Philippe Bordas era un fotógrafo con una larga experiencia en reportajes en África. Había retratado a luchadores de Senegal, boxeadores en Kenia o cazadores en Mali, cuando una editorial francesa lo llamó en 2006 para realizar un trabajo totalmente distinto. Si lo aceptaba, tendría que cambiar la sabana por los estadios de fútbol. "No había visto un partido en mi vida", recuerda Bordas, que aceptó el encargo como un "reto" que le llevaría a estar junto a Zinedine Zidane en sus últimos 100 días como futbolista.
"Él quería ser parte de la historia mediante el fútbol. Se fijó en otras obras, pero él quería algo único. Ya tenía pensado qué fotos quería. Las que antes no le habían hecho". Bordas lo consiguió en poco tiempo, pero la derrota ante Alemania en la final del Mundial de Alemania 2006, en un partido que acabaría pasando a la historia por el cabezazo de Zizou a Materazzi, cambiaron los planes. El hoy entrenador del Real Madrid no quiso saber nada de las fotografías que le habían tomado. Hasta ahora.
Desde esta semana, y hasta el 18 de marzo, en el Instituto Francés de Madrid se puede puede ver la exposición Zz Zidane con todas sus letras, la recopilación de las mejores imágenes, todas ellas en blanco y negro, y que Zizou quiso desterrar. "La imagen que más le impactó a Zidane fue la que salen su padres llorando en la grada", asegura Bordas tras pensarlo durante unos segundos. Se refiere al último partido que vivió con el Real Madrid. Fue ante el Villarreal en el Santiago Bernabéu. "Me impresionó la voluntad de la familia de querer estar todos juntos. Zidane y su familia decían que no iban a llorar, pero ninguno pudo evitarlo", recuerda. Hay diez fotos de la familia del exfutbolista francés en el palco de esa tarde del 7 de mayo de 2006. Así, aparecen sus hijos, hermanos, esposa y sus padres, quienes "educaron a Zidane una dictadura de la modestia".
El entrenador blanco es imagen de una marca de ropa en la actualidad, pero Bordas nos confiesa que Zidane no está cómodo ante una cámara. "Él nunca se ve guapo, pero es el mejor modelo que he conocido en mi vida. Todas las fotos salen bien y a la primera. Es paciente y tranquilo. Su timidez esconde una postura fría que sobresale por la mirada. Su mirada transmite mucho. Me recuerda a la de Clint Estwood. Tiene una mística secreta", afirma.
Pero si hay una fotografía que recuerda con cariño Zidane, ésa es en la que posa junto al fallecido Alfredo Di Stéfano. "No para de hablar. Se movía sin cesar", señala sobra La Saeta Rubia el fotógrafo, que cuenta que sostuvo la bandera a la pared con dificultad y no había más luz que la natural.
Después de cien días juntos, Zidane perdió la timidez y hasta dejó que le fotografiaran sin camiseta por primera vez en su vida. Esta confianza, que fue creciendo con el paso de los días de convivencia entre el artista y el modelo, tuvo como resultado la obra de Philippe Bordas. Una recopilación de imágenes históricas y únicas sobre uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.