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El Villarreal le enseña al Madrid cual es su realidad (1-0)

Un solitario gol de Soldado decidió un encuentro en el que el Real Madrid decidió no comparecer hasta la segunda parte.

Soldado celebra el gol | EFE

El Real Madrid tiene una lista de errores o problemas más larga que la lista de la compra de una familia numerosa adinerada. En defensa, en el centro del campo, en ataque, en el repliegue, en el juego asociativo, en la presión, en las posiciones en las que juegan determinados futbolistas y sobre todo, en la actitud de los jugadores que son incapaces de hacer un partido completo a excepción del todopoderoso Malmoe. Después del empate del Barcelona ante el Deportivo, es imperdonable que el Madrid no compareciera en El Madrigal hasta la segunda parte.

Se puede señalar a los jugadores, al entrenador, alabar a un gran Villarreal pero con la diferencia que hay entre ambas plantillas y comparando el juego de cada uno de ellos, el problema de esta lista se reduce a uno: fútbol. El Madrid tiene un problema de fútbol. El Madrid de Benítez es un galimatías. No se sabe a qué juega y estamos a mediados de diciembre. ¿Domina los partidos? No. ¿Es letal al contraataque? No. ¿Juega por las bandas? No. ¿Presiona arriba? No. ¿Esperan atrás con líneas ordenadas y juntas? No. ¿A qué juega este Real Madrid? El conductor de este transatlántico da volantazos y ya no se puede escudar en las estadísticas. Se supone que con Benítez llegaba el orden, la táctica personificada y un estilo reconocible. Se nota y se sabe, que no hay feeling entre los jugadores y él y eso se traslada al terreno de juego.

¿A qué juega este Real Madrid?

Si hubiera alguien que mandara y fuera respetado en el vestuario, sería imposible que el Real Madrid saliera con bolsillos en sus pantalones, las manos dentro y a pasear por Villarreal. Debieron estar ensayando toda la semana pelotazos de los dos centrales o Casemiro a los laterales –la BBC sólo jugó por dentro-. Ese fue el único recurso del Madrid durante 45 minutos. Millones y más millones para jugar al pelotazo. Y enfrente no es que estuviera el Villarreal y la táctica revolucionara de Marcelino. No. 4-4-2 con el que llevan jugando años. Como hicieron el jueves en la Europa League. Dos días menos para preparar el partido y por supuesto, no fue una excusa para un equipo que sí tiene un estilo reconocible.

La BBC, con Bale en la derecha otra vez, no abría el campo, James no aparecía y Modric estaba sólo ante todos los centrocampistas del Villarreal. Así llegó el único gol del partido. El croata, con exceso de confianza pero sin apoyos, pierde la pelota en la frontal del área. Bruno le robó la cartera y Soldado marcó por debajo de las piernas de Keylor Navas. Y pudieron ser más. El Madrid era un cadáver que sólo se alimentaba de los errores del rival o de un pelotazo esporádico. Ante el Getafe en casa o ante el Malmoe puede bastar. Ante este Villarreal es insuficiente. Es un bofetón de realidad.

Entre Bakambu y Soldado se comieron a Pepe y Sergio Ramos y no marcaron más exclusivamente por mala puntería. La misma que le faltó a un cambiado Real Madrid en la segunda parte. Fueron dos caras, como le está pasando toda la temporada al equipo. Sigue diciendo Benítez que son cosas "que no se pueden explicar". Mes de diciembre y el entrenador sigue sin saber por qué sufren desconexiones de 45 minutos.

Sin puntería en la segunda parte

¿Por qué el Madrid salió con otra actitud en la segunda parte? Esa es la pregunta. Sea cual sea la respuesta que nadie conoce, tras el descanso el Madrid adelantó líneas, presionaron más arriba, la BBC empezó a moverse más sin la pelota y sobre todo, subieron el ritmo. Así consiguieron en dos minutos embotellar al Villarreal. Tampoco necesitaron mucho para ello. Danilo y Marcelo de extremos e hinchándose a centrar balones al área. Para eso, quizá hubiera sido mejor Lucas Vázquez que el brasileño que todavía no ha demostrado tener nivel para jugar en el Real Madrid. Benzema tuvo una clara con un cabezazo, a Ronaldo le hicieron un penalti claro y James realizó una gran jugada individual con dos amagos excepcionales. Pero ya está. Tampoco mucho más. El Madrid lleva 23 goles menos que a estas alturas de la temporada pasada, pero Benítez dice que son el equipo que más dispara.

Los cambios también son dignos de mención. Hasta el 73 no salieron Isco y Kovacic y Jesé en el 43. Por cierto, al final, Benítez dio la orden de que Bale jugara de lateral izquierdo y éste parece que ni se lo creía. Lo aceptó de aquella manera y tuvo que ser el canario quien defendiera en varias ocasiones. Bofetón de realidad el que ha recibido el Real Madrid que cuanto antes haga autocrítica, antes saldrá de este juego soso, que no dice absolutamente nada y, por supuesto, que no ilusiona al aficionado. El punto del Barcelona al final fue hasta bueno para los azulgrana.

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