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¿Qué fue de Jean-Marc Bosman, el hombre que cambió el fútbol?

El caso Bosman, del que se cumplen 20 años, cambió por completo el mundo del fútbol. Todos los jugadores se beneficiaron, menos uno, el propio Bosman.

El caso Bosman, del que se cumplen 20 años, cambió por completo el mundo del fútbol. Todos los jugadores se beneficiaron, menos uno, el propio Bosman.
Bosman cambió para siempre el mundo del fútbol | EFE

Un hombre revolucionó el mundo del fútbol hace 20 años. Gracias a su denuncia, se permitió el libre tránsito laboral de los futbolistas. Jean-Marc Bosman, un nombre que a muchos jóvenes aficionados al fútbol ni siquiera suena, llegó a ser internacional por Bélgica en selecciones inferiores, pero que fue vital en la nueva configuración del fútbol moderno. Bosman logró que no se limiten el acceso de los jugadores profesionales extranjeros ciudadanos de la Comunidad Europea a las competiciones que organizan y que los clubes de fútbol no pudieran exigir y percibir el pago de una cantidad de dinero con motivo de la contratación de uno de sus jugadores por parte de un nuevo club empleador habiendo terminado su contrato.

En diciembre de 1995, se obró el milagro. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea concedió la victoria a Bosman. A partir de ese día, las principales ligas de fútbol del viejo continente se convirtieron en un mundo multicultural. Un nuevo sustantivo recorría las altas esferas de todos los clubes: "Bosman".

La importancia de Bosman en el fútbol


El 'Caso Bosman' supuso un beneficio inmenso a los jugadores que finalizaban sus contratos, quienes a partir de entonces ya no necesitaron de la autorización de sus anteriores clubes para negociar jugosos acuerdos con otros equipos y decidir el destino de sus carreras. Es decir, ahora los jugadores que terminan contrato pueden negociar libremente su futuro con el equipo que deseen sin tener que rendir cuentas a su antiguo club. Y además, los jugadores cuya nacionalidad pertenece a la unión europea, dejaron de ocupar plaza de extranjero.

Esto cambió la balanza de poder y terminó disparando el valor de los jugadores en el mercado. Todos salieron beneficiados. ¿Todos?, no, mentira, para un hombre, Bosman, la sentencia cavó su tumba como jugador y casi también lo hace como persona.

Curiosamente, y en contra de lo que su propia ley imponía, a Bosman le pusieron los grilletes tras rematar contrato. Su carrera llegó a su fin con un traspaso frustrado al Dunkerque, de la Segunda División gala.

No solo para los jugadores supuso un gran avance, los clubes también sacaron tajada. A partir de ahora, podían pescar mirlos blancos a bajo coste, sin preocuparse de la nacionalidad. Todos los jugadores que tuvieran pasaporte comunitario, no contaban dentro del cupo de tres extranjeros por equipo.

Los mejores jugadores nacionales tenían un caché prohibitivo para la clase media y baja, sin embargo, fuera de nuestras fronteras había infinidad de gangas. El Deportivo de la Coruña, el máximo exponente de cómo aprovechar el caso Bosman, vivió sus años dorados coincidiendo con la nueva ley. Llegó a ganar una Liga y tuvo plantillas que llegaron a juntar 22 jugadores nacidos lejos de nuestras fronteras.

¿Quién es Bosman?

Bosman nació en 1964 en Montegnée, un barrio de Lieja. Aún hoy vive en la región. Lo mejor que el futbolista logró durante su corta carrera fueron dos partidos de Copa UEFA ante el Tirol y el Rapid de Viena.

