El Real Madrid acumula ocho victorias en los últimos nueve partidos, incluyendo el Clásico frente al Barcelona en el Camp Nou (1-2). El único partido que han perdido fue el de la ida ante el Wolfsburgo (2-0), y el error ya lo han subsanado con una remontada muy celebrada en el vestuario. Una buena racha que ha tenido premio en forma de semifinales de la Liga de Campeones y en la Liga, donde han vuelto a reengancharse tras recortar 8 puntos en las últimas tres jornadas.
El conjunto blanco atraviesa un buen momento de forma. Los resultados les acompañan, pero Zinedine Zidane no está del todo satisfecho. Esta semana no ha visto la misma intensidad en sus futbolistas y les ha dado un toque de atención. Ha detectado un exceso de euforia dentro de plantilla, y así se ha hecho saber a los jugadores. "No se ha ganado nada todavía", les ha avisado.
"El partido de mañana (en Getafe) no me gusta nada porque parece que vamos a ganar fácil. No es momento de bajar la guardia. Es el ambiente lo que no me gusta y los jugadores lo saben", afirmaba. Lo sabían porque Zidane había hablado con ellos antes de dar explicaciones en la rueda de prensa.
Zidane fue el primero en disfrutar en el Camp Nou de la victoria ante el Barcelona o de la remontada ante el Wolfsburgo. Felicitó a los jugadores, pero no le gusta lo que ha visto desde entonces y por eso les ha dado un tirón de orejas.
El sábado, ante el Getafe tienen un partido trampa. El equipo azulón, desde ahora dirigido por el exjugador madridista Juan Eduardo Esnáider, sólo ha sumado dos puntos de los últimos 36. El Real Madrid está excesivamente confiado , según Zidane, y no quiere perder la estela del Barcelona después de haber vuelto a la pelea por la Liga. De una manera un tanto inesperada.