno antes de los partidos.
El diario The Sun saca un extracto del libro, en el que Parlour revela las horas posteriores al título de la FA Cup que el Arsenal conquistó en 2002 frente al Chelsea en el Estadio Millenium de Cardiff (Gales). "Volamos de vuelta de Cardiff el sábado por la tarde, después de la final. La azafata pasó por nuestro lado y le pedí una cerveza. Estaba a punto de tomar el primer sorbo cuando Wenger apareció y me dijo: 'No se bebe'. ¿Pero, jefe? Acabo de marcar en la final de Copa. 'No se bebe. Tenemos un partido importante el miércoles en Old Trafford'. Al final, fui a la parte trasera del avión, donde estaban mis padres y mis hermanos, y les dije que me dieran una de sus cervezas", cuenta Parlour.
"Estaba a punto de tomar un sorbo, pero de nuevo apareció Wenger, que se había recorrido todo el avión, y me cogió antes de que bebiera. 'Si te veo beber, se te multará con una semana de salario'. ¿30.000 libras por una cerveza? Decidí que era demasiado. Esa misma noche, tenía reservada una mesa en un restaurante en Upminster, ganara o perdiera. Estaba lleno de aficionados del Arsenal. Había champán y luego llegó el tequila. Al final, acabé tan borracho que me tropecé y caí sobre unas mesas. El domingo por la mañana, teníamos entrenamiento de recuperación. Hice mis estiramientos, medio tumbado sobre el césped y apestando a alcohol, pero decidí saltarme el masaje. Todos los compañeros me preguntaron: '¿Saliste anoche?' Yo les dije que sí, pero que estaba bien. Me fui antes de que Wenger llegara, así que no me vio", relata Parlour.
"En el camino a casa de mis padres", prosigue, "pasé por un bar en el que sabía que estarían mis hermanos. Lo siguiente que recuerdo es que habían caído diez pintas de Guinness. Al final, jugué en Manchester y todos lo dimos absolutamente todo. Fuimos campeones e hicimos doblete. En el túnel de vestuarios, en plena celebración, tuve que atender a la prensa por haber sido elegido Jugador del Partido y Sky me dio una gigantesca botella de champán. Al siguiente minuto, cuando volvía al vestuario, Wenger me cogió y me dijo: 'Has estado excelente. ¿Sabes qué es lo que ha marcado la diferencia?'. No, jefe, ¿qué fue? 'No te dejé que bebieras esa cerveza en el avión'".