Bosman era un centrocampista del montón. Sin calidad ni físico, nunca destacó en el fútbol profesional, a pesar de que apuntaba maneras cuando era adolescente: llegó a ser internacional con bélgica en categorías inferiores. Su carrera empezó en el Standard de Lieja, pero pronto cambió de equipo y lo hizo apostando fuerte. Se fue al máximo rival del Standard en la propia ciudad de Lieja, el RFC. Cuando su contrato terminó en 1990, el club quiso prolongarlo pero ofreciéndole un sueldo ridículo. La propuesta de renovación, de cara a la galería, era una ofensa. Bosman rechazó la oferta e intentó fichar por el Dunkerque francés. El RFC pidió a los galos un traspaso, de nada más ni nada menos, que de 600.000 euros. Una cantidad prohibitiva para cualquier club que pudiera tener interés en un jugador menor como Bosman. Fue a raíz de este hecho, cuando el belga comenzó su cruzada.

El secretario general del sindicato internacional de jugadores, Theo van Seggelen, alabó la actitud de un Jean-Marc que nunca se rindió. "Muchos intentaron disuadirlo y le ofrecieron mucho dinero".Bosman jamás aceptó y, desaconsejando a todo el mundo, siguió adelante con su batalla particular. Nadie, durante los cinco años que duró el proceso, le tomó muy en serio. Sí lo hizo el tribunal que juzgaba su caso y que cambió para siempre el fútbol profesional con su sentencia. Las secuelas de la tremenda batalla fueron muchas. El propio Bosman daba cuenta del tremendo desgaste que le supuso el litigio: "Tras un proceso así contra una de las organizaciones más poderosas del mundo tu vida se convierte en una tortura".

La brutal caída de Bosman

A pesar de ser él el hombre que revolucionó el mundo del fútbol, Bosman nunca obtuvo ventaja, ya que todos los clubes lo rechazaron. Visto como el enemigo, era como la peste. En la temporada 1995-96, jugó aún siete partidos para el Visé. Luego empezó su brutal caída.

Le fue mal en un negocio de camisetas (esperaba que iba a tener respuesta de sus colegas de profesión como un gesto de agradecimiento, pero sólo el hijo de su abogado compró una) y tuvo problemas de impuestos.

En 2011 fue condenado por agredir a su novia y sentenciado a un año de prisión en 2013. Fue cuando apareció el sindicato de futbolistas profesionales, Fifpro, para ayudarlo.

"Hubo muchos problemas, pero estoy mejor ahora", le contó Bosman a la BBC tras ser consultado sobre su período en prisión, bancarrota y alcoholismo. "Mi vida ha comenzado de nuevo. He recobrado la fuerza y me siento motivado. No ha sido fácil conseguir trabajo después del veredicto, pero no me quejo. El túnel está cerca del final", afirmó.

Bosman ve con tristeza en lo que se ha convertido su propia ley

"El fútbol se convirtió en un negocio, los jugadores ganan cifras astronómicas y ya no se respetan los contratos. Los futbolistas fueron puestos en libertad de inmediato, pero no entienden hoy en día lo que significó la sentencia», indicó el belga en una entrevista con la revista alemana Kicker. «Quisiera que los futbolistas de hoy comprendan que un hombre luchó por ellos hace 20 años hasta las últimas consecuencias», añadió antes de asegurar que "fue una ley positiva, pero fue utilizada para el propósito equivocado".

El exjugador belga es ahora un portavoz de Fifpro en la campaña que lleva adelante el sindicato para abolir completamente el pago por el fichaje de jugadores, una batalla de más de 125 años entre los clubes y los futbolistas.

Pese al triunfo judicial en 1995, los clubes suelen tener la última palabra en el mercado de fichajes.

El eterno tira y afloja ha tenido nuevos episodios en los últimos años y según Fifpro los clubes, con ayuda de los organismos reguladores como la UEFA y la FIFA, han recuperado el control sobre los futbolistas.
"Nosotros no estamos tratando de matar a los clubes más grandes ni las ligas", dijo el secretario general del sindicato, Theo van Seggelen.
"El deporte es inusual, pero debe ser razonable. Es una actividad económica, un negocio y debe respetar las leyes", dijo el dirigente.

Es por eso que para Bosman su lucha no ha terminado.
"En mi época los clubes vendían gallinas, caballos, mulas y cerdos, pero no humanos".

"Los jugadores deben ser considerados como trabajadores, punto. De eso se trata la ley Bosman, y debemos regresar allí", aseguró.

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