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Felipe Melo: "Si no hubiera sido futbolista, habría sido un asesino"

"Vivía en una de las favelas más peligrosas y allí había drogas y armas. Dejé aquella vida para perseguir mi sueño", relata el jugador brasileño.

"Vivía en una de las favelas más peligrosas y allí había drogas y armas. Dejé aquella vida para perseguir mi sueño", relata el jugador brasileño.
Felipe Melo, en un partido con el Inter de Milán. | Archivo

Impactante entrevista de Felipe Melo a la televisión italiana Sky Sport. El centrocampista brasileño, que el pasado verano llegó al Inter de Milán procedente del Galatasaray, repasa su carrera y, entre otras cosas, dice que el fútbol le salvó de una vida de violencia y delincuencia.

"Si no hubiera sido futbolista, habría sido un asesino. Vivía en una de las favelas más peligrosas y allí había drogas y armas. Dejé aquella vida para perseguir mi sueño. A veces iba al entrenamiento y a la vuelta alguno de mis amigos había muerto. Tenía que decir sí al fútbol o a una mala vida. Y le dije que sí al fútbol y a una vida diferente", confiesa Melo.

El jugador brasileño, nacido en Volta Redonda (Estado de Río de Janeiro, Brasil) en junio de 1983, también tiene palabras de agradecimiento para su esposa, el otro gran sostén de su vida: "Cuando conocí a mi esposa nació otro Felipe Melo. En Gremio me gastaba siempre todo el sueldo y llevaba una vida extraña. He tenido tres hijos con ella y con mi familia he conquistado todo lo que tengo ahora. Después de Dios, ellos son lo más importante. Se dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, y yo digo que la mujer siempre está al lado".

El conmovedor relato del que fuera jugador del Mallorca, Racing de Santander y Almería, entre otros equipos, también implica a su padre, que fue clave en la época más dura de su vida. "Cuando me fichó el Flamengo fue difícil porque al principio tenía que tomar un autobús que tardaba dos horas en llevarme al campo de entrenamiento. Además, tenía que pagarme el transporte. Mi padre, que a menudo hacía doble jornada de trabajo, dejó su empleo y empezó a llevarme a los entrenamientos. A veces le daba un poco de mi desayuno. Cuando tenía diez años, era sólo un niño que quería jugar con los amigos y me preguntaba por qué todo era tan difícil. Ahora le doy mucha importancia a esos sacrificios porque me han permitido llegar hasta aquí", relata un emocionado Felipe Melo.

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