"A ver si ganamos el martes… bueno, aunque primero a ver si ganamos hoy". En los instantes previos al partido entre Real Madrid y Eibar en esta jornada de liga, nadie en el Bernabéu pensaba en los de Mendilíbar. La frase que encabeza este artículo se escuchaba en los aledaños, en la grada, y hasta en la zona noble. Probablemente incluso hasta en el vestuario blanco. Como si de un arrepentimiento repentino se tratara, tratando de dar importancia a la competición local, pues el discurso oficial dice que así debe ser, por más que casi todos la den por perdida. El Eibar era un convidado de previa a una preparación para el partido de Champions frente al Wolfsburgo, la verdadera obsesión, pero podía convertirse en el verdugo de un juicio sumarísimo si las cosas salían torcidas. Nadie pensaba en ellos, a nadie inquietaba lo que fuera a ocurrir… Salvo que aquello acabara en catástrofe, pues ganas no faltan en el coliseo blanco de darle un escarmiento a su equipo si la temporada no acaba con algún éxito. O al menos, alguna sensación.
Sin embargo, el plan de la tarde le salió perfecto al Madrid, dispuesto a ganar tres puntos que metieran algo de presión en la lucha por la Liga, pero que no le hipotecaran en su gran objetivo: la remontada al Wolfsburgo. Con Ramos, Benzema, Bale, Modric, Marcelo, Kroos, Danilo, y hasta Navas descansando, sería uno de los que afrontaban el partido con más interés, James Rodríguez, quien lo encarrilaría en apenas cinco minutos. El colombiano acertó con un gran golpeo en una falta al borde del área, que le sirvió para evitar potenciales silbidos en contra de sí mismo y del equipo, aprovechando el primer regalo de un Eibar demasiado naif en defensa.
Y es que los de Mendilíbar, en su peor momento de la temporada, pese a tener la permanencia atada con 38 puntos, fueron en la primera parte un juguete en manos de un equipo de Zidane ávido de confianza, reivindicaciones, y sangre para calentar la mirada de cara al martes. Atrás queda aludir al `espíritu de Juanito´, del que los aficionados ya se han empezado a hartar. El Bernabéu pide fútbol, intensidad, orden, criterio, y sudor, sobre todo, como el camino para voltear a los alemanes.
Pero ante un Madrid plagado de reservas y con los nervios esperando a porta gayola, cada intento de ataque de los visitantes se convirtió en una contra letal, o casi, de los blancos, que tras la falta sobre Jesé que dio lugar al gol de James, aprovecharon tres descuidos más de los visitantes para llegar al descanso con todo resuelto, favoreciendo a Zidane su trabajo de pensar cuanto antes en la Champions. La infantil valentía del Eibar la castigaron una vez tras otra Jesé, Lucas Vázquez y Cristiano Ronaldo (éste no descansó ni un segundo), para, en una clase magistral de contragolpear en equipo, llegar con 4-0 al intermedio. Los armeros esta vez fueron balsámicos para un Real Madrid que ser permitió reservar y no sufrir un ápice, demostrando ese fondo de armario que a veces se le achaca pero que esta vez fue sobradamente suficiente.
Con todo resuelto, la segunda parte fue un mero formalismo deportivo, pero plagado de detalles de cara al duelo europeo. El primer sustituido de Zidane fue un ovacionado Casemiro que parece alcanzar el galón de imprescindible, al que el francés mimó dándole reposo para que en 72 horas sea un perro de presa ante el enemigo teutón. Quién le iba a decir al brasileño hace tres meses que acabaría la temporada como pieza imprescindible. Así lo admitió Zidane, y así se lo premió el Bernabéu al retirarse. Todo lo contrario que a un Danilo al que un importante sector de la grada le tiene ganas, seguramente justificadas, como demostró cuando le pitó de forma notoria al reemplazar a Carvajal, por quien la afición tomó partido sin duda. El brasileño, voluntarioso, arrancó algún aplauso en la recta final, pero si el martes, Zidane repite con él como titular, la situación puede ser imprevisible. El madridismo ha tomado la palabra en el duelo del lateral derecho, y lo ha hecho por Carvajal.
En lo demás, dejó pocas dudas el Madrid. Quizá la defensa del balón parado, que puede ser decisivo cerrar para no encajar ante el Wolfsburgo. Escalante, en la primera parte, y Bastón, en la segunda, remataron francos en las mejores ocasiones vascas, siempre en jugadas de estrategia, generando cierta inquietud ante el duelo europeo, donde los alemanes se resguardarán y confiarán en hacer daño desde la pizarra. El del Eibar, además, era un día para aprovechar por James e Isco. El primero en ataque sólo lució en el gol, aunque gustó su derroche defensivo en varias acciones en la reanudación. Al segundo no le faltó voluntad, pero le volvió a sobrar ese último recorte que le hace perder la ventaja y al defensa encimarle cuando parece perdido. Apenas un segundo que puede marcar su futuro como blanco, y que le hará tener muy difícil ser partícipe de un partido vertiginoso como planteará Zidane el próximo martes.
Ficha técnica:
Real Madrid (4): Casilla; Carvajal (Danilo, m.64), Nacho, Pepe, Arbeloa; Casemiro (Kovacic, m.54), Isco, James; Lucas Vázquez, Jesé (Borja Mayoral, m.76) y Cristiano Ronaldo.
Eibar (0): Riesgo; Capa, Ramis, Pantic, Luna; Dani García, Escalante, Adrián (Borja Bastón, m.46), Jota Peleteiro (Juncà, m.46), Keko (Hajrovic, m.71); y Sergi Enrich.
Goles: (1-0): James Rodríguez (m. 5); (2-0): Lucas Vázquez (m. 18); (3-0): Cristiano Ronaldo (m.20); (4-0): Jesé (m. 40).
Árbitro: Sánchez Martínez (murciano). Mostró tarjeta amarilla a los locales y a los visitantes Dani García, Escalante, y Ramis y al local Danilo.
Incidencias: partido disputado en el estadio Santiago Bernabéu, perteneciente a la 32ª jornada de la Liga BBVA.