Salvo que la Champions depare un nuevo enfrentamiento entre Atlético de Madrid y Real Madrid, el conjunto de Simeone habrá acabado la temporada siendo mejor que su eterno rival, como mínimo, en los enfrentamientos directos. La posición final en la Liga y el desenlace europeo terminarán por definir quién manda en la capital de España en el curso 2015/2016.
Por segundo año consecutivo el Atlético acabaría el año desesperando a sus vecinos en los duelos directos. En la 14/15, victorias ligueras en el Bernabéu y en el Calderón (1-2 y 4-0). Triunfo copero en el Manzanares y empate en la vuelta que le daba el pase a los hombres del Cholo (2-0 y 2-2). En Champions, empate y victoria blanca (0-0 y 1-0) y en la Supercopa de España, empate en Chamartín y título en territorio indio (1-1 y 1-0).
Con cinco victorias, cuatro empates y una sola derrota rojiblanca desde Lisboa, el aficionado madridista salía del Bernabéu tras el último derbi con un pensamiento en la cabeza: "Menos mal que se ganó en Lisboa". Lógicamente cualquier victoria posterior será inferior a la conseguida en una final de la Champions, pero últimamente los que sacan pecho los lunes en el trabajo o en el colegio son los atléticos. Por esa razón, a día de hoy, la capital de Portugal y el gol de Chicharito en la pasada Liga de Campeones son la única tabla de salvación para los madridistas.
Un Bernabéu desganado
"Nunca lo vamos a olvidar", rezaba el tifo del fondo sur del Santiago Bernabéu antes del partido. Así empezó el derbi entre Real Madrid y Atlético, con una alusión clara a la Décima conseguida en 2014. La afición local tardaría poco en perder el ímpetu del inicio y lo hizo por varias razones. La primera, el mal fútbol que se vio sobre el césped, y la segunda, la falta de motivación de sus jugadores.
El Atlético llegó al choque jugando domingo, miércoles y sábado. Tres partidos en siete días. El Real Madrid, toda la semana trabajando en Valdebebas. El equipo más cansado llegaba un segundo antes a todas las jugadas y eso fue inquietando poco a poco a la grada, que veía a sus jugadores sin ninguna capacidad para romper el muro defensivo del Cholo.
No fue un gran partido del Atlético en campo rival. Fue el típico encuentro de los rojiblancos. Idea de juego clara, no preciosista, rozando un gris oscuro en muchas fases, pero con una idea y un estilo que arrancó en 2012. Cuatro años de identidad cholista. El Bernabéu sólo se vino arriba cuando vio a uno de los suyos en el campo: Borja Mayoral. Echa de menos el coliseo blanco un Raúl al que ver sangrar para ganar un derbi y una identidad que consolidar año a año.
Tal era la desmotivación general en la grada que el penalti obviado de Gabi a Danilo no convirtió al Bernabéu en una marea de aficionados a punto de comerse al colegiado. De hecho hubo más pitos hacia los futbolistas y hacia el palco que para Clos Gómez.
Isco y James escucharon música de viento al ser cambiados, Danilo, pese a ser uno de los mejores, también recibió su ración diaria, Kroos, Cristiano… La grada tuvo para casi todos, incluido el presidente, Florentino Pérez.
Sólo la Champions motiva ya al madridismo y los comentarios de Ronaldo tras el partido no ayudan a pensar en un equipo unido aunque la Liga de Campeones pone de acuerdo a cualquiera.
Un Atlético histórico
Entre silbido y silbido, los únicos que disfrutaron fueron los jugadores y los aficionados del Atlético de Madrid. El año pasado fueron Arda Turan y Fernando Torres los dos jugadores cuyos goles silenciaron el Bernabéu y esta temporada le tocó a Griezmann. ¿Cinco partidos sin marcar gol? ¿No suele aparecer ante los grandes? Griezmann sacó el arco y las flechas y dio el triunfo a su equipo. El pasado, borrado de golpe.
Caras largas en un lado y sonrisas históricas en el otro. Ningún equipo había logrado antes ganar tres temporadas seguidas en el Santiago Bernabéu en Liga. El Atlético de Simeone es el único. 0-1, 1-2 y 0-1. Otra razón más para llegar el lunes a la oficina con la cabeza bien alta y para no ver la Liga demasiado larga. ¿Habrá duelo en la Champions?