James Rodríguez es el alumno del que todo el mundo espera grandes cosas. Con talento a rebosar, lo que se espera de él no es otra cosa que el éxito, pero la realidad es bien diferente. En su segundo curso, este alumno brillante está decepcionado y según cuentan desde Valdebebas, está el último de la clase, al menos físicamente. Está peor que el resto.
En el mes de enero, Zidane tiene un planning colectivo para el equipo. Sin partidos de Copa del Rey, los jugadores descansan. Los martes tienen una sesión suave de recuperación. Miércoles y jueves suben la intensidad al máximo para realizar una sesión más relajada el viernes y si el partido es el domingo, el sábado hacen un entrenamiento táctico. Este es el programa general pero James, al margen del resto, está teniendo un plan específico.
Cuando terminan los entrenamientos, el colombiano se queda en Valdebebas para realizar horas extras. Es parte de su hoja de ruta establecida por los preparadores específicos del Real Madrid. ¿Cuánto tiempo? Eso depende de la carga de trabajo que hayan tenido en el entrenamiento de ese día. A diferencia de la situación que vivía con Benítez, James acepta la crítica de su entrenador y reconoce que no está bien físicamente. Acepta con naturalidad que haya sido suplente en los primeros partidos con Zidane y asume que no está bien por su anterior etapa donde lo paso mal mentalmente. Por ahora no está molesto con esta situación.
Para Zizou, James es un futbolista importante. Quiere recuperarle y lo hace con tacto. Le dice que no tenga prisa e incluso barajan que hasta finales de febrero quizá no estará al 100%. El entrenador francés no se casa con nadie. Ni con Varane, que llegó al Real Madrid por su consejo, en su pelea por ser titular en el centro de la zaga. Decide en función de los entrenamientos, la calidad del futbolista y el físico de los jugadores y, de momento, Isco, que es su competencia directa, está encantando a Zidane. Veremos si el domingo ante el Betis James es titular ante la baja de Gareth Bale.